CASTELLÓ. Mal Pelo lleva desde el año pasado despidiéndose, en cierto modo, del genio de la música Bach. Y es que la compañía de danza, que ha dedicado hasta cuatro obras al compositor barroco, presentó en 2021 el último espectáculo que rendirá homenaje de manera directa a su figura. Es Highland la pieza que pone punto y final a un proyecto que se inició en 2004 con el solo de María Muñoz, posteriormente interpretado por Federica Porello, y que ahora ha conseguido plantar en el escenario a 16 artistas; ocho bailarines, cuatro cantantes y cuatro músicos de cuerda. Una representación en la que además, su música entrará en diálogo con la de Henry Purcell, György Kurtág, Ärvo Part, Benjamin Britten y Friedrich Händel, y donde la palabra irrumpirá en medio de la danza con textos de John Berger, Erri de Luca y Nick Cave.
El resultado de esta evolución podrá verse ahora entre Castelló y València. Y es que el Paranimf de la UJI acoge este viernes, a las 19:30 horas, la representación de la primera de sus creaciones, Bach; mientras que el Festival Dansa València subirá al escenario del Teatre Principal el 8 de abril, a las 21:00 horas, la última pieza de la tetralogía inspirada en su música, Highlands. Una "eclosión" del trabajo gestado y madurado en los espectáculos anteriores (Bach, On Goldberg Variations e Inventions) y en el que además de un viaje sonoro, se ofrecerá un viaje visual.
Bach on the stage
Siempre ha servido la música de inspiración a la compañía catalana. Tanto que, según cuenta María Muñoz, las ganas de crear un espectáculo inspirado en la obra de Bach surgió tras uno de los calentamientos en los que ponían su música para calentar y meditar. Acostumbrados a escucharlo, llegó el día en el que la coreógrafa, junto a su compañero de batallas Pep Ramis, decidió darle al alemán un sitio propio en el escenario.
"Fue complicado hacerlo porque la música es muy poderosa. Nos ha requerido un gran tiempo de estudio y de trabajo con los músicos, porque hacía falta comprender las composiciones para dotarles de alma. Ha sido un trenzado lento, pero muy satisfactorio. Los músicos se han entregado completamente. No venían a poner música al movimiento, sino a crear con nosotros", señala Muñoz, quien no duda en decir que "la música es el alma del espectáculo", aunque siempre se ha buscado generar unas piezas en las que "ni la danza dependía de la música, ni la música de la danza".
"Se han tendido puentes con otras disciplinas, porque además la compañía, con la que llevamos más de 30 años, abraza a profesionales de muchas disciplinas. Por eso, además de poner el foco en el movimiento del cuerpo, hemos dotado a los trabajos de bandas sonoras, creaciones originales, escenografías y textos. Hemos buscado crear un paralelismo entre nuestra manera de escribir con el cuerpo en el escenario y de escribir música", añade la bailarina, quien antes del espectáculo que ahora estrenan, pasó 15 años bailando sola las creaciones de Bach. No fue, de hecho, hasta 2016 que hizo un trabajo de transmisión a Federica Porello, intérprete italiana, para que cogiera su testigo e interpretará a Bach.