Es una de las grandes referencias de divulgación del mundo natural y una de las pioneras del resurgir del natur writing en España. Si quieres saber qué pájaros cruzan cada día por delante de tu ventana o a qué animal pertenecen las huellas que has encontrado en tu excursión semanal al campo, aquí encontrarás las respuestas. Si quieres inspirarte con cuentos, poemarios sobre el vuelo de aves o diarios personales sobre experiencias con lobos, también
CASTELLÓ. En su trilogía de Corfú -y especialmente en la entrañable novela Mi familia y otros animales-, Gerald Durrell (1921-1995) se presentaba a sí mismo como un niño con un firme propósito en la vida: conocer a fondo cualquier bicho viviente. Ya fuese grande o minúsculo, ninguno escapaba a su curiosidad. Con los años, su pasión por la naturaleza se tradujo en un activismo muy fecundo, sobre todo en el terreno editorial. El hermano pequeño del escritor Lawrence Durrell publicó a su vez decenas de libros con vocación pedagógica, así como novelas autobiográficas y de ficción, a las que imprimía un sentido del humor muy fino que le convirtió en uno de los naturalistas más leídos de todos los tiempos.
En su doble faceta de divulgador y escritor, Víctor J. Hernández es muy consciente, como lo era Durrell en su momento, del enorme poder que tienen los libros, las guías prácticas, y también los relatos de ficción, para inculcar la curiosidad por el entorno natural más allá de los círculos científicos y los aficionados a la ornitología, a la fotografía de la naturaleza o a la recolección de setas. El gran reto del divulgador no está en ellos, sino en las urbanitas que nos quedamos con cara de pazguata ante un fenómeno como las escandalosas reuniones de estorninos que vemos estos atardeceres de invierno en los tejados y antenas de València. “¿Qué está pasando? ¿De dónde vienen? ¿Adónde van? ¡Qué locura!, ¿no?”. Estas lagunas de conocimiento sobre cuestiones básicas de nuestro entorno inmediato constituyen quizás el mayor desafío de editoriales como Tundra, fundada por Victor J. Fernández en el año 2006.
“Esos pájaros de los que hablas, ¿son pequeños y negros, verdad? -pregunta Victor-“. “Sí, exacto, ¡negros!... ¡y pequeños también!”. “Lo que has visto son estorninos, y esos tejados y antenas donde se agrupan al caer la tarde en invierno son sus predormideros. Se juntan los negros, que se crían aquí, con los pintos, que vienen del norte. Se agrupan llamándose unos a otros y llegan desde sus respectivas áreas de alimentación, que suelen ser cultivos que hay alrededor de la ciudad. Cuando empieza a hacerse de noche, se van por grupos a sus dormideros, que son las copas de árboles enormes. Por ejemplo, los grandes ficus que hay en la Gran Vía Marqués del Turia de València son perfectos para ello”, nos explica el editor. “Hace no mucho se descubrió que en los predormideros y dormideros, los estorninos se transmiten unos a otros información sobre cuáles son las mejores zonas de alimentación. Se informan mediante señales visuales. Por ejemplo, cuando uno de ellos ve a otro con una conducta más relajada y tranquila, eso significa que viene bien alimentado. Por tanto, se fijará en la dirección de la que venía ese pájaro”.
Víctor llevaba una década trabajando como consultor ambiental y activista en diversas asociaciones de defensa de la naturaleza cuando decidió hacer un quiebro en su trayectoria profesional y enfocarse exclusivamente en la escritura y la edición de libros. Hasta ese momento había publicado ya algún que otro título para otras editoriales, y era colaborador habitual de revistas como Quercus y Natura. “Me di cuenta de que, dentro de las asociaciones, todo el tiempo se nos iba en luchas judiciales para combatir problemas medioambientales, y que en consecuencia habíamos dejado muy descuidada la rama de divulgación ambiental. Ése fue el motivo principal por el que acabé montando mi propia editorial”.
Tundrá se fundó en 2006 con sede en Almenara, en la Plana Baixa. Desde esta localización periférica, esta pequeña editorial independiente ha conseguido posicionarse como una referencia indispensable dentro del ámbito de la divulgación de la Historia Natural y la conservación de la biodiversidad. “Desde la independencia, tenemos plena libertad para seleccionar autores y temas, sin plegarnos a la servidumbre de editar solamente libros que generen grandes ventas. Asumimos como parte de nuestra misión pedagógica la necesidad de editar también obras que es importante que estén ahí, al alcance de la inmensa minoría. Puede que tengan tirajes cortos, pero todos tienen amplitud de miras”.
Una de las características definitorias de Tundra con respecto a otras editoriales especializadas es la premisa de centrarse en la producción editorial propia, en lugar de decantar sus esfuerzos hacia la traducción y edición de obras extranjeras cuyo éxito de ventas ya ha sido validado en otros países. “Procuramos sacar obras inéditas de autores de España y Latinoamérica, para impulsar voces nuevas, o autores que llevan muchos años publicando, pero que no han recibido todo el reconocimiento que debieran”, explica Víctor. “Es mucho más rentable y cómodo traducir y olvidarte. Hay un gran mercado de la traducción, pero no es algo que me interese especialmente”. No obstante, en el catálogo de Tundra sí que encontramos excepcionalmente alguna obra canónica traducida al castellano, como Sobre el deber de la desobediencia civil de Thoreau, incluido en la Colección de Clásicos de Grandes Naturalistas.
Trece años después de la publicación de su primer título, el catálogo de Tundra incluye centenares de referencias y cerca de 170 autores. Entre los colaboradores de cabecera encontramos a Joaquín Araújo -“el Thoreau español”, apunta Víctor-, autor de títulos muy reconocidos como el poemario La sonata del bosque (prologado por Luis García Montero); el libro ilustrado El Calendario de la Naturaleza; Éticas y Poéticas del Paisaje o el Naturismos. El pensamiento ecológico en aforismos. Otro autor destacado de Tundra es Miguel Delibes de Castro, hijo del autor de Los Santos Inocentes, biólogo de profesión y director de la Estación Biológica de Doñana durante doce años, además de ser el mayor experto a nivel mundial en el lince ibérico. Su Cuaderno del carril bici, una especie de diario literario en el que registró los pensamientos sobre conservación de la naturaleza que le venían a la mente durante sus salidas diarias a dos ruedas para ir al trabajo, sigue teniendo una enorme acogida.
Más títulos de referencia. Para qué sirven las aves, escrito por el reconocido ornitólogo gallego Antonio Sandoval, es ya un clásico moderno en su ámbito. Un libro sobre el que Antonio Muñoz Molina escribía estás líneas: "Antonio Sandoval cuenta las vidas de los pájaros tan animadamente como la historia de la ornitología, y como en el mundo natural todo está conectado con todo, el campo de sus intereses y de sus entusiasmos abarca literalmente el planeta. Ahora, cuando salgo de casa y veo una bandada de pájaros en el cielo, o una de esas tórtolas rentistas que abundan en mi barrio, me fijo mucho más, y es como si se me hubieran abierto los oídos a esos cantos solitarios o a esos clamores que antes apenas distinguía entre el ruido de fondo de la vida diaria".
Dentro de la línea de libros enfocados al público infantil y juvenil, Víctor destaca cuentos como Dulce canto de un pájaro en el jardín (para niños a partir de 5 años), que anda ya por la quinta edición, así como la colección Mi primera guía de campo, con números monográficos dedicados a anfibios, reptiles, mariposas, etcétera.
Para adultos con conocimientos muy exiguos sobre fauna y flora, Víctor nos remite a colección de guías desplegables, que dirige él mismo. “En mi opinión, es la mejor manera de iniciarse en este mundo. Son de hecho las publicaciones de mayor éxito de Tundra, porque son sencillas, muy prácticas, y económicas (5 euros). Llevamos ya doce ediciones. Están pensadas para llevarlas en el bolsillo cuando vas al campo, pero también si quieres identificar las aves que sobrevuelan tu ciudad. Son muy didácticas y están plastificadas para que no se estropeen durante las excursiones. Además, están centradas en especies que habitan en la Península Ibérica, Islas Canarias y Baleares. Hay guías desplegables de rapaces diurnas y nocturnas, de mariposas, de conchas marinas, de setas y hongos (comestibles y venenosos, para saber distinguirlos), de libélulas o de huellas de animales de todas las especies. En 2021 vamos a seguir impulsando esta colección con números dedicados a las nubes, a las mariposas nocturnas, a los tipos de sapos, a las víboras, e incluso a las mantis (la gente piensa que solo hay dos o tres especies, cuando en realidad hay muchísimas)”.
La predisposición de la editorial castellonense a publicar la obra de autores noveles o poco conocidos, pero con contenidos interesantes y enfoques poco manidos, se refleja también en el Premio Tundra de Literatura de la Naturaleza, que en estos momentos tiene abierta su tercera convocatoria. Las bases establecen que han de presentarse obras de no ficción -ensayo, relato de vivencias, diario o mezcla de géneros-, y no necesariamente han de incluir contenidos de divulgación científica. Aunque el premio no tiene dotación económica directa, la publicación de las obras ganadoras se beneficia del porcentaje de derechos que tienen el resto de autores de Tundra (15%), prácticamente el doble del que otorgan las editoriales convencionales a los autores en España.
Concluimos nuestra conversación con Víctor J. Hernández preguntándole acerca del perfil medio de sus lectores. “Es muy variado -contesta-, porque incluye tanto a niños y aficionados a la naturaleza como a naturalistas y biólogos con interés por asuntos más técnicos. Lo que sí tenemos claro es que nos leen mucho más en la franja norte y noreste que en el sur de España. País Vasco, Galicia y Asturias -además de Madrid, como centro de influencia- son de largo las comunidades donde más interés suscitan nuestras publicaciones. Mucho más que en la Comunitat Valenciana, a pesar de que somos una región con una biodiversidad enorme, ya que la comunidad es muy larga y tiene una gran diferencia de latitudes, lo que da lugar a muchos hábitats diferentes, con una variedad de plantas y aves enorme. El caso de las aves es especialmente remarcable, ya que estamos situados en el corredor mediterráneo de los pasos migratorios de primavera y otoño. Tenemos una enorme riqueza natural por descubrir”.