VALÈNCIA. Pocos esperaban que la exconsellera de Interior y Justicia durante la Dana, Salomé Pradas, pasara por el Congreso de los Diputados a responder con plena libertad a los parlamentarios. Era previsible por su condición de investigada en la causa penal. Pero la máxima responsable de las emergencias el 29 de octubre consiguió sorprender: pese a su advertencia inicial de que no contestaría a sus señorías, acabó hablando pero casi en exclusiva para atacar al Gobierno central con el indisimulado soporte de PP y Vox y esquivó las polémicas más ácidas sobre la catástrofe.

Evitó responder así a cuestiones como sus contactos con el expresident Carlos Mazón y su gabinete o los motivos del retraso del ES Alert pero también por otras como las medidas preventivas adoptadas los días previos o sobre la decisión de movilizar la UME. Pradas hizo así la cobra al Congreso como la que sufrió del portavoz de ERC, Gabriel Rufián. El republicano le aparto la cara tras darle la mano ante todas las cámaras y escenificó el pulso que viviría la comisión momentos después. La exconsellera, que siempre ha insistido en su voluntad de que salga "toda la verdad" -este lunes lo repitió más de una vez-, había ofrecido una entrevista en el 'prime time' de La Sexta pero esta vez, donde tenía obligación de decir verdad, se negó a responder a muchos de los interrogantes planteados para, acto seguido, entrar en directo en el programa de Antonio Ferreras.

Como es habitual en ella desde que la Dana lo cambiara todo, Pradas acudió a la comisión de investigación con gesto hierático por vulnerable y acompañada por una de las letradas de su defensa jurídica, con la que cruzó varias indicaciones durante la sesión. Desde el principio quiso dejar claro que se acogería a su derecho de no declarar por recomendación de su abogado por el procedimiento judicial en marcha a cambio de entregar a los parlamentarios, como muestra de "la mejor de las voluntades" para "dar la cara como siempre y colaborar", unas "consideraciones" de ocho folios donde sintetizaba los puntos más importantes de su versión, ya de sobra conocida.

Todo lo que dijo venía escrito en ellas: pidió perdón a las víctimas por no "haber podido hacer más", defendió su papel proactivo en la gestión de la emergencia y negó haber esperado para tomar ninguna decisión. Señaló a la Aemet y a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) por no haber ofrecido datos "concretos, objetivados e interpretados en tiempo real", incidió en el carácter imprevisible de lo que "finalmente acabó ocurriendo" y acabó señalando al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la respuesta tardía de los cuerpos de seguridad y la falta de protocolos del sistema ES Alert, y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su polémico ofrecimiento de ayuda a los valencianos.

Pero todo ello llegaría conforme avanzó la comisión porque la exconsellera se mantuvo impasible ante las intervenciones y preguntas de los diputados Àgueda Micó (Compromís), Javier Sánchez (Podemos) e Idoia Sagastizabal (PNV) y no fue hasta pasada media hora cuando entró a contestar a las aseveraciones de Mikel Otero (EH Bildu), quien la acusó de montar el Cecopi con una "dilación indebida" a las 17h de la tarde de la Dana. La mecha que prendió la declaración fue precisamente la composición del organismo, pues una de las batallas de Pradas es señalar el papel de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, como miembro del comité de dirección del Cecopi junto a ella, que -esto no lo dijo- era la directora del Plan de Inundaciones.

Pradas centró el tiro en la "selva normativa" de emergencias con la que, aseguró, "está completamente derogado" el concepto de "mando único" que la jueza de la Dana le atribuye, y desmintió algunas afirmaciones como que las llamadas del 112 llegaran al Cecopi, algo que el subdirector de Emergencias negó. Pero fue la intervención de Rufián la que cambió el tablero de juego con una pregunta que parecía inofensiva: "¿Cómo está? ¿Cómo se encuentra?". "Prefiero no contestarle a la pregunta, no soy la importante en todo esto, para mí las víctimas son las fundamentales y hay que pensar en ellas", dijo Pradas. Una mano que aprovechó Rufián para entregarle la cuerda que una niña empleó para evitar ser arrastrada por el agua.

La exconsellera rompió a llorar: "No le voy a permitir que diga que me falta corazón, le pido que lo retire". Pradas pidió "disculpas por no haber podido hacer más". "Le aseguro que es algo que llevaré toda la vida conmigo", aseguró. Y aunque Rufián le incitó a responder -"el buen camino es el de 'Salvados', explicar su verdad"-, la exconsellera evitó responder sobre Mazón o decir si sabía dónde estaba el expresident. Acusó al diputado de machismo por llamarle "persona" o por dar por supuesta su respuesta ante su silencio. "Ya lo he contado públicamente", insistió, para ratificarse en lo que dijo en el programa de La Sexta y en sede judicial: "En todo momento he dicho la verdad". Y volvió a señalar que "no se podía prever" lo que ocurrió -"lo ha dicho el presidente de la CHJ y el jefe de la Aemet"-.

Al diputado de Compromís Alberto Ibáñez negó que hubiera "recortado" en bomberos forestales y desmintió que ella se fuera a Carlet aquella mañana a hacerse "una foto"; dijo que, además de ver a los bomberos forestales, iba a "atender a medios de comunicación" aunque finalmente aquello no sucedió -"ya saldrá todo, alguien lo tendrá que contar"-. Así, insistió en que ella fue "la que estuvo al pie del cañón institucional y dando la cara" si bien el diputado le dijo que no era "la reina Letizia" sino "un poder ejecutivo" que "podía tomar decisiones" y le afeó su estrategia de "encalomar a los técnicos su negligente gestión".

Pradas evitó responder sobre el retraso en el envío del ES Alert aunque aprovechó las preguntas del diputado de Sumar Nahuel González para reconocer que "es innegable" que hubo "fallos" para empezar a señalar al Gobierno por la falta de protocolos del ES Alert. "Ni qué es, ni cómo se usa, ni quién debe determinar su envío, ni qué autoridades deben validarlo, ni ante qué previsiones o valores observados ha de enviarse ni a qué zonas", apuntó Pradas: "A ver si convencen al señor Marlaska, que no sabemos cómo decirle que tiene que desarrollar las directrices técnicas del ES Alert".

Las críticas al Gobierno se recrudecieron durante los turnos del diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro o el popular Fernando De Rosa, quienes apuntaron a la falta de información para tomar decisiones, el papel de la delegada del Gobierno o del Ministerio del Interior por la falta de medios o la responsabilidad de la entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en la catástrofe así como la falta de obras hidráulicas y la incidencia de la Ley de la Huerta valenciana en su inejecución. Pradas se explayó con libertad aquí para incidir en que la Aemet "falló estrepitosamente en sus predicciones" y que la CHJ "falló por negligente y ausente" e "incumplió su propio protocolo", y también en la tardanza del Ejército, la Policía y la Guardia Civil en llegar a las zonas afectadas, lo que contrapuso con el ejemplo "alentador" de ver "cómo el pueblo salvaba al pueblo" en esos momentos.

La actitud cambió a preguntas de la socialista Marta Trenzano, a la que se negó a responder sobre qué medidas se tomaron de manera preventiva -reprochó que con el Botànic tampoco se convocaran Cecopis preventivos-, sobre la decisión de desplegar a la UME o sobre las llamadas que mantuvo con el expresident Carlos Mazón, pero incidió en que se tomaron las medidas que "los técnicos iban proponiendo en cada momento" y que ella "siempre estuvo de acuerdo con el ES Alert" pese a las "discrepancias" entre los técnicos de mayor rango. También rechazó responder sobre quién retiró a los bomberos del barranco del Poyo: si bien dejó claro que ella no fue y que eso "se verá en sede judicial", el proceso penal ha revelado que fue el mismo Consorcio Provincial de Bomberos y no la Generalitat Valenciana.