Seguí al detalle, a través de À Punt, el discurso de Juanfran Pérez Llorca para su investidura como nuevo presidente de la Generalitat y me encontré con un hombre tranquilo, con un discurso ajustado (una hora) y con una reivindicación de lo cotidiano como forma de hacer política. Puso como ejemplo su etapa de alcalde de Finestrat, ya finiquitada, con una frase redonda: “Ser alcalde no es mandar, es estar”. Traslademos el axioma al cargo de jefe del Consell que es lo que él pretendía.

Juanfran Pérez Llorca se presentó más como Juanfran más que como Pérez Llorca: el nombre como sustantivo mayor para reivindicar su persona. Es lo que viene practicando, con  notabe éxito, el presidente andaluz Juanma Moreno Bonilla. Nada que ver con Ayuso: orgullo y prejuicio por echar mano de un célebre titulo cinematográfico. Bajo estas premisas albergo la convicción de que el nuevo presidente de la Generalitat, que toma posesión este martes, no va a ser un mero testaferro de Carlos Mazón como ha venido proclamando machaconamente PSPV-PSOE y Compromís. Eso es tomarlo por lelo. 

P. Llorca va a intentar con ahínco desmarcarse todo lo posible de la etapa nefasta que se inició el 29 de octubre de 2004 con la Gran Riada en los pueblos del área metropolitana de València, la dana. Por eso hay que valorar el gesto de que su primer anuncio oficial fue el de pedir perdón a las víctimas a la vez que lanzaba el compromiso de reunirse con los familiares de los 229 fallecidos. Bien es verdad que mezcló en en ese perdón al Gobierno de la nación, que también estuvo espeso el nefasto día de autos por mucho que saquen pecho la delegada Pilar Bernabé y la ministra y secretaria general del PSPV-PSOE Diana Morant. ¿Cuántas veces ha estado Pedro Sánchez en València? El 30 de octubre de 2024, donde tuvo que abandonar  la zona abucheado y embarrado por lo que lanzaron los vecinos, lo mismo que Mazón, una mini-reunión  en la Delegación del Gobierno, y su presencia en el Funeral de Estado.

En el lenguaje no verbal Juanfran intervino con aplomo, combinando valenciano y castellano, como quien previamente se ha dicho a sí mismo “de esta salgo sí o sí”. Tuvo que lanzar los guiños necesarios a Vox porque necesitaba su respaldo. ¿O es que había otra opción? Sí: que PSOE y Compromís le hubieran prestado 11 votos para romper el cordón de la hiper-dependencia del PP con la ultraderecha. Eso es lo que pasa en Alemania. Y eso lo que no pasa en España por el frentismo que han generado los unos, los otros, y maroto el de la moto. Y es a lo que se enfrenta en Extremadura la popular María Guardiola aún en el caso (como ya ocurrió la anterior vez) de que el PSOE sea la lista más votada para el parlamento autonómico.

Se queja la izquierda de que Núñez Feijóo está cautivo de Abascal y no se les ocurre ninguna alternativa: ven más rentable acusar de fachas a los del PP, meter miedo, mucho, demonizando a la faschosfera compuesta por los millones de españoles que no les votan. El fallecido  Javier Lambán es/era también fachosfera como se comprobó en el homenaje el otro día en el Senado: cero ministros. Vergonzonso. Todo ello en el contexto de un personaje, Pedro Sánchez, rodeado de mierda por todos los lados, sin presupuestos y en minoría  absoluta en el Congreso. Menudo panorama, en compás de espera de lo que larguen Ábalos y Koldo, que ya han empezado a largar. Y no se va.....

Llorca habló de inmigración y copió unas palabras textuales de Salvador Illa para abogar por un flujo ordenado y con una alusión inteligente al PNV: la Ertzaina ya ha dado a conocer los casos de delincuencia en el País Vasco desvelando la precedencia (los magrebíes salen muy mal parados); Los Mossos d'Escuadra van a hacer lo mismo. ¿Racismo solapado o explícito? No lo sé aún. Lo tengo que meditar. Juanfran olvidó que la inmigración es competencia exclusiva del Estado. También habló del Pacto Verde que en su criterio está arruinando la agricultura de la Comunidad: pulpo animal de compañía con tal de contentar a los ultras, negacionistas del cambio climático y 'torquemadas' en lo que consideran talibanismo ecologista.

A lo que voy: el nuevo jefe del Consell demostró capacidad para darle la vuelta a la tortilla. Habrá cambios radicales en el organigrama de Presidencia y habrá retoques y algún que otro cese entre consellers y altos cargos. La oposición se queda sin armamento señor Joan Baldoví, portavoz de Compromís en Les Corts,  con pedir la dimisión de Mazón como diputado raso para conservar su estatus de aforado no se ganan elecciones. La izquierda tiene que resetear a la voz de ya su disco duro.

CODA: Visto con perspectiva habrá que subrayar la nefasta gestión de Carlos Mazón con una prepotencia inusitada y con una ausencia, la de El Ventorro, que algún día será pasto de una tesis doctoral. Todo ello en medio de una gran maraña de mentiras y mentirijillas que producen hasta vergüenza ajena. Gobernar no es mandar. Es estar.