CASTELLÓ. La oposición del Ayuntamiento de Vinaròs ha decidido comenzar el año marcando sus normas. Aprovechando la debilidad del PSPV que gobierna en minoría, el PP ha pedido la convocatoria de un pleno extraordinario con un único punto del día: que se apruebe un presupuesto antes de que acabe el mes de febrero.
El pleno se prevé celebrar este miércoles a primera hora y todo apunta a que la petición prosperará ya que han sido varios los grupos de la oposición los que han mostrado su inquietud porque las cuentas salgan adelante.
El mar de fondo del pleno vuelve a ser que los grupos de la oposición quieren escenificar la debilidad del alcalde socialista, Guillem Alsina, tras romper el pacto de gobierno con Tots Som Vinaròs, la marca local de Podemos, de forma traumática y con varias semanas de conflicto interno por el macabro regalo de un concejal a una compañera.
El PSPV cuenta con siete ediles, más una concejala de Compromís, pero quedan lejos de los once que se requieren para la mayoría absoluta para gobernar con estabilidad en el municipio más al norte de la provincia. Frente a ello se encuentra un pleno fracturado con un edil de Ciudadanos, dos PVI (Partit Independent de Vinaròs), los seis del Partido Popular, los tres de Podemos y un edil no adscrito que proviene del PVI.
En medio de la vorágine que supuso la ruptura del pacto, Alsina ya comprobó las dificultades aritméticas que le esperaban a lo largo de la legislatura puesto que la propuesta de reprobar al alcalde el pasado mes de enero se aprobó en el pleno de manera holgada, como ahora consideran desde el PP que sucederá con la urgencia para aprobar un presupuesto.