CASTELLÓ. La crisis sanitaria derivada de la pandemia continúa afectando a la organización de los distintos sectores. La política no es ajena a esta nueva normalidad y los partidos experimentan constantes cambios en función de la evolución epidemiológica. Aunque la tecnología, con múltiples herramientas telemáticas, se ha mostrado como un recurso eficaz en el ámbito institucional, no ocurre lo mismo cuando se trata del funcionamiento orgánico. Si bien todas las formaciones han sido capaces de incorporar las videoconferencias a sus rutinas de trabajo, lo cierto es que la idiosincrasia de cada fuerza ha condicionado la implantación con mayor o menor éxito de las reuniones telemáticas como una garantía para mantener su actividad interna.
Ciudadanos y Unidas Podemos, por ejemplo, se han adaptado muy rápidamente a esos nuevos hábitos y llevan meses impeliendo sus procesos de regeneración. Por el contrario, el PP y PSOE evidencian más dificultades pese a que todavía no están en periodos congresuales, previstos para 2021. En el caso de los socialistas, esas reservas obedecen más a una cuestión cultural. Especialmente proclive a organizar cónclaves abiertos y muy participativos, no concibe otra fórmula para celebrar sus asambleas. Y el próximo curso, de acuerdo con su agenda, se adivina especialmente intenso con las renovaciones de las direcciones nacionales, autonómicas, provinciales, comarcales y locales. Al menos, en teoría, con una sucesión de citas en cascada, empezando con la proclamación de una nueva ejecutiva federal.
Sin embargo, por la covid-19 resulta prácticamente imposible que los plazos se cumplan para que a finales del año que viene estén todos los órganos elegidos. Esto quiere decir que desde un punto de vista más doméstico el mandato de los secretarios generales de las agrupaciones locales se prolongará un año más, hasta 2022, con la esperanza de que entonces se pueden convocar esas asambleas participativas, que además se caracterizan por su extensa duración al dar voz a todo aquel militante con la necesidad de trasladar una opinión o mensaje a los asistentes.
En circunstancias normales, los congresos locales tendrían que arrancar en marzo de 2021, pero ni siquiera existe una fecha para el Federal. Tampoco para las primarias autonómicas y menos aún para las provinciales y comarcales, así que todo hace indicar que las actuales ejecutivas ampliarán su vigencia.
"Pensamos que como mínimo hasta dentro de año y medio no nos vamos a plantear continuar. Por eso, ahora mismo no tengo decidido nada. Me encuentro muy a gusto y cómodo en mi puesto, pero siempre estoy dispuesto a que las estructuras se renueven", señala Paco Gil, secretario general de la agrupación local del PSPV de Castelló. "Hay que tener en cuenta que somos un partido al que le gustan las asambleas presenciales. Por este motivo, el planteamiento de hacerlas de manera virtual no está en nuestra cultura. Por la pandemia creo que todavía tardaremos en empezar con los procesos", advierte.
Mínimo 9 meses de asambleas
En este contexto, el también diputado autonómico recuerda que entre un cónclave y otro suelen transcurrir hasta tres meses. Además, en medio se celebran las reuniones orgánicas para elegir a los compromisos que participan en los congresos, por lo que "entre el Federal y la asamblea local transcurren mínimo 9 meses".
Paco Gil se convirtió en el secretario general del PSPV de Castelló en octubre de 2015, con Amparo Marco, ya de alcaldesa, como presidenta de la ejecutiva. Fue reelegido por la militancia en marzo de 2018, obteniendo el 82% de los apoyos. La actual dirección local se compone de 10 hombres y 13 mujeres. La inmensa mayoría ocupa cargos institucionales, como David Donate, Patricia Puerta, Omar Braina o Jorge Ribes, concejales en el Ayuntamiento de la capital de la Plana.