Allá donde mires, leas o escuches en el entorno tecnológico, hay alguien hablando sobre que es el Metaverso o de lo que se espera que sea. No hay empresa o consultor que no esté pensando ya en cómo nos va a afectar esta nueva realidad a la que tarde o temprano todos nos vamos a enfrentar, tanto en el ámbito profesional como en el personal, y sin embargo, hay tantas definiciones de Metaverso como gente hablado de ello.
En lo que todo el mundo parece estar de acuerdo es en que hay que estar preparados porque va a pegar muy fuerte, y sin ninguna duda, va a ser una revolución que podría cambiar la manera en la que nos relacionamos, e incluso la manera en la que compramos. Pero a veces siento que intentamos meter algunas cosas con calzador para que tengan un sentido determinado, y si lo piensas detenidamente, te das cuenta que son más sencillas de lo que parecen y no es necesario complicarse tanto la vida.
Parece que el Metaverso es un concepto nuevo, sin embargo, existe desde hace muchísimos años. El origen del concepto lo encontramos en la novela Snow Crash escrita por Neal Stephenson en 1992. En su libro, Stephenson planteó un mundo virtual, no sabemos si porque el mundo real que le rodeaba le parecía un desastre o porque se había cansado de él.
Al año siguiente, la empresa Games presentó MOO, un sistema de realidad virtual en línea en el que varios usuarios se podían conectar de manera simultánea. Pero esta experiencia no tuvo el éxito que de él esperaban sus desarrolladores debido a que el acceso a Internet no estaba muy extendido.
Hubo que esperar a junio de 2003 para vivir la primera experiencia de éxito en el Metaverso, cuando la empresa Linden Lab lanzó al mercado Second Life, una comunidad virtual a la que se podía acceder de manera gratuita desde internet. Los usuarios podían interactuar entre ellos a través de un avatar, establecer relaciones, participar en actividades y crear y comercializar con propiedades virtuales. En 2007, la plataforma llegó a tener un millón de usuarios mensuales.
Y ya en 2021, el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, cambió el nombre de la red social más famosa del mundo por “Meta”, en alusión al Metaverso, la gran apuesta tecnológica del gigante de Silicon Valley para crear un mundo virtual.
Entre medias, muchos videojuegos multijugador en línea han triunfado, como Fornite, de la empresa Epic Games, o Call of Duty, distribuido por Activision.
Desde entonces, se han sucedido una cascada de acontecimientos y apuestas en torno a lo que será el Metaverso. Muchas empresas de creación de videojuegos han comenzado a desarrollar plataformas para eventos virtuales. Algunas empresas como Pull & Bear, Nike o Caixabank, también están haciendo sus desarrollos para este nuevo mundo. Hoy, ya podemos comprar un solar en el mundo virtual. También podemos construirnos una casa, y todo gracias a varias empresas que han creado sus propios Metaversos.
Pero lo que no está claro es si al final tendremos un único mundo o serán muchos. Ni siquiera tenemos claro si será necesario comprar un trozo de terreno, contratar un arquitecto y un constructor, y tendremos que convertirnos en promotores para poder tener una casa en el Metaverso. Igual incluso tenemos que desarrollar habilidades como interioristas para decorar nuestra casa, o quizá también tendremos que contratar a uno. Tampoco tenemos claro si podremos simplemente conectarnos a uno y apagar el móvil o el ordenador cuando queramos volver al mundo real.
Más allá de todo esto, prefiero empezar por lo más básico y lo que para mí es el principio.
Yo definiría el Metaverso como un mundo virtual (ahora luego veremos qué es esto) donde podemos movernos libremente, interactuar con los materiales, con objetos y con personas, y tener y compartir experiencias de manera inmersiva.
Hay gente que habla de un mundo virtual donde es necesario comprar un trozo de terreno, construirse una casa y tener un avatar para poder interactuar con otros usuarios. Un mundo donde hay que usar criptomonedas para comprar y vender cosas. Hay quien dice que el Metaverso es necesariamente un mundo que no tiene sentido sin las gafas de realidad virtual (VR), y hay quien habla de realidad aumentada (AR). También hay empresas que plantean un mundo donde solo estaremos para divertirnos, ir a fiestas y a conciertos, o para ir de compras.
Pero mira, yo lo veo de otra manera más simple.
Un mundo virtual es solo un mundo representado en una pantalla, ya sea del móvil o del ordenador, y si quieres también de las gafas de realidad virtual, pero al final, como decía antes, un mundo donde podemos interactuar con otras personas o con objetos.
Los que tenemos niños y niñas en últimas etapas del colegio, hemos visto cómo durante la peor época de la pandemia, en marzo y abril de 2020, se conectaban con los amigos y amigas de clase para jugar al mismo juego y al mismo tiempo. Algunos de esos juegos eran con avatares y otros no, pero todos ellos en la pantalla del ordenador, en la consola o en el móvil, y se relacionaban con los demás teniendo conversaciones de casi cualquier cosa. También se organizaban para jugar mejor, compartían estrategias, se reían, se enfadaban, se apuntaban a competiciones, los mataban y volvían a resucitar, acudían a conciertos, ganaban y perdían dinero, se compraban cosas, y todo dentro del mismo juego, lo que lo convertía en su mundo virtual particular y paralelo, se convertía en su Metaverso.
No necesitaban gafas de realidad virtual para jugar. No les hacía falta un avatar ni una copia de ellos. Tampoco les hacía falta ninguna criptomoneda para intercambiar valor. Ni siquiera tener un terreno o una casa que construir.
Compartían experiencias de manera inmersiva para ellos, pues al final, el Metaverso será lo que quiera cada usuario que sea.
Creo que veremos muchos Metaversos. Creo que cada tienda se construirá su réplica en virtual, y que podrás acceder como ahora por la web actual. Creo que las empresas se construirán un showroom virtual para que clientes de cualquier parte del mundo puedan entrar a ver sus productos, y podrán comprar. Creo que si lo deseas podrás construirte una casa o un piso en el mundo virtual y podrás interactuar con amigos escuchando música y compartiendo una cerveza desde el salón de tu casa.
Y creo que una fábrica se construirá una réplica virtual conectada al mundo real para ver y poder controlar la producción.
Para mí, esto es el Metaverso.
El autor, Alejandro Martín, es CEO de Digit-S