VALÈNCIA. En este Día Internacional de las Mujeres desde Ediciones Plaza ponemos el foco en aquellas gestoras que no solo hacen cultura desde la base, sino que la moldean desde los despachos de dirección, mujeres que ocupan la primera plana de la gestión cultural valenciana y que dan forma a una escena para las que vienen. Hablamos con gestoras de distintos sectores que nos ayudan a hacer una fotografía de la cultura actual y de las acciones concretas que, en cada ámbito, diseñan para facilitar el acceso a creadoras, mejorar condiciones o aumentar su presencia en salas y museos. Para hablar de ello contamos con la mirada de algunas -no todas- de las principales líderes culturales de València: Sara Mansanet, responsable del festival de mediometrajes La Cabina; Noemí Yim, directora general de la escuela de arte y diseño Barreira; Nuria Enguita, directora del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM); Marta Rodríguez, de la sala de conciertos La Salà; María Ángeles Fayos, Presidenta de la Asociación Valenciana de Empresas de Teatro y Circo (AVETID) y Directora de comunicación en el Teatro Olympia y Sandra Guimarães, directora del centro de arte Bombas Gens. Seis testimonios que son prueba de lo que se consigue cuando el poder se feminiza.
Sara Mansanet ha sido testigo en primera fila, desde el festival de mediometraje La Cabina, del progresivo aumento de participación de mujeres directoras en la última década: “No solo estamos hablando de las elecciones finales, se trata de comprender la películas que compiten y las responsables directas que participan en esta carrera”, comenta sobre el aumento de mujeres participantes. “Buscamos una paridad real que se está alcanzando. En La Cabina ya hay más mujeres directoras que hombres, e incluso diría que se supera el porcentaje”. Esto va ligado directamente con el aumento de referentes femeninos los últimos años, gracias a las cuales “hacen que muchas mujeres se animen a dirigir proyectos, películas y a formar parte de estas”. “Tener referentes por delante de los que están haciendo su trabajo ayuda a las que vienen después; esto es como una cadena que se va engrosando”. Mansanet señala también que gran parte de este trabajo se da donde no se ve, en la organización de festivales: “Desde ahí se decide todo, y en la programación tiene que haber un contenido lo más paritario posible”.
Pero la labor como gestora no acaba en las salas de proyección, hace apenas unas semanas co-presentó, como delegada de la Comunitat Valenciana de CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales), un nuevo protocolo creado para combatir el acoso sexual, de género y los abusos de poder, un texto que se presentó tras meses de trabajo y en el que, por supuesto, no ha estado sola. El documento ha sido promovido, diseñado y firmado junto a la Associació d’Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV), la Associació d’Empreses d’Arts Escèniques del País Valencià (AVETID) y la Acadèmia Valencia de l’Audiovisual (AVAV). Este protocolo, tal y como lo define Mansanet, es una pieza clave para que las asociaciones, las empresas y demás profesionales -tanto trabajadores del audiovisual como de escénicas- sean conscientes de que hay un marco que las protege. “Es una herramienta para no sentirse solo en estos procesos y da claves para saber dónde acudir y a quién preguntar”, explica sobre este trabajo. "Hay mucha desinformación aunque seamos ya muy adultos dentro de este terreno”.
Nuria Enguita define la estrategia del IVAM como la de pensar el museo desde una perspectiva postfeminista, lo que les permite ir tejiendo relatos y prácticas diversas y disidentes. En esta práctica, tal y como lo define la directora, las mujeres son sujetos activos y su experiencia, su historia y su memoria son necesarias: “En el IVAM hacemos visible la obra de mujeres artistas con las herramientas de las que disponemos: mediante exposiciones, adquisiciones, actividades, comunicación en redes sociales etc. Pero no solo eso, intentamos transformar los discursos y trabajar de formas más horizontales y colaborativas, añadiendo capas, fomentando el encuentro con lo diverso, abriendo los saberes y las acciones”.
El museo, además, ha desarrollado ya dos Planes de Igualdad para integrar la perspectiva de género de forma activa entre el personal y tiene un equipo compuesto en más de un 60% por mujeres: “Trabajamos sesgos como la invisibilidad o la infrarrepresentación de ciertos grupos en el museo; los estereotipos, que asignan roles tradicionales y rígidos a ciertos colectivos; el desequilibrio que resulta de la inclusión de un único punto de vista en la interpretación de un tema o colectivo; la fragmentación/aislamiento debido a la separación de temas relacionados con las mujeres y minorías del discurso mayoritario y, finalmente, los sesgos lingüísticos”.
Por mejorar y seguir trabajando, queda dar voz a los sesgos invisibles y recuperar el relato de mujeres artistas. Todo ello a través de un esfuerzo en la educación de las nuevas generaciones: “Lo importante es transformar los discursos hegemónicos para entender de otra manera el conocimiento heredado, con la esperanza, también, de transformar el presente”. El museo, a su vez, ya ha dedicado gran parte de su programación a mujeres artistas. Desde el año 2021, de un total de 19 exposiciones temporales, 11 de ellas se han dedicado a mujeres - Anna Boghiguian, Carmen Calvo, Teresa Lanceta, Lola Lasurt, Mar Arza, Ana Penyas y Alba Herrero, entre otras-, lo que supone un 57%.
A estos datos se suman otras actividades que organiza el IVAM y que permiten que el museo se convierta en un espacio de encuentro y de debate, desde el que hacer comunidades: "Se trata de proponer prácticas críticas y experimentales que construyan espacios de convivencia, donde ese 'pensar-con' que nos enseña el feminismo tome sentido”.
La Salà irrumpió con fuerza en 2020 en la agenda musical valenciana. Allí trabaja Marta Rodríguez, quien lleva la comunicación y parte de la programación. Junto a ella trabajan Anabel Nadal y Macarena Salas, y un tejido de mujeres muy amplio que gestiona proyectos creativos relacionados con la cultura y las artes escénicas. Su función es la de construir espectáculos con una perspectiva feminista, a través de diálogos sobre valores e intereses y sobre necesidades de la ciudad. “Vimos que era complicado acceder a diferentes circuitos y posicionarnos por la barrera de la visibilidad de la mujer en la industria musical. También notamos que había una necesidad grande, desde la programación, de un altavoz desde el cual contar la historia de las valencianas que quieren tocar en València y de las emergentes”.
Todo este trabajo se refleja en una programación de lo más diversa y la creación de un espacio seguro para las bandas de la ciudad y que dentro de La Salà se percibe ya desde el mismo ambiente: “Nosotras nos relacionamos con nuestro entorno, con nuestras políticas y con el feminismo, y con la manera de crear entre nosotras también. Nuestra plantilla está integrada por mujeres y nuestro espacio es un ambiente totalmente seguro. Nos preocupamos mucho de que todo el mundo se sienta tranquilo en nuestros eventos”.
También remarcan que sus fiestas nocturnas y la colaboración con colectivos consigue que nazcan propuestas feministas e innovadoras en el sector, a través de las cuales las mujeres pueden vivir “un emprendimiento de su cuerpo y vivir una libertad de movimiento súper potente”: “Hay muchos espacios en los que esa política no está tan cuidada, nosotras buscamos que La Salà sea un espacio de libertad, de integración y de diversidad donde todos los colectivos se sientan cómodos para expresarse”.
“En estos momentos hay mujeres presidiendo la mayoría de asociaciones empresariales y profesionales del sector de artes escénicas. En el terreno político (como Ayuntamiento, Diputación y Conselleria) en Cultura hay mujeres muy comprometidas, y en la dirección de festivales cada vez más también”. De esta manera contempla María Ángeles Fayos la escena de mujeres que gestionan la cultura valenciana. Algo que -explica- se repite también sobre las tablas. Destaca, por tanto, que en los últimos años la presencia de mujeres ha aumentado considerablemente en el teatro “en cuanto a representación de autoras , directoras, productoras y distribuidoras”. Clave de ello es que se vean mujeres en primer plano y que, a su vez, eso se refleje en el mundo de la cultura, lo cual promueve que surjan nuevas voces: “Son muchas las compañías lideradas por mujeres y el trabajo de autoras y directoras está cambiando la perspectiva de género”.
“También el público decide qué quiere ver y el porcentaje mayor de espectadores que se acerca al teatro es femenino, y eso condiciona la programación”, añade. Su labor, junto a la de las compañías y la de las directoras, es que se enriquezca constantemente el tejido y la programación de los teatros, tanto en estructuras medianas como más grandes como Olympia Metropolitana: “Las salas alternativas programan contenidos más innovadores y transgresores, pero las salas grandes como la nuestra, que dependen mucho del público, nos debemos también a lo que la comunidad demanda. Aún así, por nuestra misión, buscamos programar para públicos diversos y buscando nuevas miradas”.
El comité de dirección de la escuela Barreira está formado por tres mujeres. Un equipo mayoritariamente femenino, también en la coordinación académica y la conformación de másters, hecho que ayuda a moldear el proyecto. Cuenta Noemí Yim, su directora general, que el objetivo es que "se compita siempre de igual a igual, que se tengan siempre las mismas oportunidades y que, además, en sus trabajos del día a día puedan divulgar este mensaje”. Todo ello es crucial -especialmente- en industrias que están más bien masculinizadas, como el sector de videojuegos. "Cada vez hay más mujeres en clase y eso cura contra la sexualización en esos mundos", relata.
Esta, junto a carreras de índole más técnica, son las que tienen un menor número de mujeres dentro de su plantilla. Para Yim, la clave educativa, de cara a este futuro, es que se cambie la perspectiva gracias a las propias mujeres que hay en clase: “Aparecen en clase debates involuntarios en los que los compañeros muestran un mayor respeto por la imagen de la mujer. Es muy importante ver este avance”.
Con ello, valora cómo los trabajos creativos que salen de la escuela han cambiado en los últimos años, y “progresan adecuadamente”. Ya no solo se trata de que haya una visión femenina dentro del grupo, sino también generar autocrítica y aprender nuevos enfoques: “No solo hablamos de que haya paridad, o de dar charlas alrededor de los temas sociales. Estamos hablando de cuestiones de organización y de puestos de poder. Hay sectores en los que la masculinización sigue siendo algo muy evidente, pero desde la educación podemos hacer muchísimo: nuestro alumnado va a conseguir romper esas barreras en un futuro”.
Para Sandra Guimarães, directora del centro de arte Bombas Gens, la función de las instituciones culturales es clave para dar respuestas a lo que sucede en la sociedad. La del museo, entre tantas labores, es la de saldar una “deuda histórica de discriminación”. Defiende así que el museo debe ser comprometido, afirmar su filosofía, y convertirse en un espacio de encuentro vital en el que reflexionar sobre la mirada que se le da al mundo: “El arte no tiene género, pero los artistas sí. Por lo tanto, este problema no debe olvidarse. Esto obviamente no es un enfoque esencialista sino sociológico: ¡El progreso de los derechos de las mujeres y su visibilidad profesional no está garantizado en todas partes! Además, la historia del arte tiene sus zonas grises, ya sea por cuestiones de género, raza, identidad religiosa…. Debe ser deconstruido para complicar y densificar, integrando nuevas historias en un fin polifónico, sin reescribir nuevos cánones”.
De la misma manera, es consciente de que su labor en primer plano permite que la reeducación y el cómo se exhiben las cosas llame a nuevas voces a querer formar parte del relato: “Se trata de deconstruir una lógica y construir otros modos de hacer y de comprender el museo. Para ello, la investigación de la historia del arte es fundamental. Hace unos años se programaba a grandes mujeres artistas que habían sido ignoradas por la historia. Hoy ya no las llamamos así. Nos referimos a ellas como artistas".
Estas son las que, a su vez, amplían la visión de un mundo que antes solo reflexionaba sobre cuestiones más cerradas y dejando de lado el debate y a las minorías. Desde Bombas Gens creen que con la acción se puede reflexionar sobre las cuestiones urgentes de nuestro tiempo, dejando de lado el mundo en el que vivimos que ha sido construido desde lo patriarcal: "Creo que la última década está marcada por el auge del feminismo y por la interpelación a una gran parte del público. Creo que el cambio no puede ser sólo cuantitativo. Antes que nada, se trata de deconstruir una lógica y otros modos de hacer y de comprender el museo”. Finalmente, reconoce que siempre queda más trabajo por hacer, y que es clave que los artistas se sientan atraídos e incentivados por una ciudad en la que se dirige desde una perspectiva feminista y en la que se fomenta un museo inclusivo: “Generamos un lugar de encuentro donde la producción y la experimentación tengan lugar”.
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