VALÈNCIA. Año 2013. Rio de Janeiro se convierte en la sede de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un evento multitudinario católico que reúne a cientos de miles de jóvenes cristianos. En esta congregación se encuentra también el sacerdote José Pedro Manglano, quien organizando la JMJ reúne a quince jóvenes universitarios españoles que quieren “cantar por Cristo”. Estos empiezan a reunirse con otros jóvenes de la JMJ que tienen esta misma vocación, y ahí es cuando comienzan a construirse los primeros cimientos de Hakuna como una agrupación musical que le canta a Dios en vez de rezarle. Cuando el grupo se formaliza el propio Papa Francisco les define como “una familia eucarística” que no deja de crecer.
Algunos de los jóvenes que integran la primera agrupación de Hakuna se separan tras la JMJ, de Río de Janeiro y se vuelven cada uno a su hogar: a València, Alcoi, Madrid, Valladolid… donde comienzan a generar el movimiento desde allí creando diferentes “Hakunas”. Diez años más tarde, y tras convertirse en un fenómeno viral gracias a sus canciones católicas, varias ciudades de España cuentan con su propia agrupación. Desde estas agrupaciones se reúnen para hacer retiros, formaciones y para cantarle a Dios, poniendo más el foco en la esperanza que en la afinación En Spotify se crea un perfil llamado Hakuna Group Music en el que actualmente acumulan 270.000 oyentes mensuales, y donde cuentan con temas como Huracán, que acumula más de 8 millones de reproducciones en la plataforma. Su letra dice así: “Me he lanzado a buscarte, sin saberte ver. Me he asomado al abismo, me he atrevido a saltar y caer” refiriéndose a un joven que se siente perdido en busca de su fe.
Estos temas, junto a otros como Dime Padre o Nacidos de lo Alto se cantan en las agrupaciones Hakuna de toda España durante la Hora Santa. Mireia Esteban, seguidora valenciana, explica la Hora Santa como el momento de rezo con música de Hakuna: “Para mi su música es alentadora porque la fe tiene muchas fases y cuando crees de verdad y sabes que esto forma parte de tu vida descubres en ellos una manera de acercar algo tan antiguo a una actualidad tan joven”. Para Esteban el fenómeno tiene dos claves: canciones religiosas y de crítica y sus conciertos que son como misas para jóvenes “y libres de juicio”.
Ella ha sido una de las afortunadas en conseguir entradas para su gira Pasión que llega al Olympia el lunes 25 de marzo, habiendo colgado el cartel de sold out solo unas horas más tarde del anuncio del concierto. Sus miembros cantarán las quince estaciones del viacrucis al estilo “Hakuna” con temas como: No sé qué viste en mi (Estación I) cuando condenan a Jesús a muerte, La medida del amor (Estación XI) que se refiere a cuando Jesús es clavado en la cruz y Soy Libre (Estación XV) momento en el que resucita. Sobre el 'huracán' Hakuna hablamos con una de sus componentes, Maca Chavero.
-¿Qué es Hakuna València?
-Somos un grupo de ochenta personas, pero al escenario de pasión se suben unas veinticinco personas aproximadamente. Son tres solistas, hay tres micrófonos ambientales para tres grupos de coro -compuestos por seis personas cada uno- y luego el que toca el piano y el violín además de dos guitarristas.
-Presentáis el concierto de Pasión, que presenta las quince estaciones del viacrucis, con un toque más sobrio… ¿En qué se diferencia este concierto a los otros?
-Es un concierto solemne en el que se canta la Pasión de Cristo, que es el viacrucis. Los músicos y los solistas cara a una cruz a la que le cantan, dando la espalda al público… lo que hacen es cantarle a Cristo, estamos cantando lo que es la pasión.
-En este concierto en concreto canta la agrupación de Hakuna València, pero está la de Alcoi, la de Madrid…
-Si, de hecho tenemos un grupo de coordinación general de toda España y toda Latinoamérica en el que nos informamos de todo. Cuando en México tienen un concierto nos escriben para pedirnos que tracemos por ellos y cuando acaba el concierto estamos pendientes de preguntar cómo ha ido.
-¿Os consideráis una comunidad?
-No somos una comunidad definida como tal, no tenemos un círculo cerrado. Hakuna es todos, la gente joven que se emociona cantando, la niña de 19 años que está cantando para Cristo y lo está viviendo con la misma ilusión como si estuviese cantando para tres millones de personas. Esa mujer lleva el mensaje de Cristo.
-Hay personas que os definen como una secta
-Siempre hay gente que critica pero luego igual escuchan Huracán y piensan otra cosa, aunque no quieran eso les deja un pequeño poso de curiosidad y les va llegando. Respecto a la palabra secta se ha “popularizado” demasiado y se ha normalizado el concepto, la gente no sabe lo que es una secta ni el trastorno que tiene, no es lo mismo si dices que algo es una secta hace doscientos años que si lo dices ahora. Hay que confiar en que Dios va a hacer algo para que esa persona que te está diciendo que somos una secta reflexione, cambie y venga. Hakuna está ahí porque él [Dios] ha dicho que como herramienta tenemos que hacer que todo el mundo llegue a Cristo a través de la música.
-¿Cuáles son las peculiaridades de este concierto?
-Es un concierto muy sobrecogedor, de hecho pedimos al público que no aplauda porque así no se pierde el hilo ni la energía. El concierto oscila entre la oscuridad absoluta, luego se comienza a ver la cruz y poco a poco a la gente que va cantando. Es solemne porque así la gente puede ir rezando por lo que le esté pasando y se va viendo cómo evoluciona la historia de la Pasión de Cristo sin tener que explicarlo.
-El sold out os llegó en apenas unas horas.
-Al final es una gira que la gente espera, se nota que hace mucha ilusión y que al final estamos construyendo un fenómeno. Estamos emocionados de ver todo lo que estamos construyendo.
-¿Se canta solo sobre la Pasión u otros temas de Hakuna también?
-Se canta Madre Cristo al final porque es para darle gracias a la Virgen porque todo ha ido fenomenal, le cantamos a la Virgen porque todo esto fue herencia de ella también.
-¿Cómo se componen las estaciones por parte de Hakuna?
-Se hace entre todos los que componen Hakuna y luego se reza mucho para que todo salga bien sobre el escenario. El viacrucis está muy rezado, muy estudiado y muy pensado para que funcione bien. El público también forma parte de esto, Hakuna somos todos.
-Pero lo cantan realmente los solistas.
-Van turnándose, hay canciones en las que hay una o dos voces y el coro. Cuando se apaga la luz se van cambiando pero desde fuera no se ve, se mantiene esa magia.
-Y todos los años repetís la fórmula, por Semana Santa. ¿Cambia algo sobre el escenario?
-Cada año se venden todas las entradas y enseguida. Dices: “Cómo es posible que este fenómeno siga impactando tanto a la gente cuando estamos haciendo lo mismo todos los años”. Los conciertos como tal sí que presentan canciones nuevas pero la gira de Pasión es la misma todos los años.
-¿Qué mantiene el fenómeno Hakuna?
-Te diría que dos cosas: Dios porque es lo más importante, es querido por todos nosotros y somos instrumentos de Dios. En el siglo XXI es un poco complicado meter a Dios en la vida diaria pero hemos logrado que funcione y que salga hacia delante. Cuando él quiere que funcione es cuando funciona, la gente joven tiene sed de Cristo, sed de fe y de rezar y en Hakuna ven la forma más fácil de llegar a él.