CASTELLÓ. Coolmod es hoy uno de los nombres más reconocibles del comercio tecnológico español y, sin embargo, su crecimiento no se ha producido en Madrid, Barcelona ni Valencia, sino desde un polígono industrial de Almassora. Desde allí ha logrado competir con operadores de referencia como Amazon o PcComponentes, convertirse en uno de los principales distribuidores de hardware de alto rendimiento a nivel nacional y situarse entre las empresas mejor valoradas por fabricantes mundiales como Nvidia. Su CEO y cofundador, Francisco Fábrega, habla de la compañía como “un cohete a punto de despegar”, convencido de que los próximos años marcarán un salto decisivo en la expansión internacional de la empresa, que prevé cerrar 2025 con entre 38 y 40 millones de euros facturados y aspira a alcanzar los 100 millones en 2028.

El origen de este proyecto no estuvo en un plan empresarial sofisticado, sino en la pasión casi obsesiva de Fábrega por el hardware. A principios de los años 2000, cuando el overclocking —la técnica que permite forzar una CPU o GPU para aumentar su potencia— apenas era conocido y el modding comenzaba a extenderse entre los usuarios más exigentes, el fundador de Coolmod detectó que el mercado español carecía de productos especializados. Faltaban componentes de refrigeración avanzada, pastas térmicas de calidad, ventiladores eficientes o fuentes de alimentación de alto rendimiento. Junto a su socio Mario Hellweg decidió abrir una tienda online dedicada exclusivamente a este tipo de productos. Lo que nació en 2002 como una propuesta para un nicho altamente especializado fue transformándose, año a año, en una marca con un posicionamiento muy claro: ordenadores de gama media-alta, configuraciones profesionales para usuarios exigentes y montajes artesanales con acceso directo a componentes de primer nivel. “Si quieres un PC o componentes de calidad, nosotros somos como el club del gourmet”, resume Fábrega.

Este trabajo especializado les ha llevado a cerrar acuerdos estratégicos con gigantes del sector como Nvidia, AMD, Asus, MSi, Gigabyte, Corsair, Lian-Li o HP. Nvidia reconoce a Coolmod como una de las tres empresas que más tarjetas gráficas vende en España y, además, la sitúa como la compañía con el precio medio más elevado en el mercado nacional, un indicador que revela no un producto caro, sino una clara apuesta por equipos de alto rendimiento. "En estos más de 20 años hemos conseguido hacer 500.000 clientes -sobre todo a través de su web www.coolmod.com- y situar nuestras ventas en un ticket medio muy alto de cerca de 900 euros", resalta. 

La firma castellonense monta cada día entre 90 y 100 ordenadores destinados tanto al gaming como a sectores profesionales que requieren máquinas de gran capacidad, como el diseño, la programación avanzada, el análisis de datos, el cálculo científico, la arquitectura o el trabajo con inteligencia artificial. De hecho, Coolmod suministra equipos a universidades, centros de investigación, empresas tecnológicas y proyectos públicos en los que el Gobierno de España requiere configuraciones específicas de alto rendimiento.

Ese crecimiento ha impulsado un plan de ampliación que permitirá a la empresa multiplicar su capacidad sin abandonar su ubicación actual. Coolmod ha adquirido unas nuevas naves muy próximas a su sede actual en el mismo polígono de Almassora. Tras una reforma integral, las nuevas instalaciones contarán con 540 metros cuadrados de oficinas y 2.400 de almacén. Uno de los cambios más significativos será la zona de montaje, que pasará de los 50 metros cuadrados actuales a 200 metros, lo que supone cuadruplicar la capacidad de producción. La empresa también prevé robotizar el almacén y ampliar las líneas de montaje para asumir un volumen de fabricación creciente. Un factor clave que permite a Coolmod competir con los gigantes de la venta online es su capacidad de respuesta inmediata: dispone de un gran stock, lo que permite satisfacer al momento una gran parte de los pedidos, sin depender de proveedores externos ni de tiempos de espera largos.

Detrás del éxito comercial existe, además, una apuesta sostenida por el talento local. Cada año la empresa incorpora entre 12 y 14 alumnos en prácticas, especialmente procedentes de formación profesional. Entre el 60% y el 70% de la plantilla actual inició su trayectoria en la empresa como estudiante. Hoy, Coolmod da empleo estable a 65 personas —a las que Fábrega se refiere como “65 familias que vivimos de Coolmod”— y, en momentos de gran demanda, la plantilla llega a alcanzar los 85 trabajadores. La compañía ha encontrado en esta combinación de formación técnica y retención de jóvenes castellonenses una de sus mayores fortalezas. Es una fábrica de talento que apuesta por mantener, crecer y cualificar empleo tecnológico en la provincia.

Formar parte de XarxaTec, la asociación que agrupa empresas tecnológicas de Castellón, ha permitido a Coolmod tomar conciencia del ecosistema innovador de la provincia. Fábrega reconoce que desconocía la magnitud de la actividad digital y tecnológica local hasta incorporarse a la asociación. Afirma que “hay empresas que podrían estar en cualquier capital del mundo y están en Castellón”, y quiere destacar públicamente el trabajo de su presidente, José Bort, al que define como "una persona capaz de generar sinergias, contactos y oportunidades de colaboración entre compañías locales".

Fábrega quiere trasladar un mensaje claro al tejido productivo y a la ciudadanía de la provincia: no hace falta irse fuera para comprar tecnología puntera ni para encontrar soluciones informáticas profesionales. Coolmod no ofrece mantenimiento, pero sí equipos de alta gama, precios competitivos y la posibilidad de contar con una red de autónomos de la zona para instalaciones técnicas. 

Desde un polígono de Almassora, la empresa se prepara hoy para abrir mercado en Francia, Alemania e Italia, además de trabajar en su futura entrada en Latinoamérica. Su expansión no depende de cambiar de ubicación, sino de reforzar desde Castellón una forma de entender la tecnología basada en la especialización, el conocimiento técnico, la formación continua y la capacidad de fabricar equipos que respondan a las necesidades reales de los usuarios más exigentes. La historia de Coolmod demuestra que el desarrollo tecnológico también puede crecer desde un territorio industrial que, con talento y visión de negocio, se ha convertido en referencia.