CASTELLÓ. Compromís vuelve a exhibir sus discrepancias con su principal socio en el Gobierno valenciano. Después de que el Ejecutivo estatal haya reconocido a Carles Mulet aquello que ya apuntó este diario, que la ruta aérea Castellón-Madrid no encaja en la normativa europea, el propio senador y el conseller de Economía Sostenible, Rafa Climent, han evidenciado que el criterio de esta formación es contrario al del president de la Generalitat, Ximo Puig, que pretende subvencionar la conexión aérea, tal y como anunció recientemente en una visita al aeropuerto de Castellón.
"No es evidente", señala el Gobierno en su respuesta escrita a Mulet, que la conexión aérea encaje en la normativa europea y pueda ser declarada obligación de servicio público "por la existencia de modos alternativos de transporte y amplia conectividad aérea, disponible a través de otros nodos de la comunidad autónoma", recoge el documento.
Y desde Compromís ven totalmente acertada la decisión. En concreto, Climent es "partidario de que si tenemos alternativa de otros transportes más sostenibles, apostar por estos" y recuerda que esta descarbonización, además, "ya se contempla en el acuerdo del Botànic": "La movilidad supone en la Comunitat el 40% de emisiones, hemos de trabajar y dar prioridad a esa electrificación".
No es la primera vez que ambos socios de gobierno abren una vía en un tema tan espinoso. De hecho, Mulet ya criticó lo que en Compromís califican de un nuevo ximoanuncio: "Cuando ni AENA ni Europa ven un encaje claro, es una auténtica barbaridad" subvencionar la ruta, señala el senador. "Primero por intentar asumir competencias que no le son propias" y además por "un madridcentrismo", que el senador de Cabanes considera "una visión cateta de las propias necesidades de movilidad de las personas que viven o vienen a Castelló", ya que habrá "un escaso número de pasajeros".
Como Climent, Mulet también pide apostar por "conexiones sostenibles" y evitar un gasto en unas instalaciones "que fueron una ocurrencia del PP más corrupto y un fiasco que supone una sangría importante de recursos". Además, propone fomentar el transporte público para llegar al aeropuerto, en lugar de rutas aéreas más caras y contaminantes: "La apuesta global ha de ser hacia la reducción de los vuelos en aquellos destinos que pueden suplirse por ferrocarril. El aeropuerto y las líneas deben dejar de ser un pozo sin fondo de recursos, de forma que sea viable y sostenible sin dinero público".