VALÈNCIA. El pasado es un lugar misterioso, y un “protagonista reservado”. Analizándolo se llega a un espacio plagado de recuerdos y al que solo unos pocos, con buena memoria, tienen acceso. El pasado de una persona y de un país, ayuda a que se construya en el futuro… y conocerlo es un arma muy poderosa. Entre la memoria y las emociones, Gioconda Belli publica junto a Seix Barral su nueva novela Un silencio lleno de murmullos, en la que ahonda en la historia de una relación materno-filial mientras viaja a la Nicaragua de la Revolución Sandinista. Lo hace con una novela que se resuelve a ritmo de thriller y en la que ahonda en la historia de un legado histórico y familiar que se camufla entre objetos, diarios y recuerdos.
Para ello, Belli cuenta la historia de Penélope, una mujer que pretende averiguar todo sobre su madre: Valeria, una de esas mujeres que estuvo totalmente presente a lo largo de los cambios de la Revolución Sandinista de Nicaragua. Tras su fallecimiento es Penélope la que debe acercarse a su piso de Madrid, en plena pandemia, para recoger sus pertenencias y para encontrarse con su madre más allá de la “imagen que tenía construida en su mente”. De forma intencionada, este relato sucede en la pandemia, el momento en el que la soledad se adueña de todos los cuerpos. Este escenario ayuda al lector comprender la lejanía física y emocional de Penélope respecto a su propia historia: “Me interesa hablar de la soledad, principalmente de la que no solemos aceptar. Me interesa ver como Penélope intenta conectar con el pasado y la vida de su madre mientras se encuentra entre todas sus cosas”, apunta la autora.
Para ello introduce a su protagonista en el hogar de la madre, entre sus pertenencias y le permite hojear diario, al que el lector accede de forma indiscreta. Con todo esto, Belli intenta reivindicar la figura de la madre más allá de los cuidados para comprenderla como mujer independiente: “Solemos asociar la figura de madre como aquella que nos cuida y que nos apaña, pero siempre va más allá. Hay que preguntarles por su historia y dotarlos de una vida propia… mi madre era opositora, directora de teatro y se metía en todas las actividades que podía. Yo siempre sentí que una parte de su vida me estaba vetada, pero la realidad es que no solemos preguntar por esta”.
Fuera del texto, el lector cuenta con la ventaja de conocer a Valeria a través de sus propias palabras y de las de su hija, quien construye su figura desde lo que va descubriendo de ella y a través de lo que le desvela su vecina del bloque, con la que se obsesiona por completo. En este momento de la lectura aparece la figura del detective privado, que ayuda a Penélope a adentrarse más en la intimidad de su madre, aunque esta vez de una forma que podría ser un tanto “invasiva”. Con esta fórmula el lector se acerca más bien a una novela detectivesca que a una histórica. Para Belli esta manera de relatarlo le ayuda a que Penélope se enfrente a un método de conocer a su madre a través del autodescubrimiento que hace ella misma desde las letras.