CASTELLÓ. El PP defiende la simetría de su gobierno en el Ayuntamiento de Castelló para aguantar la legislatura en minoría, desechando así un posible pacto con Vox, lo que, por otro lado, le aseguraría una mayoría de 15 concejales. A pesar de que el partido de extrema derecha se vislumbra como el único socio posible, lo cierto es que cada vez más son las voces en el seno del equipo de la alcaldesa, Begoña Carrasco, que plantean seguir en solitario para buscar acuerdos puntuales con el PSPV o Compromís en aquellos temas de ciudad.
Valga como ejemplo las declaraciones realizadas por el portavoz del ejecutivo, Vicent Sales, este miércoles en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno. Al ser interpelado sobre las críticas de la formación de Antonio Ortolá por la decisión de colgar la bandera arcoíris en el consistorio con motivo del Día del Orgullo LGTBI, deslizó abiertamente la posibilidad de gestionar la institución en solitario. "Hemos constituido un gobierno que pretende ser duradero, largo, equilibrado, moderado y que mire a derecha e izquierda para llegar a consensos que den estabilidad", subrayó.
Asimismo, Sales señaló que "lo que necesita la ciudad no son líos, la casa de los líos que fue la legislatura pasada este Ayuntamiento. Lo que necesita es un gobierno que se dedique a las cosas que de verdad preocupan a los castellonenses".
El hecho de que Carrasco siga armando el ejecutivo con designaciones vía decreto (solo falta concretar el orden de los tenientes de alcalde) evidencia que a corto plazo no está en la mente de la primera munícipe realizar ningún reajuste por la incorporación de algún partido político.
Otra cosa bien distinta es lo que ocurra en unas semanas cuando el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, comience a proclamar consellers y a desvelar los nombres del segundo y tercer escalón (secretarios autonómicos, por ejemplo). Como se ha venido publicando, las concejalas Salomé Pradas y Susana Fabregat, ambas diputadas autonómicas, cuentan con opciones. Bien es cierto que la segunda, con dos competencias de peso dentro del Ayuntamiento (Igualdad y Deportes), parece complicado que termine renunciando a su acta de edil.
El pleno del 27 de julio despejará algunas incógnitas sobre la estrategia del Partido Popular para gobernar en Castelló. En esa sesión, además de aprobarse el reparto de las competencias y las distintas portavocías de los grupos, se someterá a votación la nueva retribución de los concejales para este mandato. Salvo que el PP consiga llegar a un pacto previo (parcial o total), necesitará el apoyo de alguna formación para evitar el primer revés.
Con 11 regidores, el ejecutivo está lejos de la mayoría de 14 munícipes en vista de que la corporación está constituida por 27 concejales. La suma de socialistas y valencianistas (12 ediles) convierte a Vox (cuatro representantes) en una pieza clave. De ahí que esa sesión plenaria pueda ser un buen indicador de lo que vaya a suceder más adelante en relación a posibles alianzas de gobernanza.