CASTELLÓ. La Cámara de Comercio de Castellón se asomó en 2011 al precipicio con la supresión de la obligatoria cuota cameral, un recurso que entonces acaparaba el 60% de sus ingresos. Esta pérdida, junto con la crisis económica del momento, obligó a la entidad a aplicar medidas drásticas y cambiar de modelo. Inició un cambio de gestión fomentando la obtención de nuevos ingresos vía formación, actividades o la externalización de espacios en la sede. Y este trabajo ha dado sus frutos en los últimos años, especialmente en 2024 y 2025. Así, si el año pasado ya fue muy positivo, en este ejercicio la Cámara ha superado los resultados de 2024 e incluso las previsiones que se había marcado, logrando el superávit más alto de su historia, con 1,2 millones de euros.

Así lo ha destacado la Cámara en el balance anual realizado por la presidenta, María Dolores Guillamón; el secretario general, Jesús Ramos, y el director gerente, Javier Valls. El año pasado mostró un primer impulso con un beneficio de 878.662 euros. Y en este 2025, en un contexto de crecimiento económico, los números se han disparado y han mejorado ostensiblemente las proyecciones realizadas en el presupuesto de 2025. La Cámara triplica el superávit en la estimación de fin de ejercicio frente al proyecto presupuestario inicial, pasando de 398.699 a 1,255 millones de euros.

Ello se debe, según los datos aportados por Jesús Ramos, a una mejora considerable de los ingresos. En el presupuesto se preveía obtener 4,8 millones y finalmente serán 5,6 millones. Mientras, el importe de la cifra de negocio alcanza los 1,6 millones, 93.980 euros más de lo previsto. El principal incremento se ha producido en las subvenciones de explotación, es decir, ligadas a diversas acciones formativas o de asesoramiento realizadas por la Cámara, que se sitúan en los 3,5 millones, 691.585 euros más de lo figurado en el presupuesto. Además, ha recibido 1,5 millones por prestación de servicios, entre otras partidas destacadas.

Por su parte, los gastos totales han sido de 4,3 millones, lo que supone una reducción de 67.481 euros respecto a las cuentas aprobadas.

La Cámara, no obstante, ha planteado un presupuesto conservador para 2026, con unos ingresos de 5,5 millones, gastos por 4,9 millones y un superávit de 634.599 euros.

120 empresas creadas en 2025

Uno de los puntos fuertes de la Cámara es su programa de formación. En este sentido, en 2025 ha realizado 300 acciones formativas con 4.400 asistentes y ha atendido 580 proyectos que han alumbrado la creación de 120 empresas, procedentes de 73 sectores diferentes, lo que destaca la diversificación de las mismas, ha subrayado Javier Valls. Asimismo, en el ámbito digital, la Cámara ha tramitado 7.500 expedientes del Kit Digital, ha realizado planes de dinamización comercial en Castelló, Onda y la Vall d’Uixó, y ha promovido actuaciones en 46 municipios.

Por otra parte, ha impulsado 24.000 legalizaciones de documentos, ha realizado 1.480 acciones de consultoría, ha gestionado más de 80 ayudas económicas y ha canalizado dos millones de euros en subvenciones de fondos europeos.

Perspectivas optimistas en 2026, pero con el reto de “la problemática de la vivienda”

Este relanzamiento de la Cámara coincide con un momento de mejora económica. La presidenta de la Cámara de Comercio de Castellón ha resaltado que, a pesar de la incertidumbre internacional y la inestabilidad política, los indicadores macroeconómicos -creación de empresas, actividad turística y afiliaciones a la Seguridad Social- apuntan a que en 2026 podría “consolidarse la senda de estabilización y crecimiento de la economía provincial”. Una previsión que coincide con el Colegio de Economistas de Castellón. 

No obstante, Guillamón ha expuesto los retos que se deben abordar “con firmeza” de cara al próximo año, como una resolución “decidida” de “la problemática de la vivienda”, avances en la dotación de infraestructuras estratégicas y en la atracción de nuevas inversiones, así como un refuerzo "de la defensa de la industria de la provincia como motor de desarrollo y bienestar".

Además, ha destacado la necesidad de contar con una Unión Europea “unida, capaz de defender con determinación los intereses de sus ciudadanos y de atender, al mismo tiempo, las particularidades territoriales”. “Esto -ha remarcado- resulta especialmente relevante en ámbitos como las exigencias en materia de emisiones de CO₂ aplicadas a la industria cerámica, donde es imprescindible que las políticas comunitarias combinen ambición medioambiental con realismo y sensibilidad hacia la realidad productiva de las empresas”.