La alcaldesa, Amparo Marco, y el edil de Urbanismo, Rafa Simó, en la presentación del proyecto en octubre.CASTELLÓ. Las interpretaciones de las leyes a cargo de los técnicos, en ocasiones, frenan la voluntad de los políticos de acelerar las infraestructuras. La implicación de varias administraciones en la ejecución de un proyecto siempre condiciona y afecta a los plazos. En el caso de la reforma integral del Camí Caminàs, supone una contrariedad.
Aunque tanto el Ayuntamiento de Castelló como la Conselleria de Medio Ambiente avalan el proyecto, la disputa entre los funcionarios de una y otra institución a propósito del abono de aranceles por la concesión de la vía pecuaria bloquea la actuación. "Desde otra perspectiva y como ciudadana, me parece marciano. Es decir, que desde el Ayuntamiento consigamos dinero europeo y dinero propio para arreglar una propiedad de la Generalitat para la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía y te hagan pagar tasas, no tiene ningún sentido", asegura la alcaldesa, Amparo Marco.
La cuantía motivo de discordia ronda los 15.000 euros, aunque "la cantidad no es el problema", advierte la primera munícipe, sino el peligroso precedente. "Nunca hemos pagado por una concesión. Nuestros técnicos entienden que, por ley, entre las administraciones públicas no corresponde pagar tasas", reitera.
Las obras de la vía verde peatonal y cicloturista en el Caminàs debían haber arrancado en el primer semestre de 2019. Sin embargo, contratiempos con el proceso administrativo precisamente en materia de vías pecuarias y la posterior incorporación de la perspectiva de género obligaron a reajustar el calendario, estableciéndose como nuevo horizonte el último cuatrimestre del año.
No obstante, el riesgo de perder los fondos europeos de la estrategia Edusi, por incumplimiento de plazos, precipitó un cambio de planes, derivando los 4,2 millones de euros de la actuación a completar el Camí La Plana y carriles bici.
Según la memoria, la intervención se acometerá sobre 4,8 kilómetros y otros dos adyacentes, como Vinamargo o el Camí Vell de la Mar. Además de mejorar y recuperar el patrimonio cultural e histórico que rodea las ermitas, se construirá un carril que conecte los santuarios y actúe como corredor verde.
La Vereda Camí Caminàs, según el catálogo de la Generalitat Valencia, constituye la vía pecuaria más extensa de las 10 que recorren el término municipal de Castelló con 11,5 kilómetros. Su anchura legal y máxima alcanza los ocho metros. A pesar del paso de los años, sigue funcionado como ruta por donde discurre tradicionalmente el ganado. Del mismo modo, sirve de conector ecológico con diferentes usos recreativos.
Por sus elementos (descansaderos, abrevaderos, contaderos o puentes), representa un importante patrimonio histórico-cultural, aunque el verdadero valor reside en las ermitas, entre las que destacan: Sant Jaume de Fadrell, San José, San Pedro y San Isidro, y la Basílica de Lledó.
