CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló perfila el último informe sobre las mediciones de las tascas para solicitar a la Conselleria de Emergencia Climática y Transición Ecológica la eliminación de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS). Los resultados adaptados a la nueva normativa autonómica, que prolonga el horario diurno hasta las 23.00 horas, acreditan unos niveles de decibelios (dBA), en general, por debajo del máximo permitido.
La constatación de picos en ningún caso justifica que se mantenga la actual catalogación, con sus correspondientes restricciones y medidas correctoras, ya que no se cumplen los parámetros del artículo 28 de la Ley 7/2002, de 3 de diciembre, de la Generalitat Valenciana, de Protección contra la Contaminación Acústica. Esto es, que los índices sonoros se sobrepasen dos veces por semana durante tres semanas consecutivas o, tres alternas en un plazo de 35 días naturales, y en más de 20 dBA los niveles de evaluación por ruidos en el ambiente exterior.
En el seno del Fadrell existe la esperanza de que la Conselleria estudie la petición con sensibilidad, dada la particularidad de las tascas. De hecho, esa singularidad se hará constar en el acuerdo plenario que posteriormente se remitirá a la dirección de Calidad Ambiental. En el escrito se subrayará que, en paralelo a la supresión de la ZAS, el Ayuntamiento aprobará la declaración de espacio gastronómico de las calles Barracas, Isaac Peral y su área de influencia.
A pesar de que hay un moderado optimismo tras comprobarse que los registros permiten plantear un nuevo escenario en las tascas, el equipo de gobierno tampoco es ajeno a las posibles trabas que pueda plantear la administración autonómica cuando reciba la petición. Por ejemplo, que las mediciones se efectuaron antes de modificarse la normativa en diciembre de 2021 o que se realizaron en una coyuntura de excepcionalidad, teniendo en cuenta la covid-19 y las distintas paralizaciones durante la monitorización.
Los controles sonoros se iniciaron en febrero de 2020, pero a mediados de marzo se suspendieron por el primer estado de alarma. A partir de ese momento, las siete estaciones instaladas en las tascas reanudaron e interrumpieron las evaluaciones en función de la gravedad epidemiológica. Más allá de que el consistorio tuvo que pagar indemnizaciones a la adjudicataria, Acusttel, por las diversas cancelaciones del servicio, los datos siempre se obtuvieron en una situación de anormalidad por la ostensible reducción de la clientela.
Para los hosteleros, la supresión de la ZAS supone garantizar la supervivencia de sus negocios, aunque está por ver qué implicaría exactamente el nuevo marco jurídico. En este sentido, ante la necesidad de compatibilizar el ocio con el descanso de los vecinos, surgen dudas sobre si sería posible autorizar licencias para abrir más establecimientos. En concreto, en Isaac Peral, donde Cerverinos (antiguo Cantó del Vi), El Mejillón y La Cueva bajaron progresivamente sus persianas hace años. En la actualidad, solo continúan Amado, La Tapería (Mel de romer), La Taska, La Guindilla, la Tasqueta y Ernesto en Barracas.
Dentro de la complejidad legal de las tascas, el Ayuntamiento se vio abocado a acatar en septiembre 2019 la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). La regulación del consumo de alcohol en la vía pública obligó a modificar la ordenanza de Convivencia Ciudadana con vistas a arbitrar una excepción mediante la figura del velador, aunque con limitaciones de aforo.