VALÈNCIA. La presente edición de Cevisama poco tiene que ver con las previas a la pandemia. Es cierto que en los últimos ejercicios la feria del azulejo castellonense ya había perdido la ostentación (incluso derroche) de los años de gloria, pero visibilizaba año tras año el vigor de la industria cerámica española. Y en este ejercicio 2023, pese a las circunstancias y a las -notables- ausencias, son varios los fabricantes que siguen resistiendo y exhiben en sus stands la vanguardia productiva del sector español.
Y a fe que lo están consiguiendo. La segunda jornada, como siempre ha sucedido, dejó este martes una mayor afluencia de público que en la primera, con lo que los nueve pabellones de Feria Valencia exhibieron un buen ambiente y, lo más importante, actividad comercial en los stands. Cierto es que esto debe posteriormente plasmarse sobre el papel (la muestra la tienen los comerciales en la reciente edición de Cersaie, cuando la gran afluencia no se tradujo posteriormente en pedidos), pero como señala un empresario: "Si no estuviera aquí, ya me sería imposible vender; es el primer paso".
Así, los gigantescos pasillos del hall de Feria Valencia hicieron este martes rememorar el esplendor de otros tiempos la Feria Internacional de Azulejo y Complemento de Baño. Con el añadido de que en los pasillos de muestras de las empresas la conversación difiere mucho a la del pasado septiembre, cuando una palabra resonaba por encima del resto: gas. "La gente tiene claro a lo que viene", remarcan desde los expositores.