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La pandemia y los problemas para adquirir automóviles nuevos son algunos de los obstáculos

Estos son los factores que frenan el uso del vehículo compartido en España

3/07/2022 - 

VALÈNCIA (EFE) La pandemia, los problemas para abastecerse de automóviles nuevos y la normativa de algunas de las principales ciudades del país se cuentan entre los factores que ralentizan el avance del coche compartido (“car sharing”) en España, a la espera de que una apuesta más decidida por la movilidad sostenible le pueda beneficiar.

Por el momento el servicio sólo está realmente consolidado en Madrid, donde los cuatro principales operadores del sector (Free2Move, Wible, Zity y ShareNow) disponen de una flota de unos 2.500 coches y un millón de usuarios, según sus propios datos, aunque sus responsables siguen convencidos de que el despegue es sólo cuestión de tiempo.

“No es un tema de sí o no, sino de cuándo”, asegura en declaraciones a EFE el presidente de la Asociación de Vehículo Compartido de España (AVCE), David Bartolomé, quien insiste en que se trata de un sector todavía "en pañales”, pese a que reconoce que en otros países europeos su implementación ha sido sensiblemente más rápida.

“En Alemania hay servicio en las principales ciudades, en Italia también. Hay ‘car sharing’ en Ámsterdam (Holanda), en Bélgica, en Budapest (Hungría), en Dinamarca, Lisboa (Portugal), Lyon y París (Francia)... Y en Moscú (Rusia), así como en Estados Unidos, donde empezó más tarde pero está creciendo rápido”, enumera.

Según explica, “Barcelona y Valencia son las dos únicas grandes ciudades europeas sin este servicio. Vas al mapa y ya no ves grandes capitales que no lo tengan (…). Ambas tienen gobiernos municipales que reconocen la necesidad de una movilidad más sostenible pero han apostado más por las bicicletas y no están regulando el tema del coche compartido”.

¿Cómo funciona?

El modelo de estas empresas es el de permitir al usuario alquilar por minutos un coche con el que puede hacer un trayecto siempre que no se salga de un determinado territorio. Desde una aplicación móvil el usuario puede encontrar el vehículo más cercano y pagar directamente.

Los vehículos son eléctricos y una vez completado el recorrido se dejan aparcados en la calle sin tener que pagar nada (incluso en el centro y en algunos aparcamientos). El coste suele oscilar entre 20 y 40 céntimos el minuto aproximadamente, aunque algunas compañías exigen un pago al darse de alta y otras ofrecen paquetes con descuentos por uso.

Los operadores afirman que sus precios por trayecto son superiores a los del transporte público, pero inferiores a los del taxi y otros servicios similares.

Desde que a finales de 2015 el “car sharing” arrancara en España, la estrategia de las empresas ha ido cambiando: de permitir sólo trayectos por el centro de las ciudades han pasado a llegar a localidades y barrios periféricos, a lo que se suma la opción de alquilar por un día entero, por ejemplo.

Desde la AVCE apuntan a la covid como el principal freno a su expansión, ya que con la crisis sanitaria toda la movilidad se vio restringida.

Foto: Pexels/ Snitta Leunen

“Esto nació antes de ayer, sigue en evolución. La pandemia afectó muchísimo. En Madrid todos los operadores tuvimos que parar. La demanda se pierde y tardó en recuperarse, había miedo en un principio a contagiarse en el coche”, recuerda Bartolomé, que también es directivo en ShareNow.

Entonces las compañías optaron por reducir sus flotas, ya que no podían dejar “más de 2.000 vehículos parados en la calle, entre otras cosas porque son eléctricos y necesitan cierto mantenimiento o se estropean”.

Ahora el problema radica en las dificultades para comprar coches nuevos con los que renovar y ampliar sus flotas debido a la falta de chips y semiconductores.

“Somos gestores de flotas grandes, y al haber una disponibilidad de vehículos baja en el mercado, eso rompe todos los planes. Daríamos más servicios si pudiéramos tener más coches, porque podríamos llegar a más zonas de la ciudad”, apunta.

Dentro del sector ya ha habido movimientos de concentración -el más reciente, la compra de ShareNow por parte de Free2Move- y no se descartan más.

¿Factores culturales?

“El sector está en plena expansión en Europa, y también en España. Contribuye a ello la apuesta por una economía libre de emisiones. La pandemia frenó su avance, pero ya está recuperando posiciones”, corrobora la catedrática de Economía de la Universidad de Sevilla Rocío Román Collado.

Autora de un estudio que compara el “car sharing” en Suecia y España, Román Collado admite que en este último el crecimiento del servicio no está siendo “vertiginoso” como en otros países, pero sí destaca la penetración de las motos, las bicicletas o los patinetes compartidos.

La investigadora también apunta a una cuestión sociológica como posible explicación a que el avance no sea más rápido: el valor del coche propio como símbolo de "estatus" y clase social, algo habitual en la historia reciente de España y que “no es tan relevante” en otros países.

Aun así, insiste en que la popularización del pago a través del móvil ayudará a que sea una opción utilizada también por otros grupos de población y no sólo jóvenes, y en su opinión lo fundamental es que se asocie al fomento de la sostenibilidad.

“Es una alternativa para estimular la penetración del coche eléctrico, puede ayudar a que haya más interés y más puntos de recarga. Con el combustible cada vez más caro, surge como alternativa”, incide.

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