BENICÀSSIM. Ciudadanos Benicàssim vuelve a sufrir un episodio de transfuguismo tras la decisión de Javier Alonso, uno de sus tres concejales, de pasarse al grupo de no adscritos. El exedil naranja, como hiciera Domingo Lorenzo en junio de 2020, anuncia su marcha del partido liberal y provoca la reprobación de la portavoz municipal, Cristina Fernández, que le acusa de recibir 50.000 euros del PP por haberse posicionado del lado de la alcaldesa popular, Susana Marqués, en la votación sobre la última modificación de crédito y que derivó el pasado viernes en la ruptura del bipartito.
Alonso asegura que toma la decisión "pensando en el interés general y en el beneficio del pueblo. Soy consciente de que recibiré críticas, pero comencé en política para trabajar por mi municipio y, aunque he tenido más espinas de las esperadas, quiero seguir aportando mi granito de arena en el crecimiento y transformación de Benicàssim". En efecto, descarta renunciar al acta de regidor, "porque me debo a los votantes que me mostraron su confianza y apoyo como independiente. Confieso que me lo he planteado, pero han sido tantas las personas que me han llamado, escrito y contactando apoyándome, que he decidido continuar".
Para Fernández, se trata de "un capítulo más del autogolpe de Estado de Susana Marqués en Benicàssim. Ahora ya sabemos lo que cuesta comprar un concejal de Ciudadanos: 50.000 euros. Ese es el precio que supuestamente pagó Marqués para que Javier Alonso le votase a favor de la modificación de crédito en el último pleno".
"Luego, dicen que estamos comparando actitudes y acciones mafiosas, pero solo hay que juzgar. Siempre me han dicho que pasar quién está detrás de algún acto solo hay que mirar quién es el beneficiado", prosigue la portavoz de Ciudadanos en Benicàssim.
Según un comunicado del equipo de gobierno, esa cantidad de 50.000 euros a la que alude Fernández corresponde a una modificación de crédito que se llevó al pleno ordinario de agosto, a petición del área de Cultura (ostentada entonces por Alonso). Sin embargo, la votación no prosperó. A partir de aquí, "y siendo de interés municipal mantener la programación en el Teatro Municipal durante el último trimestre de 2022, así como poder atender las obligaciones derivadas de los convenios suscritos con el Ayuntamiento y otras administraciones, desde el departamento de Intervención se procedió a restituir internamente la cantidad de 50.000 euros para afrontar dichas obligaciones", aclara el ejecutivo popular.
El exedil naranja, que este jueves ha presentado por registro del Ayuntamiento su solicitud de ingreso en el grupo de no adscritos, asegura que la decisión se debe "a la falta de apoyo de Ciudadanos". Sin embargo, evita "entrar a relatar los conflictos", añade. "Mi intención es seguir trabajando desde la oposición y apoyando las iniciativas que considere son beneficiosas para Benicàssim. Creo que lo que he de hacer es mirar al futuro y seguir con ilusión y ganas desde el lugar que ahora voy a ocupar", subraya.
La crisis de Cs se produce en vísperas de la reunión convocada por Compromís este viernes para tratar con todos los grupos de la oposición la posibilidad de presentar una moción de censura. Un planteamiento que no termina de ver el Partido Socialista. El PP, con seis regidores, gobierna en minoría en una corporación que cuenta, además, con cuatro concejales del PSPV, dos de Ciudadanos, otros tantos del grupo de no adscritos, dos de la formación valencianista y uno de Ara Benicàssim.
Alonso ya estuvo envuelto en la polémica en 2019. A escasos semanas de las elecciones, en abril, rompió con la que era su formación política (PP) a fin de reforzar, como número tres, la lista de la alcaldable de Cs, Cristina Fernández. Munícipe de Cultura, Educación y Deportes, además de secretario general de la agrupación local y portavoz popular con Marqués de alcaldesa, argumentó "falta de confianza mutua" para cambiar de partido.