CASTELLÓ (EP). El escritor madrileño Andrés Barba acaba de publicar la novela de fantasmas 'El último día de la vida anterior' (Anagrama), con la que el autor se acerca a este género, y ha asegurado: "Cada vez vivimos más en un mundo espectral". En rueda de prensa, el escritor ha señalado que las redes sociales han ayudado a establecer esa convicción de imágenes espectrales y semifalsas de uno mismo: "Cada vez estamos más acostumbrados a que lo espectral forme parte de nuestra vida. Esas proyecciones que hacemos de nosotros mismos son minifantasmas".
La novela de Barba (Madrid, 1975) parte de la preparación de la empleada de una inmobiliaria de una casa para la visita de unos compradores cuando se encuentra en la cocina con un niño de siete años que no pestañea. El escritor ha explicado que la novela parte de una "imagen atragantada" que le acompañó durante años de una mujer entrando en una casa y repitiendo en bucle una acción, que intentó trasladar a un cuento o a un guión, y ha señalado que cualquier imagen banal sostenida en el tiempo se convierte en un misterio.
Andrés Barba ha asegurado que los libros de fantasmas tienen una "condición comprometedora", de no saber cuál es la extensión del protagonista en el fantasma y qué va a pedir hacer, y ha remarcado que todo encuentro con uno en la literatura acaba convirtiéndose en un laberinto. Ha remarcado que entre sus referentes figuran los clásicos Henry James, Mary Shelley y Charles Dickens, Stanislaw Lem, al que ha definido como su "padre espiritual" en la novela fantástica, Shirley Jackson y Mariana Enríquez.
Barba ha afirmado que los mejores autores de género son los escritores "muy literarios", remarcando que Henry James es la sofisticación máxima y Stanislaw Lem la cuadratura perfecta, aunando propuesta literario y popular. El escritor ha subrayado que escribir literatura de género, en este caso los libros de fantasmas, "quita la pose" y enfrenta a unas estructuras, a las que el escritor debe saber cuáles son inamovibles y cuáles no, y ha celebrado el proceso de reaprendizaje que le ha supuesto. Ha explicado que en este libro, como en el anterior 'Vida de Guastavino y Guastavino', ha abandonado la autoficción y la 'literatura del yo' y ha apostado por la ficción absoluta, que "puede representar la realidad más que el propio documentalismo y conectar de forma más salvaje".
Barba ha detectado un cierto "cansancio" de la literatura del yo, y ha remarcado que se ha producido una recuperación de la confianza de que la ficción puede hacer un retrato de la totalidad y que escondiéndose se puede decir la verdad. Pese a adentrarse en la literatura de fantasmas, por la novela discurren temas que le han acompañado en su trayectoria como el mundo de la infancia, pero no con nostalgia, y ha dicho que cree que próximas novelas también seguirán el camino de la exploración de géneros.