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AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

No sólo existe la crisis climática

Estos días con tanta cumbre del cambio del clima nos puede haber despistado de lo que está ocurriendo al otro lado del Mediterráneo

14/12/2019 - 

Cuando aún nos dura el vértigo de la cumbre Climática COP25, tranquilos no les voy a mentar a Santa Greta, y en la que nos han contado, para hacernos sentir culpables, que contaminamos mucho, demasiado, pues “un granjero ugandés necesitaría 50 años para conseguir contaminar lo mismo que un español en sólo un año”, aunque seguro que ninguno de ustedes se cambiaría por ese ugandés, y les aseguro que ese granjero africano estaría encantado de intercambiarse por ustedes aunque fuera a costa de contaminar y ensuciar el planeta.

También hemos visto y oído estos días a referentes mediáticos mundiales predicar acerca la sostenibilidad climática, aunque otra cosa es dar trigo, pues el uso de vehículos de alta cilindrada, motoras y aviones (con el alto consumo de combustibles fósiles que conllevan), a la par de ciertas insolidaridades fiscales, hace perder fuerza al mensaje, más aún si se aprovecha la crisis climática para insultar a líderes democráticamente elegidos, por el hecho de no pensar ni comulgar con sus ideas.

Otra de las obviedades que hemos escuchado es que los ricos contaminan más que los pobres, 2,3 veces más (poco me parece); y que con el cambio de modelo productivo debido al desastre climático y la escasez de recursos, nos han contado que la población con menos recursos, lo soportara peor que las clases altas (como ha ocurrido siempre en todas las crisis), etcétera, etcétera, etcétera.

Este COP25 se ha celebrado en ese pabellón de IFEMA que ha evidenciado el milagro español de lo que supone estar unidos en un proyecto común. Pues si en otros países cuesta muchos meses la planificación y preparación de una cumbre internacional de primera magnitud como ésta, aquí ha costado muy pocas semanas, escasamente un mes; y esto nos debe hacer reflexionar sobre lo mezquino y bajo que es mirarse siempre el ombligo como hacen los nacionalistas, y que sin dejar de reclamar lo que es nuestro en justicia, hay que recordar que el total es mayor que la suma de las partes

Y mientras activistas, científicos y diplomáticos se reunían en esa Feria de Muestras Madrileña, se producía sin pena ni gloria el encuentro de los jefes de gobierno y de Estado de la OTAN, que celebraba con un perfil muy, muy bajo el 70 aniversario de la Alianza Atlántica, de tal forma que de lo poco que transcendió de la reunión celebrada en Londres, es el desaire de algunas autoridades que se encontraban en un corrillo formado entre otros por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, el primer ministro de Canada, Justin Trudeau, que parecían burlarse del chivo expiatorio global, ya saben el presidente Donald Trump, que además parece estar cómodo en ese papel, que tan bien interpreta. Por eso en lugar de minimizar la indiscreción de los otros dirigentes para que pasara desapercibida, el mandatario norteamericano se rasgó las vestiduras y canceló su última rueda de prensa.

Aunque la verdad, con los antecedentes que habían al encuentro de la Otan, entre otros las afirmaciones del presidente galo Macron y su afirmación sobre la muerte cerebral de la alianza, o el diferencial en el compromiso económico con la Defensa de los países miembros, pues cuando se produzca definitivamente el Brexit (tras la arrolladora victoria de Johnson para sorpresa de los globalizadores) los gastos militares de los países aliados no-UE será del 80 % del total, lo cual da la razón a Trump cuando se enoja con la Unión Europea por lo cara que le sale su factura en Defensa, a causa de nuestra seguridad, o finalmente (por no hacerlo más largo) la disparidad de sentirse más o menos seguros frente a la amenaza rusa en función de la cercanía a sus fronteras, en fin malos tiempos (esperemos que sea un simple catarro y no una pulmonía) para ese paraguas de nuestra seguridad que se llama OTAN.

Y hablando de Rusia, es inevitable hablar de la reunión, con motivo de la guerra causada por los independentistas, en Paris del cuarteto de Normandía, formado por los líderes de Ucrania, con su novato presidente Volodímir Zelenski, de Alemania con una Angela Merkel ya en retirada, un autocomplaciente y siempre activo presidente Macron, y con un presidente ruso, Vladimir Putin, que desde luego es el único de todos ellos que tiene claro a donde, por donde, como y cuando ir a por todos sus objetivos, lo digo aun a riesgo de que me consideren un agente prorruso, como hicieron en su día las fakenews con el coronel Pedro Baños (enhorabuena por su programa la Mesa del Coronel); y era hasta curioso ver la mirada que lanzaba el ruso al francés entre paternalista y perdona vidas. La verdad es que sólo el hecho de reunirse es positivo dada la duración del conflicto, desde 2014, y el número de muertos al menos 14.000, para intentar alcanzar un alto el fuego real y definitivo, antes de ponerse a negociar algo.

Aunque siendo sinceros las preocupaciones en las cancillerías aliadas en las ultimas semanas incluso días es la deriva turca cada vez más neotomana e imprevisible. Y no lo digo, sólo, por el particular y curioso pulso con su antaño amigo (aunque en el recibimiento en la Casa Blanca el presidente Trump afirmase ser fan de Recep Tayyip Erdoğan) y todavía aliado norteamericano, a costa de la compra de los misiles antiaéreos rusos S-400  de denegación de acceso/área (A2/AD) con capacidades anti misiles, que ha supuesto a Turquía la expulsión del programa para adquirir el caza norteamericano de ultima generación furtivo F-35. Ni por el reconocimiento por parte del Senado USA del genocidio Armenio (con un millón y medio de muertos) por parte de los Otomanos, lo cual molesta, y mucho, a los turcos. Ni porque ha vuelto a insistir el presidente turco en querer reinstalar a un millón de refugiados sirios en la zona denominada de seguridad ocupada por parte de Turquía en el norte de Siria.

El posible problema y esperemos que no escalada, es la pretensión turca de hacerse con la máximo posible de los extraordinarios recursos de hidrocarburos que se han descubierto relativamente hace pocos años en el Mediterráneo Oriental. Ya se produjo una alta tensión en las cercanías de Chipre hace unos meses, y ahora se ha producido otra incidencia por el acuerdo para la explotación de hidrocarburos en el Mediterráneo entre Turquía y el gobierno de Libia (el instalado prácticamente sólo en Tripoli, y que cuenta con el apoyo de la UE y la Comunidad Internacional-ONU), que ha sido rechazado desde Bruselas por el Consejo Europeo en defensa de Grecia y Chipre, que además atenta contra el derecho internacional, y que ha llevado a realizar ya acciones agresivas por parte de la aviación griega sobre barcos de guerra turcos, lo cual puede llevar a un casus belli en cualquier accidente, cuando ademas el otro líder libio (el del gobierno de Bengasi) el Mariscal Jalifa Haftar, ha dado orden a su flota de hundir cualquier buque turco que ose desafiarle.

Pero aún hay más países involucrados en esas tensiones por la explotación de los hidrocarburos en el Mediterráneo Oriental, por ejemplo está Israel, o Egipto que ya ha estado realizando con su flota maniobras militares, incluyendo el lanzamiento de misiles desde submarinos en inmersión, acción de máxima actitud ofensiva (exhibiendo así altas capacidades de disuasión). Pero sobre todo esperemos que la amenaza de los turcos a intervenir en la guerra civil Libia a demanda del gobierno de Trípoli, no se lleve a termino, porque desde luego eso nos llevaría a una escalada de consecuencias imprevisibles.

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