CASTELLÓ. La Diputación de Castellón vuelve a enredarse en el debate político nacional. En esta ocasión, a cuenta de la financiación autonómica y de la Ley Celaá. El último pleno del año, celebrado este martes, pone de manifiesto que, cuando se abordan cuestiones que trascienden del ámbito competencial de la institución provincial, el equipo de gobierno (PSPV y Compromís) y la oposición (Partido Popular y Ciudadanos) se pierden en discusiones cargadas de retórica, eclipsando declaraciones institucionales como la consensuada por los cuatro grupos en defensa del sector cultural.
Tanto las dos mociones presentadas por el PP como la promovida por Cs murieron en la orilla al ser reprobadas por el bipartito. Sin embargo, ese rechazo no fue óbice para que los portavoces pudieran explayarse a gusto, convirtiendo el salón de recepciones en un improvisado hemiciclo del Congreso de los Diputados.
La controversia sobre educación resultó especialmente ocurrente, con referencias de todo tipo. Incluso, musicales al parafrasear la portavoz popular, Elena Vicente-Ruiz, al cantante Joaquín Sabina. La representante del partido liberal, Cristina Fernández, la primera en intervenir por orden de menor a mayor número de parlamentarios, calificó la citada Ley Celaá de "fracaso" al entender que "nace muerta y ataca la libertad", término que se repitió hasta la saciedad durante la sesión.
El diputado de la coalición valencianista, Pau Ferrando, se mostró crítico con las iniciativas presentadas por la oposición, "porque son impropias de esta institución", advirtió. "Los partidos de la derecha nos traen de nuevo decisiones que no podemos tomar desde este plenario", agregó, en alusión a la jurisdicción de la Diputación. Además, y en el caso concreto de la propuesta del PP, consideró que "se expresan mentiras evidentes".
Vicente-Ruiz rescató el discurso de sus compañeros en Madrid. Más allá de señalar que la legislación carece de "consenso", alertó que "elimina el castellano como lengua vehicular y anula el derecho de los padres a elegir", por lo que planteó la necesidad de "un gran pacto de Estado". En la alocución de la presidenta del grupo popular hubo reiteración acerca del uso de la palabra "libertad", lo que provocó el vituperio de la diputada socialista Tania Baños. "Lo que me chirría es que diga que el cautivo sea la liberad cuando ustedes votaron 'no' a la Ley de Eutanasia, a la posibilidad de elegir con qué persona casarse o al derecho de las mujeres a ser madres", replicó para tildar el alegato de la derecha de "contradictorio".
La porfía sobre temas nacionales acaparó gran parte del pleno, que se prolongó más de dos horas y media. No es la primera vez que ocurre, ni probablemente será la última. En la convocatoria de octubre la armonía institucional saltó por los aires al polemizar sobre el Poder Judicial, la Constitución y el Rey.
En aquella sesión, y en plena efervescencia dialéctica, Sales apodó al líder de Compromís, Ignasi Garcia, como "el Rufián de la Plana". La reacción de este tampoco dejó indiferente a nadie al subrayar que "el único Rufián de la Plana era el presidente del Partido Popular y de esta institución [Carlos Fabra] y acabó en Aranjuez y no en el Palau". Un mes antes del episodio el diputado valencianista había denominado al popular como "el Núñez Feijóo de la Plana".