CASTELLÓ. El debate sobre la moción del Partido Popular a propósito de la tasa turística ha servido este martes, 23 de julio, para escenificar las hostilidades que marcarán las relaciones entre el equipo de gobierno de la Diputación de Castellón, integrado por el PSPV-PSOE y Compromís, y la principal fuerza de la oposición.
El pleno ordinario, en lo que respecta al orden del día, apenas ha ocupado 20 minutos. La unanimidad ha caracterizado cada una de las votaciones. Incluso, el despacho extraordinario ha resultado testimonial. Ninguna intervención de los portavoces y una incómoda complicidad entre los distintos partidos, especialmente a la hora de aprobar la declaración institucional sobre el "problema de la plaga de mosquitos en la provincia".
No obstante, en el ambiente se palpaba cierta tensión y hasta ansiedad por abordar la moción presentada por el PP en relación a la citada tasa turística. Era evidente que el punto desataría la discordia, y así ha sucedido. El bloque que forman socialistas y nacionalistas, con 14 diputados, ha tumbado la propuesta popular, que además ha contado con el beneplácito de Ciudadanos (en total, 13 representantes).
El debate entre los portavoces, con reproches y cruce de acusaciones, ha puesto de manifiesto que la legislatura estará marcada por la persistente colisión entre las fuerzas de izquierdas y las que por ideología se sitúan más hacia la derecha. Los primeros, con la inexperiencia de haber permanecido en la oposición durante 24 años, tendrán que aprender a gobernar. Los segundos, más curtidos en batallas de cuerpo a cuerpo, intentarán marcar siempre la porfía, como ha ocurrido en el pleno de este martes.
