Fotos: ANTONIO PRADAS
CASTELLÓ. La retirada de la cruz de Ribalta este miércoles supondrá para la adjudicataria, Vainsa Infraestructuras, todo un desafío. Más allá de la polémica, la supresión del monumento obligará a la mercantil a realizar un importante despliegue de recursos técnicos y humanos pese a que el presupuesto del proyecto apenas ronda los 58.908,16 euros (impuestos excluidos).
Para acometer la actuación, que implica el izado y cambio de emplazamiento, la empresa empleará un encofrado fabricado ex profeso, dos camiones (uno de ellos con grúa y cesta) y hasta 15 operarios. Fuentes de la concesionaria explican que los trabajos de entablillado, sujeción, corte del fuste por la base, levantamiento y transporte durarán entre las tres y las siete horas, siempre y cuando no surja ningún imprevisto. Esto significa que, en el mejor de los casos, el lábaro estará en su nueva ubicación de la explanada de la parroquia Santo Tomás de Villanueva a finales del día.
De los dos vehículos que se utilizarán, el más pequeño (9 metros de longitud) servirá de apoyo, mientras que el de mayor tamaño (12 metros) se usará tanto para levantar el monumento como para cargarlo y transportarlo, ya que posee una pluma con una potencia de hasta 16.000 kilos. Durante el manejo de la estructura, que pesa unas seis toneladas, se hará especial atención al reparto de las cargas para evitar daños y caídas.
La idea de Vainsa, compartida por el Acord de Fadrell, estriba en completar la retirada de la cruz este mismo miércoles, es decir, en un solo día. Sin embargo, dependerá de varios factores. Entre ellos, el estado de conservación de la pieza, que no es el más idóneo, de acuerdo con un informe técnico. No en vano, la existencia de humedades por la falta de mantenimiento eleva el riesgo de desprendimiento del hormigón. Asimismo, el esqueleto interno muestra evidencias de oxidación, por lo que la ejecución de esta primera fase será la más delicada de la actuación. Es por ello que la empresa tampoco garantiza al 100% que vaya a completar el traslado antes de este jueves.
Por las dimensiones del monumento (seis metros de estatura y un larguero de unos 3 metros), el transporte se realizará a través de un itinerario específico. Para sortear las calles del centro, todo hace indicar que el camión circulará por el anillo de circunvalación desde la avenida Barcelona. Además, estará escoltado en todo momento por las fuerzas de seguridad.
En este sentido, el Ayuntamiento de Castelló y la subdelegación confirman que habrá un dispositivo especial los primeros días en Ribalta. Varias patrullas de la Policía Local y la Nacional vigilarán para evitar incidentes y garantizar la integridad física de los trabajadores. Dicho dispositivo será flexible, de manera que en los momentos de mayor tensión se incrementará la presencia de efectivos. Por el contrario, los agentes disminuirán cuando la adjudicataria se centre exclusivamente en los trabajos para restituir el jardín de 1926, lo que significará que el monumento se encontrará ya en el nuevo enclave.
Como ocurrió en agosto, con el primer y fallido intento, durante la jornada de este miércoles se sucederán las concentraciones en la cruz. Unas a favor y otras en contra. La Fundación Abogados Cristianos hará un último intento por paralizar las obras. Este martes presentó su enésimo recurso en el Contencioso-administrativo número 1 de la capital de la Plana para solicitar medidas cautelarísimas. En esta ocasión, advierte a la jueza que ahora sí que hay una constatación real sobre la retirada de la cruz al haberse anunciado el día. De ahí que plantea la interrupción del proceso hasta que se resuelva su reclamación, que va en la línea de cuestionar el catálogo de vestigios franquistas de la Conselleria de Calidad Democrática.
El inventario considera el lábaro como un símbolo de la dictadura de Franco, toda vez que se alzó en 1944, después de la Guerra Civil, en honor a los Caídos por Dios y por España. Bien es cierto que el consistorio resignificó el monumento en 1979. No obstante, el comité de expertos de la propia Conselleria señala en varios informes que la cruz sigue siendo un punto de encuentro y exaltación del franquismo.