Mis perros, Robin y Pyra, necesitaron quemar adrenalina. El lugar elegido para ello fue la toscana valenciana. Galoparon por el laberinto de caminos de tierra que blindan los campos de arroz que maman del Parque Natural de L' Albufera. Una semana más sigo pisando fuerte la fina arena de la playa de El Recatí. Hoy voy a relatar el estado de la pesca en dicha población pesquera. Precisamente no es para tirar cohetes. Sobre los chuletones ya lo hacen otros. Tristemente monopolizado para hacer política. Me reúno con Paco Agustí en una vivienda social, preciosas por cierto, que forman el Grupo de pescadores de Marqués del Valterra. Aquí se habla el valenciano por los cuatro costados. Huele a mar. En algún viaje a Santiago de Compostela, en Casa Camilo, mi cuñado Pepe siempre sacaba a relucir que no hay nada mejor que comer el marisco a la plancha. Le saca ventaja en la general al crudo.Tiene mucha razón. Mientras vivió mi madre me cansé de comer pulpo a la gallega. Lo recomiendo a la brasa. Más sabroso.
A Paco le hierve la sangre hablar del tema. Está jodido. Y eso que aún sigue dándole a la captura de la angula. El monot está cerca de nosotros. Nos vigila. Los tiempos que corren no son buenos para los mariscadores del producto fresco. Nos hemos sentado de espaldas a la capilla. La Virgen del Carmen nos protege del sol. Me cuenta con lágrimas como su abuelo venía desde Pinedo a faenar. El salmonete y el boquerón menudo, eran habituales en las aguas. Otros tiempos. No había cuotas. Vivían en barracas, por eso a los naturales les apodaron con el calificativo de indios. El Grupo de pescadores de Marqués de Valterra es una reserva del buen pescado. Saben mucho de la mar. Y eso que por motivos de salud la furgoneta de Peix Miquel ha dejado de circular por la CV-500. Una verdadera pena.
El mejor bocadillo que he comido en mi vida ha sido uno de salmonete azul con pimientos cuenta Paco. Se siente indignado con los responsables de la pesca de la Generalitat Valenciana. Los han abandonado a su suerte. Incide mucho tras el cambio de gobierno del Partido Popular. Con los del Pacto del Botánico las medidas se han endurecido muchísimo. Literalmente los han mandado a la cola del paro. Demasiadas trabas. Aunque el declive de la pesca comenzó por estas aguas con la ampliación del Puerto en 1987. Ahí comenzó todo. Naufragamos. Habrá que reflexionar si seguimos estirando las grúas. Le llaman prosperidad. Yo le llamo precariedad. Estoy seguro que afectará a la calidad de las aguas de las playas urbanas y a la captura de la pesca. Eso eso obvio.
Le molesta mucho que la generación que enarboló el “prohibido prohibir” ha acabado prohibiéndolo todo. No se puede gobernar desde los despachos expresa Paco con mucha energía. Hay que salir a capear. Sondear. Preguntar. Escuchar. Y luego tomar decisiones no perjudicando a gente trabajadora y humilde que lleva viviendo de la pesca varias generaciones. No solo Paco está cabreado, otro vecino apodado como Sheriff es más visceral. Por desgracia ya no se ven pescaderías por este lugar. Han desaparecido. El mateix que la venta directa de lo que cada uno pescaba. Tiempo atrás venía un señor de Nazaret, un tal Tejero, y lo compraba todo. Podíamos comer. Ahora solo nos queda vivir, si se puede de la angula. El Perellonet no es la Ceuta Melilla mediterránea, pese a ser la frontera del sur de València con Sueca ¡El Perellonet existe!. Y las Administraciones deben mimar a esta zona autóctona que prima el valencianismo por bandera. No solo debemos acordarnos de esta pedanía cuando los administrativos imprimen los impuestos municipales. Con resignación Paco se despide así , hasta fueron incapaces de ofrecernos el trabajo de limpiar las playas a los mariscadores que no hemos ido los lunes al sol.