Mañana viernes sale a la venta el tercer elepé del grupo valenciano. Un disco continuista en su esencia ideológica y su espíritu activista, pero que supone un salto de pértiga en otros aspectos. Más y mejor producción, varias incursiones en los ritmos latinos (que no en el reggaeton) y colaboraciones de artistas como Kase O, Zatu, Ana Tijoux o David Ruíz, de La M.O.D.A
VALÈNCIA.
“He sido pobre toda la vida. También mis padres, y sus padres. Es como una enfermedad... que se transmite de generación en generación. Infecta a todas las personas que uno conoce... pero no a mis hijos. Ya no. Todo esto es de ellos ahora. Nunca maté a nadie en mi vida, pero si quieres que comience contigo, adelante, viejo. A ver si puedes tomar la pistola antes de que te vuele del porche”.
Toby (Comanchería. David MacKenzie, 2016)
Los Chikos del Maíz han vuelto “como un golazo en el descuento”; justo cuando el púlpito del rap político en España amenazaba con quedarse sin grandes predicadores. El grupo valenciano fundado por Ricardo Romero (Nega) y Toni Mejías (El Sucio) -al que recientemente se ha sumado el dj Plan B- vuelve a una escena, la del hip hop, que ha cambiado de rostro. Dominada por otros ritmos, otro discurso, otra faz comercial. Una escena cuyos nuevos popes se dirigen a un público aparentemente descreído, al que le importan un rábano las rimas y la orfebrería fina del verso. Una nueva generación de espectadores que no le hace ascos al playback, corea al que llora en la limo y baila a la del fucking money man. Menudo percal para volver al ruedo y hablar de asuntos tan poco coloridos como los refugiados palestinos, la guerra en Yemen, las industrias contaminantes o los gobiernos corruptos. Adónde voy yo mentando a Kerouac, a Haneke o a Miguel Hernández. Menudo confeti de desgracias. A que no me como un colín.
Esta es la interpretación (bastante libre) de los miedos y las incertidumbres que han acompañado a Los Chikos del Maíz durante estos tres años de silencio discográfico, en los que sin embargo ya se estaba gestando el elepé -el tercer de su trayectoria- que mañana sale a la venta en toda España bajo el título de Comanchería. En realidad, Nega lo explica así: “Componer un disco nuevo siempre es estresante, pero este lo ha sido mucho más. Hacía mucho tiempo que no sacábamos material nuevo, y teníamos al principio muchas dudas sobre si encajaríamos en esta escena nueva en la que todo el mundo hace reggaetón. Todo ha cambiado mucho. Y además nosotros tenemos ya unos años… Pero la respuesta del público, incluso antes de salir el disco, ha sido alucinante. Así que nuestros miedos están disipándose rápidamente”.
El suyo es un regreso anunciado. A principios de enero varias estaciones de metro de Madrid y València amanecieron con marquesinas gigantes dando la noticia-, y desde entonces el grupo ha servido dos videosingles -“Valerie Solanas (Stop Making Stupid People Famous)” y “Barrionalistas”-, ninguno de los cuales están incluidos en esta nueva remesa de 14 canciones que lanza mañana la discográfica Boa Records. Su objetivo era “calentar” al personal, tantear el terreno. Poco después llegó el primero de los tres videoclips que sí anticipaban el esperado Comanchería. El resultado agregado de todo ello son cientos de miles de visualizaciones y miles de entradas vendidas para una gira a seis meses vista para presentar un disco que todavía no ha visto la luz.
Bien, pero ¿qué traen de nuevo estos dandis de clase obrera? Aquí van cinco claves:
Siempre ha estado ahí, es una de sus señas de identidad más evidentes, pero nunca se había expresado de forma tan gráfica. La propia portada del disco se presenta como el cartel de un western moderno. Nega y Toni, como Toby y Tanner en la película de David MacKenzie que da nombre al disco, se nos presentan como dos hermanos asalta bancos travesando una pradera bañada por una luz crepuscular texana.
Esta es solo la primera de una larga lista de referencias cinematográficas, insertas en los versos y ancladas desde el mismo título de las canciones: El extraño viaje -en referencia a la obra maestra de Fernando Fernán Gómez de 1964-; Senderos de Gloria (guiño a la película antibélica de Kubrick); Anatomía de un asesinato (por la de Otto Preminger); Grupo Salvaje (la debilidad por la maestría de Sam Peckinpah para retratar la maldad humana nos cuadra totalmente).
“Siempre hemos querido meter colaboraciones en nuestros discos, pero la inexperiencia al final se ponía en nuestro camino y nunca nos daba tiempo a hacerlo -explica Ricardo a Culturplaza-. Pero este disco lo hemos hecho con tanta antelación, llevamos tanto tiempo trabajando en él, que por fin hemos podido hacerlo”.
Son muchas, y algunas muy sonadas, como la de Kase.O (“¡Ya era hora!”); Zatu de los sevillanos SFDK; David Ruiz, cantante de La M.O.D.A., o la rapera feminista chilena-francesa Ana Tijoux (“Un referente para mí desde que tenía 15 años”). También figura Monty Peiró, que ha aportado música y voz al corte “Anatomía de un asesinato” (“Es una artista multidisciplinar increíble. Nos ha metido bajos, guitarra, armónica… de todo. Ha sido un privilegio contar con ella”), el cantante de reggae Mistah Godeh y el MC y productor valenciano Erick Hervé. Una buena guardia pretoriana de artistas vinculados a Los Chikos del Maíz no solo por afinidades musicales, sino también ideológicas.
Quizás el aspecto más novedoso del disco, con respecto a los anteriores trabajos del grupo. “Por un lado, hay canciones con un sonido muy yanqui noventero, bases de bombo y de hip hop clásico, pero también hemos querido arriesgar un poco, introduciendo temas más latinos, salseros, con guitarra acústica... Nos hemos metido en buenos berenjenales -ríe Nega al otro lado del teléfono-. Pero es que cuando te plantas con tantas maquetas y discos ya grabados, te apetece experimentar un poco y probar”.
Uno no se mete a rapero (ni a periodista, todo sea dicho) para hacer amigos. Desde luego no es el caso de Los Chikos del Maíz, azote (irredento) de banqueros, traperos, patrones y monarcas. Y no, no les va nada tampoco Errejón, ni Carmena, ni sus magdalenas. El capitalismo, recitan, es morir solo como Daniel Blake (referencia a Ken Loach), y los raperos que anuncian casas de apuestas tienen que hacérselo mirar. De los traperos y sus “videos de culos y tetas” mejor ni hablamos.
El grupo valenciano ha llegado lejos a base de sudar tinta; saben transformar sus demoledores editoriales de actualidad en versos preñados de mala leche, inteligencia y un amargo sentido del humor que lo mismo aviva la indignación por una causa perdida que roba una carcajada.
La gira de presentación del disco tiene por el momento 22 paradas. Arranca el 1 de noviembre en Valladolid y finaliza el 7 de marzo en la sala Moon de València (que ya ha tenido que abrir una segunda fecha). A seis meses vista, y sin el disco en el mercado, ya hay varios sold outs, como el de Vitoria o La Riviera en Madrid, cuyo aforo es de 2.200 personas.