VALÈNCIA. El blockchain nació en el año 2008 con un propósito muy claro que era el de crear dinero digital. Punto. La capacidad del blockchain para cambiar el mundo, para descentralizarlo todo, como garante de la trazabilidad o para abaratar y democratizar servicios vino después. La observación es de Alberto Gómez Toribio, pionero y uno de los mayores expertos en nuestro país sobre blockchain, quien insiste en ligar los orígenes de esta tecnología a las criptomonedas y, más concretamente, el bitcoin.
Sin embargo, con el paso del tiempo se ha ido fraguando una doble narrativa. Está, por un lado, el discurso blanco del blockchain como una tecnología disruptiva capaz de reinventar el mundo y sustentar proyectos muy innovadores, frente al discurso cripto, mucho más turbio y asociado a la especulación, al blanqueo de capitales o a la financiación de Gobiernos corruptos apoyándose, sobre todo, en la excesiva volatilidad de las criptomonedas.
Lo curioso es que la misma dicotomía nos encontramos cuando se traslada el discurso a las oportunidades de negocio con la tecnología blockchain. Mientras que algunos extienden su utilidad a los sectores más variopintos, Gómez Toribio se empeña en gritar aquello de que el rey va desnudo y que las únicas y verdaderas oportunidades de negocio se dan solo en el sector financiero y, dentro de esta vertical, distintas variantes, como las ICO o los exchange. Todo lo demás son, en su opinión, soluciones que podrían resolverse con otras tecnologías ya existentes y en las que el blockchain no aporta valor diferencial alguno. La explicación principal a esa proliferación de negocios que llevan a gala el aprovechamiento de esta tecnología la encuentra “en una desinformación generalizada” y en una serie de intereses creados, sobre todo, por parte de las consultoras. Lo sabe porque él ha trabajado en alguna.
“No es cuestión de falta de madurez de la tecnología, es cuestión de un uso inadecuado, es que la propuesta de valor en determinados usos del blockchain no existe. Tú usas algo cuando puedes mejorar, este es mi razonamiento, y aplicar blockchain a los proyectos en los que se está empleando no los hace mejores, no incrementa su rendimiento, no incrementa sus beneficios, no incrementa su eficiencia. No lo hace. Y te diré el punto importante a la justificación de esto. Los proyectos que vemos triunfar actualmente, si te paras a analizarlos en detalle, verás que eran procesos antes manuales que se han digitalizado. Obviamente, esto tiene muchas ventajas, pero la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿las ventajas que se están obteniendo es consecuencia de digitalizar el proceso o es consecuencia de aplicar blockchain? Esta es la verdadera reflexión”.
Llama, sin embargo, la atención el hecho de que las startups que se encuentran a la otra orilla, es decir empresas emergentes que hacen uso del blockchain fuera del sector financiero, no desmienten las afirmaciones de G. Toribio. Por ejemplo, Pedro Martín, CEO de Visualeo, es uno de los que se vale de esta tecnología en una solución que ayuda a conocer en remoto el estado de un producto o un bien. Reconoce que el proceso que aplican para obtener las verificaciones podría resolverlo perfectamente con la tecnología existente, “pero, tanto nosotros como otras muchas startups, pensamos que el blockchain es una tecnología emergente cuya evolución puede dar muchas sorpresas, por eso queremos conocerla y utilizarla para, por si acaso un día estalla, estar ahí, en la parrilla de salida. Creo que es lo que sucede con todas las tecnologías nuevas, ¿no?, que al principio conviven con lo antiguo hasta que se imponen ¿o es que cuando apareció el email no había mucha gente que todavía se comunicaba por carta?”, argumenta. En cualquier caso, Pedro Martín sostiene que, en su caso, el blockchain sí aporta valor, aunque, al margen, hayan tenido que desarrollar una tecnología propia.
Pero no es solo en las certificaciones, también apoyándose en el blockchain existen numerosos proyectos basados en la trazabilidad en la cadena de suministro orientadas, sobre todo, al sector alimentario. Valgan, por citar algunos, los casos de startups como Trazable, Mercatrace, GPL Chain o NutraSign. Sin embargo, en opinión de G. Toribio, la cadena de bloques tampoco es eficiente para este caso de uso si se tiene en cuenta que el blockchain no es una base de datos sino más bien un libro contable en el que solo pueden recogerse transacciones.
Pablo F. Iglesias, consultor de Presencia Digital y Reputación Online en PabloYglesias.com, entiende que el blockchain, “no es más que la mejor manera que hemos encontrado hasta el momento de compartir algo (información, transacciones económicas, datos) dentro de un sistema que puede ser auditado por cualquiera, de manera que sabemos a ciencia cierta que en un momento dado se hizo X transacción”. Sin embargo, matiza que “una cosa es que sea la mejor manera que hemos encontrado, informáticamente hablando, de compartir información en una cadena y otra bien distinta que esto sea la panacea a todos los problemas de comunicación, interoperatividad y logística que tenemos en nuestra sociedad”.
Para Fernando Rodríguez, programador con más de 20 años de experiencia y uno de los responsables de la plataforma de formación de desarrolladores KeepCoding, más que una tecnología disruptiva, el blockchain es “una tecnología de chichinabo que tiene más de 20 años, pero combinada de una manera brillante”. Sin embargo, él si cree en su potencial para transformar sectores, empezando por la banca y siguiendo por el legal o el energético. No obstante, reconoce que “aún no se sabe todo lo que el blockchain puede cambiar. Estamos todavía en un momento similar a cuando empezó la web y hay muchos intereses por medio, pero ¿quién le iba a decir a nuestros abuelos que se podría conocer a la pareja o reservar un hotel en la otra parte del mundo sin moverse de casa?”.
Ya se verá. Como dice Gómez Toribio parafraseando a Warren Buffet “solo sabremos quién se estaba bañando con bañador y quien no cuando la marea baje”. Y parece que ya empieza a hacerlo porque una de las anotaciones del último Mapa del Emprendimiento presentado esta semana por los organizadores de South Summit hablaba, concretamente de la pérdida de pulso de proyectos relacionados con el blockchain.