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El eurocristiano tibio

Las dualidades de los mensajes de Ábalos

"Es inevitable que la gente se pregunte qué sabía Sánchez de lo que Ábalos estaba haciendo"

Publicado: 18/05/2025 ·06:00
Actualizado: 18/05/2025 · 06:00
  • José Luis Álabos.
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Premiado por la corona danesa, el físico Niels Bohr fue nombrado Caballero de la Orden del Elefante en mayo de 1947. Puesto que no era miembro de ninguna familia regia, ni presidía el gobierno de ninguna nación, se trataba de una distinción excepcional. Coherente con su trayectoria científica, eligió como lema para su escudo la expresión latina "contraria sunt complementa”. Insistía así en su idea de que había que combinar dos enfoques para dar una descripción completa de cualquier entidad natural. Y recalcó que, aunque a veces pareciesen contradictorios, en realidad esos enfoques siempre eran complementarios. La Física era, pues, una ciencia de dualidades. Y ahora, ante la difusión de los mensajes protagonizados por el diputado Ábalos, por el presidente Sánchez y por otros destacados políticos, los portavoces del sanchismo han optado por responder con una serie de argumentos duales. En efecto, se componen de dos partes contradictorias, pero complementarias.   

Veamos algunos ejemplos. Los mensajes son intranscendentes, pero filtrarlos es gravísimo. ¿En qué quedamos? ¿Carece todo esto de importancia o es muy grave? En una rueda de prensa, Esther Peña, portavoz del partido, ha declarado que los mensajes de sus primos son más interesantes que los de Ábalos. Entonces, ¿por qué no detalló en la rueda de prensa los mensajes de sus primos, sino los de Ábalos? Lo personal es político, pero la intimidad es sagrada. De nuevo, ¿en qué quedamos? ¿No decíais que todo lo personal es también político? ¿Y cómo cabe calificar de íntimas las conversaciones entre un presidente de Gobierno y su mano derecha política? Máxime cuando no están hablando de sus relaciones personales, sino de sus ministros. También dicen que quieren saberlo todo sobre los mensajes, pero no quieren que se difundan. Pues es imposible lograr las dos cosas a la vez. La luz se comporta como una onda en unos experimentos y como un chorro de corpúsculos en otros experimentos, pero no simultáneamente.

 

Esas dualidades argumentativas constituyen un síntoma de que los líderes sanchistas están inmersos en una situación de incertidumbre"

 

Otra respuesta sanchista: los mensajes no tienen importancia penal, pero filtrarlos es delictivo. O sea, no es por el huevo, sino por el fuero. Pero todos sabemos que quién dice eso generalmente está bastante interesado en el huevo. Y aquí también el temor es que algún futuro mensaje pueda tener relevancia penal. Más respuestas: no vamos a seguir prestando atención a los mensajes, pero adoptaremos las medidas judiciales que nos parezcan oportunas. También es imposible hacer esas dos cosas a la vez. Si los sanchistas van a presentar una denuncia, tendrán que seguir prestando atención a los mensajes. Aunque tampoco cabe descartar que no presenten ninguna denuncia. Finalmente, los sanchistas dicen que los mensajes muestran que todo vale para atacar a Sánchez y la vez dicen que no creen que Ábalos esté presionándolo. Bueno, pues si Ábalos no está presionándolo, no están aplicándose todos los modos posibles para atacar a Sánchez.

Esas dualidades argumentativas constituyen un síntoma de que los líderes sanchistas están inmersos en una situación de incertidumbre. No saben con certeza quién ha entregado estos mensajes a los periodistas del diario El Mundo, pero no pueden descartar que Ábalos esté por medio. Máxime cuando el propio diputado ha reconocido que no se opuso a la difusión de algunos de ellos. ¿Y por qué no de todos? ¿Hay dos asesinos, como en el atentado contra Kennedy? El problema es que luego resultó que solo había habido uno.

 

Los mensajes dejan ver la pugna que hubo en el partido socialista entre dos corrientes: Sánchez o Susana Díaz"

 

La sospecha de que este lío provenga de Ábalos explica por qué los argumentos hasta ahora expuestos por los sanchistas contra la difusión de los mensajes omiten las dos dualidades verdaderamente importantes. Y la omisión se debe a que esas dos dualidades incumben al presidente Sánchez. En primer lugar, los mensajes dejan ver la pugna que hubo en el partido socialista entre dos corrientes: la capitaneada por Sánchez, que postulaba hacerse con el Gobierno a cualquier precio, y la capitaneada por Susana Díaz, que no estaba dispuesta a traspasar ciertas líneas rojas, como pactar con Bildu o aceptar que España no era una nación, sino una pluralidad de naciones sujetas por una Constitución a demoler.

Las consecuencias primarias de la victoria de la corriente sanchista sobre la de Susana, jodida en opinión del vencedor, son bien conocidas: laminación de los discrepantes en el partido, pacto con Bildu, pacto con Podemos y pacto con Sumar. Las consecuencias subsiguientes también lo son: indultos a los separatistas que lideraron el golpe de Estado de 2017, derogación del delito de sedición, rebajamiento del delito de malversación, amnistía para los citados separatistas, petición de la oficialidad del idioma catalán en la Unión Europea, concesión de un cupo fiscal a la vasca para Cataluña, reserva del 20% para esa región de los gastos nacionales, declaración de que esta legislatura tiene que ser la del pleno despliegue del carácter nacional de Cataluña, ampliación de la red de embajadas catalanas, varios años sin presupuestos nacionales... No todas esas iniciativas le gustaban a Sánchez: la autodeterminación de género lo sumía en (justificadas) dudas; la prohibición de los desahucios era, en su opinión, un negociazo para los okupas. No obstante, consistió en todas con tal de seguir en la presidencia.

La segunda dualidad importante de estos mensajes está relacionada con el hecho de que el diputado Ábalos, que mantenía una relación muy estrecha con el presidente Sánchez, está siendo investigado por corrupción. Y, dado que nunca ha explicado por qué lo destituyó como ministro y secretario de Organización del partido, ni tampoco por qué luego lo incluyó en la candidatura al Congreso, resulta inevitable que la gente se pregunte qué sabía Sánchez de lo que Ábalos estaba haciendo. Y también qué puede temer Sánchez de lo que Ábalos confiese en el futuro. Teniendo en cuenta que el doctor Sánchez alcanzó la presidencia del Gobierno español gracias a una moción de censura que pretendía acabar con la corrupción del PP, esas dos preguntas tienen su morbo. Aunque quizás solo estemos ante la dualidad de la que nos dio noticia la entonces ministra Calvo, que ahora preside el Consejo de Estado de España: no había que confundir las promesas del candidato Sánchez con los actos del presidente Sánchez. Así que hay distinguir entre el candidato Sánchez, que combatía la corrupción, y el presidente Sánchez, que echa de menos a Ábalos. Y ahí estamos.

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