VALÈNCIA. Carretera y speed… un arcén eterno alumbrado solo por el neón de un restaurante sin nombre que te encuentras por casualidad y en el que dudarías si quedarte a comer. El guionista y autor Borja Navarro se atreve a crear un paseo literario a través de la CV500 que rodea València a través de Arcén (editado por dosmanos), un libro con el recorre este paseo a través de diez relatos que cuentan historias tintadas por el humor negro, la pena y principalmente la voluntad de cambio. Una de las protagonistas de sus historias lo expresa así al principio del relato Rorschach, y dice así: “Cuando una sufre está más buenorra. Lo necesito. Una época de tristeza, pero no de estrés, no de que se me caiga el pelo”, y sigue así, “de las que sales y dices: mira me voy a pinchar los morros”. Con la naturalidad de esta protagonista Navarro construye un universo alrededor de los suburbios valencianos, de esas zonas de carretera a las que no deja de darles el sol ni un momento.
Aunque valenciano de nacimiento Navarro necesita actualizar el relato desde un primer paseo, un pequeño recorrido emocional antes de comenzar la novela en el que hace una recolecta de símbolos para la historia. En este se convierte en esa persona que camina sola por un arcén y que siempre levanta infinidad de preguntas por su paseo: “Si vemos a alguien caminando por la carretera nos preguntamos qué hace en este lugar, algo no encaja… Puede parecer que ir por un arcén se relaciona más bien con una tragedia. Con este paseo lo que hice fue recorrer la carretera y recoger historias que se transforman en pequeños relatos”. El arcén como elemento se convierte en un símbolo poético para el autor, algo que se relaciona con estar al margen, desubicado e incluso deambulando.
En el transcurso del relato la CV500 pasa a llamarse CV502, aún con el cambio de nombre es la carretera que une València y Cullera, un trayecto que Navarro ha hecho siempre durante su infancia, y que le acompaña desde el principio de su vida. Inspirado por el artista multidisciplinar LUCE decide hacer un recorrido psicológico por el espacio y reflexionar sobre lo que significan y los personajes que lo habitan: “La novela es una historia de relatos, casi un poemario a veces. Los relatos viven una atmósfera en la que se conectan a través de la soledad, el sentimiento de estar perdidos y el deseo del cambio”.
Entre sus historias hay conflictos familiares, de amigos y largas noches de borrachera, siempre se reflejan conversaciones en las que el cambio parece la salvación para dar el salto cuando se ha tocado fondo: “Los personajes reflejan las reflexiones a las que yo he podido llegar, muchas veces cuando leo novela envidio la capacidad que tienen los escritores de transmitir ideas de forma tan correcta. Yo siento que tengo la capacidad de compartir ideas que son imperfectas y a veces erróneas, e incluso a veces desastrosas…”, explica el autor.“Me interesa el pensamiento de cómo afrontar un conflicto mal, afrontarlo desde el dolor e intentar salir de aquí. Me interesa porque creo que es algo que a todos nos pasa, la mayoría de los personajes son personas que intentan un poco salir hacia delante, y en lo imperfecto está el relato”, aclara. Esta idea se percibe también a través de los textos, que lejos de ser un círculo cerrado viven con su propia estructura y con una forma más similar a la de un poema, algo que para Navarro como guionista le importa de cara a comprender la historia.