VALÈNCIA. La actriz Blanca Martínez (Jaca, 1997) se define en su cuenta de Instagram como «una chica redonda y de pueblo como un pan», y en persona, como una «cabezota» que, pese a las veces que le han repetido a lo largo de los años que no iba a conseguirlo por su físico, está «peleando y contenta de poder trabajar en el mundo de la interpretación». La zaragozana ha llamado la atención en papeles secundarios en la serie de Netflix Todas las veces que nos enamoramos y la película Alimañas, pero su consolidación se augura este nuevo curso.
La primera oportunidad se la ha brindado el showrunner Carlos Montero, todopoderoso rey Midas del audiovisual con títulos como Física y química, Al salir de clase, El tiempo entre costuras y Élite. Este próximo 30 de agosto estrena Respira, el primer drama hospitalario de Netflix, donde da vida a como una enfermera proactiva que pone orden y humanidad entre las urgencias de un centro público de València que se declara en huelga sin servicios mínimos cuando entre cuyas pacientes se encuentra la presidenta de la Generalitat.
La segunda y decisiva ha corrido a cargo de los Javis, productores ejecutivos de la serie musical de Atresplayer Mariliendre, que protagoniza.
- ¿Estás de acuerdo con los que están refiriéndose a Respira como la Anatomía de Grey española?
- He de confesar que la empecé a ver en su día, pero no seguí todas las temporadas, así no soy soy la más adecuada para dictar un veredicto.
- ¿Cuál ha sido entonces tu serie de médicos de cabecera?
- De pequeña recuerdo ver Hospital Central con mi madre y con mi tía. Me gustaba muchísimo.
- Tu compañera de reparto Aitana Sánchez-Gijón aprecia en Respira e su cualidad de colmena, el componente humano más allá de los casos médicos. ¿Coincides con ella?
- Sí. Esta serie tiene un elenco muy grande y muy potente, donde aparte de las dinámicas en el hospital y los casos clínicos, desarrolla tramas muy interesantes de amor, de amistad, de juventud y de familia. Toda la audiencia se va a identificar y va a disfrutar de muchísimas de las historias.
- ¿De qué sirven las huelgas?
- En mi sector se está haciendo una labor para que tengamos los derechos básicos de cualquier otro trabajador, un empleo, entre comillas, normal. Como, por ejemplo, el estatuto del artista. Pasito a pasito van consiguiendo mejores condiciones, una regularidad... Hay gente ahí que ya lo está peleando.
- Durante la huelga en la ficción, el personal del hospital repite: “antes nos aplaudíais, ahora solo pedimos que nos escuchéis”. ¿Cuánto te ha hecho reflexionar esta serie sobre el desinterés por los problemas de los médicos tras la pandemia?
- Durante la pandemia, en ese tiempo que fue una época muy difícil para todos, nos apoyábamos unos en otros, los sanitarios estaban en pie de guerra y todo el mundo reconocía su labor, pero ahora se ha olvidado. Deberíamos volver a tenerles ese respeto, recuperar aquellos valores. Ya no tenemos el foco puesto en sus problemas. Esta serie ha sido mi pequeño granito de arena, aunque no sé cómo puedo ayudar como Blanca Martínez.
- ¿Te ha supuesto alguna confusión en el rodaje que tu personaje se llame como tú?
- Más bien lo ha sido para el resto del equipo, porque éramos dos Blancas, Suárez y yo, además de mi personaje. Cuando pronunciaban mi nombre no sabíamos a quién de las tres se referían.
- Interpretas a una enfermera, pero no empuñas un bisturí, ¿en qué ha diferido la formación que has recibido respecto a la de tus compañeros?
- Todos recibimos la misma clase magistral de medicina, donde aprendimos a hacer suturas, a colocar los trajes de quirófano... A todo eso le sumé la visita a un hospital de Madrid con una amiga enfermera que junto con su compañera no solo me enseñó cómo ponen vías, sino también el trabajo humano que hacen. Las enfermeras cuidan muchísimo de los pacientes, les hablan y les prestan atención.
- El rodaje comenzó justo con el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en los hospitales. ¿Cómo hubiera diferido el proyecto de no haberlas eliminado?
- No sé si hubiera sido diferente, pero el hecho de haber tenido que llevarlas hubiera supuesto volver a ese pasado que a todos nos preocupa repetir en algún momento. No obstante, la vida continúa y hemos podido recuperar la normalidad.
- El 80 por ciento de lo que vemos en la serie se ha rodado en el plató del hospital, ¿has llegado a filmar en València?
- Sí, en los exteriores de la Universidad Politécnica, que hacía las veces de fachada del hospital Joaquín Sorolla. Fue muy guay rodar fuera del plató. Después de tantos meses, salir a jugar a la calle fue divertido.
- La serie termina con un cliffhanger que da pie a una segunda temporada. ¿Estás esperando que así sea?
- Estaría encantada, porque ha sido un lujazo rodar en ese hospital que ha construido el equipo de arte. Cuando lo vimos, yo alucine. Ha sido increíble. Era mejor que algunos hospitales de verdad.
- Esta serie te supone repetir con el creador Carlos Montero después de Todas las veces que nos enamoramos.¿Qué lugar crees que ocupa este creador en la ficción española?
- Carlos Montero es un creador muy inteligente que es capaz de conectar con todo tipo de públicos, desde los más chavales hasta la gente adulta. Aborda todo tipo de historias. A todas sabe meterles chispa para que la gente se enganche. Creo que hace unos proyectos buenísimos.
- También acabas de reencontrarte con un actor de esa misma serie, Carlos González, en Mariliendre.
- Ha sido muy divertido, porque Carlos y yo somos grandes amigos. Compartimos el día a día, así que cuando en el casting yo estaba peleando por el personaje de Mariliendre, él me apoyaba y me ayudaba. Estaba casi más convencido de que me lo iban a dar que yo misma.
- ¿Por qué crees que se habla tan poco de esta figura y cuando se hace, de manera despectiva?
- El proceso de casting para Mariliendre es el más largo que he afrontado yo en mi vida. Creo que me lo han dado, porque desde que llegué a Madrid, yo misma soy una mariliendre, así que vamos a muerte.
- Se ha publicado que el personaje es una antigua reina de la noche gay madrileña, ¿cuánto tienes en común con ella?
- Antigua no soy. No sé si reina. Desde luego, cuando salgo, me encanta y estoy muy a gusto con mi grupo de amigos en Madrid. Son buenísimos y los adoro.
- La propuesta es un musical. ¿Has tenido que marcarte números coreográficos?
- He trabajado con todo lo que he podido y me encanta bailar. La coreógrafa ha sido Belén Martí, que es increíble. Hay unos momentos musicales que vais alucinar.
- O sea que la frase aquella que le atribuían a Lola Flores, “ni canta ni baila pero no se la pierdan”, quizás podamos recuperarla para ti.
- No quiero yo que se ponga en mi boca una comparación con Lola, pero, vamos, no os la podéis perder.