BOLONIA (ITALIA) / ENVIADO ESPECIAL. Una palabra sobrevuela estos días Bologna Fiere. Gas. En cada stand de Cersaie se repite el vocablo, con diferencias en la pronunciación, pero fácilmente entendible en muchas de las lenguas utilizadas en las negociaciones del certamen italiano (principalmente el italiano i el inglés). No en vano, la coyuntura energética marca una feria que, en cuanto a volumen de visitantes y al interés que estos muestran, es excepcional, coinciden sus participantes.
Pero el gas siempre está ahí. De hecho, es de lo que más hablan las autoridades que desde la provincia de Castellón y el resto de la Comunitat se desplazan estos días a Italia. Nadie del Gobierno la ha utilizado, eso sí: nadie ha venido... ni vendrá. Y es precisamente al Ejecutivo estatal, y al europeo, al que más se refieren las demandas del sector y de las instituciones locales y autonómicas que hacen suya su voz.
Un lobby sin eco en Bruselas
Lo ha hecho el conseller de Economía Sostenible, Rafa Climent, quien destaca la necesidad de "ejercer de lobby" en Bruselas, algo que también debe asumir Madrid. Desde València su departamento busca definir ayudas a fondo perdido que complementen las del Gobierno. También el presidente de la Diputación provincial, José Martí, habla de "redoblar la presión para que las ayudas sean mayores" para así tratar de revertir una "situación muy preocupante". Su presencia en Bolonia se suma a la de las alcaldesas de Castelló y Onda, Amparo Marco y Carmina Ballester, que durante dos días han recorrido los pabellones de la feria boloñesa. Y este jueves se incorpora el president de la Generalitat, Ximo Puig, que se reunirá con Ascer y Anffecc después de haberlo hecho con su homólogo de Emilia-Romagna, Stefano Bonaccini, con quien ha acordado impulsar el grupo de presión de ambas regiones en Bruselas.
También la patronal de las esmalteras, Anffecc, se ha entrevistado con su homóloga italiana, Ceramicolor, para impulsar "un lobby común para reivindicar ante la UE una solución inmediata, que reduzca los precios y a su vez permita a los Estados miembros tomar medidas contundentes", al contrario de lo que ha sucedido hasta ahora, ya que los fabricantes de fritas, esmaltes y colorificios todavía no han recibido ninguna ayuda. Pero de momento, y pese a todos los intentos (encuentros con representantes de la Comisión Europea ha habido muchos), en Bruselas las legítimas demandas del clúster cerámico han caído en saco roto.