CASTELLÓ. Frost-trol, empresa de Castellón referente de frigoríficos industriales, encara en estos momentos un concurso de acreedores. La compañía, que llegó a emplear a más de 500 personas, inició sus problemas en 2021, cuando un fraude interno ocasionó un agujero de 14 millones de euros. Este hecho le obligó a refinanciarse, pero su evolución en las ventas no fue la esperada y entró en dificultades de circulante, lo que retrasó el pago a sus proveedores y afectó a su cartera de pedidos. La deuda financiera al término de 2023 alcanzó los 19 millones de euros, según exponen las últimas cuentas de 2023 que acaban de hacerse publicas, que muestran las circunstancias que han propiciado el apagado de la compañía.
Frost-trol, sin capacidad de hacer frente a sus proveedores, entró en una espiral de no retorno que le ha llevado a la situación de quiebra. Aún tiene una última oportunidad a través de la subasta del proceso concursal, ya que varios inversores han mostrado interés en comprar la unidad productiva, según fuentes de la empresa.
El balance de 2023 indica que la sociedad siguió trabajando en dicho ejercicio intentando liberar el producto que acumuló en 2021 como consecuencia de la simulación de un pedido que realizó una persona de la organización con un cliente comercial. Este hecho causó un incremento importante de existencias de materia prima y de acabado, valoradas en 14 millones de euros. La fábrica solicitó al respecto financiación para cubrir los 14 millones con la idea de devolverla con la venta de producción. Pero 2022 fue un año malo por el aumento de costes por la guerra de Ucrania, y en 2023 la cifra de negocio siguió bajando, concretamente, un 2%, pasando de 46,7 a 45,7 millones de euros. Las pérdidas en 2022 fueron de 8,3 millones y en 2023 de 4,6 millones.
A la vista de ello, la empresa refinanció en junio de 2023 la deuda bancaria, aplazando los vencimientos y generando nuevas líneas de financiación sujetas a nuevas garantías hipotecarias, al tiempo que impulsó un ERE que afectaba a 81 personas. En ese momento, la sociedad continuaba con buena aceptación entre sus clientes, según el documento económico, y llegó a tener comprometidos pedidos en 2024 de 45 millones de euros. Según el informe, Frost-trol empezó 2024 con perspectivas optimistas debido "a una sólida cartera de pedidos", pero durante este ejercicio, continúa, "surgieron desafíos significantes que afectaron a la operativa financiera de la compañía, en particular a la falta de circulante", lo cual "derivó en dificultades para cumplir con los compromisos de pago con los proveedores".
"La banca no reaccionó con la rapidez necesaria"
La empresa añade en las cuentas "que la banca no reaccionó con la rapidez necesaria, dificultando la obtención de la liquidez requerida para garantizar la continuidad de los pedidos. Esta situación provocó tensiones con proveedores estratégicos generando demoras en la cadena de suministro, y en consecuencia, una disminución en la capacidad de atender a los clientes". Desde la antigua dirección de Frost-trol recalcan que las entidades financieras tardaron en aprobar el circulante necesario para pagar a los proveedores y agregan que esta operación se confirmó a mitad de 2024, "pero ya era tarde". La firma se había quedado sin capacidad de producir, de manera que en 2025 paralizó la fabricación, despidió a los 135 trabajadores que seguían en plantilla y se declaró en concurso de acreedores.
La industria dejó por falta de financiación sin pagar parte de las indemnizaciones comprometidas con los 300 trabajadores que desde 2024 fueron despedidos en diversos ERE. Los exempleados han presentado demandas en el juzgado de lo Social de Castelló por los impagos. Con este proceso quieren que se califique la rescisión de sus contratos como despidos improcedentes. Esperan que finalice rápido para poder recibir lo que se les debe a través del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) al estar la empresa en concurso.