CASTELLÓ. El primer paso para empoderar el Festival de Jazz de Peñíscola se dio el año pasado cuando todos sus conciertos fueron trasladados por primera vez al Palacio de Congresos de la localidad. Una acción que, de forma coherente, han mantenido de nuevo en esta 16ª edición. "Tocando en la calle no se percibía la tensión necesaria que requieren estos encuentros. Por eso, se corría el riesgo de que se convirtiera en una cita de ocio para dinamizar las terrazas. Ahora aseguramos la calidad del sonido y, con ello, dignificamos el trabajo de artistas tan profesionales como los que vienen a actuar a Peñíscola", señala Marga Landete, directora adjunta de Música y Cultura Popular del Institut Valencià de Cultura.
Con este escenario por delante, la institución aspira a situar el festival de Peñíscola entre las grandes citas jazzísticas del país. Para ello, no importa el hecho de que no aglutine todos sus conciertos en un mismo fin de semana o en varias días, como sí hace el gran festival de San Sebastián. Su ideal se basa principalmente en evitar contraprogramar con otras actividades públicas o privadas que cargan y recargan en verano a una de las ciudades más turísticas de la provincia. Así, en esta ocasión, la velada se desglosará en cuatro jornadas repartidas entre el 5, 11, 19 y 26 de julio.
Todos los conciertos serán en viernes con excepción de una cita -que como bien dice Alfonso Ribes, director territorial de Castellón del IVC- no se podía dejar pasar. Se trata del concierto de una de las más importantes cantantes de jazz de nuestra época, la gran Dianne Reeves, quien visitará Peñíscola el jueves 11. "Era ese día o no era, porque no podía venir en otra jornada, así que nos saltamos el 'protocolo'. Es la gran apuesta de la edición. Reeves no solo es un nombre es una de las mejores voces que hay en la actualidad", expresaba Ribes en la rueda de prensa de este miércoles. La estadounidense visitará la ciudad para presentar su último disco Beautiful life, con el que ganó uno de los cinco Grammy que aglutina en su vitrina.
Antes, el pistoletazo de salida correrá a cargo de un cuarteto mixto -en cuanto a nacionalidad se refiere- como es la Jeff Jerolamon Jazz Experience (el 5 de julio), una formación encabezada por el compositor de Nueva Jersey y con residencia en València. Otro de los grandes músicos que espera está 16ª edición, puesto que Jerolamon ha tenido la oportunidad de tocar, entre otros, con Junior Cook, Joe Henderson, Johnny Griffin y Sonny Fortune, Herb Ellis. Así mismo el baterista de jazz estará acompañado por los músicos de la Comunitat; Jesús Núñez, Julio Fuster y Joan Vicens.
El tercer espectáculo (19 de julio) correrá a cargo de los valencianos Spanish Brass, quienes han alcanzado los 30 años como formación profesional, y el andaluz Chano Domínguez, quien puso música a través de su piano a la banda sonora original de la película de Fernando Trueba, Calle 54. Los músicos tocarán en el Festival de Jazz de Peñíscola su Puro Oliva, en forma de sexteto. Finalmente, el cierre lo darán Pepe Rivero & María Besarte, que presentarán Delirio. La reconocida vocalista clásica y el pianista conjugarán tres temas propios con otras canciones popularmente conocidas.
La ambición del Festival de Jazz de Peñíscola está clara. Ahora bien, su partida presupuestaria todavía oscila sobre los 70.000 euros, una cantidad que, por proximidad, se aleja completamente de citas destacadas como la de València, donde se conjuga un ciclo que, organizado por el Ayuntamiento, cuenta con 227.976 euros y más de una veintena de actuaciones. Es decir, su vocación de colocarse en el estrado de las grandes citas jazzística del país puede quedar un tanto alejada de la realidad, si bien eso no quita la calidad y el cuidado proyecto que habita actualmente en la ciudad.