CASTELLÓ. El Ministerio de Agricultura sigue sin avanzar en la dirección que el campo de la Comunitat Valenciana, y del resto de España, le exige. En la reunión que el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, ha mantenido este martes con el sector citrícola no se ha hablado de las ayudas directas que reclaman los productores para paliar una campaña en que muchos no han tenido ingresos al quedarse su fruta en los árboles.
Miranda ha insistido así en las 14 medidas que el ministro Luis Planas presentó hace casi un mes al sector, a las que ha sumado dos más. Pero estas, señalan fuentes del sector presentes en la reunión de Madrid, son medidas a largo plazo, lejos de las necesidades inmediatas que sufren los citricultores.
Sí ha señalado Miranda que este mes el Ministerio de Hacienda publicará la orden de reducción del índice de rendimiento neto en el que se basa la declaración de la Renta de 2018, lo que podrá suponer una reducción de la base imponible de hasta 50 millones de euros para el sector citrícola, han señalado desde el Ministerio, que no ha detallado el porcentaje de reducción. Pero eso solo es efectivo para los productores que hayan tenido ingresos, aunque sean escasos, han apuntado fuentes presentes en la cita, a la que asistieron, entre otros, los presidentes del Comité de Gestión de Cítricos e Intercitrus, Manuel Arrufat, y el de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado.
Asimismo, entre las medidas a corto plazo, los técnicos de Agricultura han apuntado que en junio pondrán en marcha la línea de crédito específica que anunció Planas por valor de 40 millones de euros mediante la cual los citricultores podrán acceder a créditos de hasta 40.000 euros a devolver en cinco años con uno de carencia.
El Ministerio llevará a cabo asimismo en septiembre una armonización de los aforos de cosecha que realizan las diferentes administraciones (entre ellas la Conselleria de Agricultura) para mejorar la información del sector.
Pero esta es otra medida a largo plazo, como las prisas que trata de meter el Ministerio a los dirigentes de Intercitrus para activar la interprofesional citrícola con el fin de impulsar medidas que, por otra parte, no pueden hacerse efectivas en un corto intervalo de tiempo. La insistencia del Ministerio extraña cuando Intercitrus ha estado inactiva durante una década y nadie ha movido un dedo por ella y ahora en su seno ya se están produciendo reuniones para analizar posibles vías de actuación.
Asimismo, y en la línea de lo que el ministro ha indicado más recientemente, Agricultura llevará a las instancias comunitarias la necesidad de incorporar en las negociaciones de acuerdos internacionales con terceros países la reciprocidad en el empleo de sustancias activas de lucha fitosanitaria y de cumplimiento de requisitos fitosanitarios para las importaciones de fruta foránea, una demanda en la que han insistido mucho las organizaciones de agricultores. Eso sí, en la cita no ha quedado claro si esta medida se puede incluir ya en el acuerdo entre la Unión Europea y África del Sur, que está en vigor desde el año 2016.
Otras de las iniciativas son la creación de una mesa específica sobre cítricos en el Observatorio de la Cadena Agroalimentaria y medidas para lograr información y facilitar el acceso a nuevos mercados, por ejemplo con campañas de promoción. Pero todo eso solo será válido si el sector consigue superar uno de los momentos más difíciles de su historia.
