Mireia Mollà, protagonista por última vez pese a su ausencia
Mireia Mollà, protagonista por última vez pese a su ausencia
VALÈNCIA. Negociación de presupuestos, posicionamiento sobre el debate de las energías renovables, desafíos a la vicepresidenta de la Generalitat en el seno del Ejecutivo autonómico, enfrentamientos a la interna en Iniciativa... muchos han sido los motivos expuestos durante las últimas horas sobre la fulminante destitución de Mireia Mollà como consellera de Agricultura y Medio Ambiente por parte de Aitana Mas. Y, aunque en este tipo de decisiones nunca suele existir una única realidad única e irrefutable, si se consulta a varias fuentes existe un denominador común en la reflexión de todas ellas: hay una cuestión personal que condiciona todo.
Mireia Mollà, protagonista por última vez pese a su ausencia
El desencadenante de la quinta crisis del Consell en solo trece meses no viene de ahora, sino que responde a un cúmulo de circunstancias. Y no son pocos los que coinciden en que los motivos esgrimidos por parte de Mas son un detonante "inflado" como excusa para ejecutar la destitución. La vicepresidenta de la Generalitat tiene legitimidad –la potestad efectiva es del presidente, Ximo Puig– para cesar a cualquiera de su partido por una cuestión de pérdida de confianza. No es algo que tenga excesiva buena venta al no haber una causa-efecto de manera objetiva, pero puede ocurrir. De hecho, es lo que ha pasado. En este caso, sin embargo, ha venido acompañado de unos argumentos que, en opinión de varias voces, más bien suenan a pretexto.
La relación entre Mas y Mollà no era buena. Eso, trasladado al día a día de un Gobierno, afecta. Cualquier resbalón, salida de tono o error con consecuencias menores puede ser disculpado si existe buena sintonía y una justificación razonable. Pero si no la hay, la cosa se complica. Y si, además, todo gesto y movimiento se interpreta como un cuestionamiento de la autoridad, el tema se vuelve irreversible.
Aitana Mas asumió la vicepresidencia de la Generalitat el pasado junio en sustitución de Mónica Oltra tras su investigación por, supuestamente, haber obstaculizado la investigación sobre los abusos sexuales de su exmarido a una menor tutelada. Mas pasaba a relevar a la referente política más destacada de Compromís en muchos sentidos. No sólo en una importante cartera como es Igualdad y Políticas Inclusivas, sino en lo que supone el peso de decisión dentro del Consell desde la vicepresidencia. En definitiva, en tomar las riendas de Compromís dentro del Ejecutivo autonómico.
Pese a llegar de la mano de Oltra, durante estos pocos meses al frente Mas ha volado sola en ya bastantes asuntos. Y el relativo a Mollà ha sido uno de ellos. La poca afinidad entre ambas proviene de hace un tiempo. Las dos forman parte de Iniciativa, una de las patas que conforma Compromís junto a Més (antiguo Bloc) y Els Verds. Y a la cual también pertenece Oltra. Uno de los momentos clave de distanciamiento a la interna fue el congreso del pasado febrero en el que Aitana Mas y Alberto Ibáñez –actual asesor en Igualdad– pasaron a ser coportavoces (señalados por Oltra) del partido.
El movimiento era clave. Iniciativa había sido creada por Oltra y por la familia Mollà –sobre todo Pasqual Mollà– en 2007 después de una escisión de Esquerra Unida. La bicefalia había perdurado años hasta este 2022 y los equilibrios pasaron a redefinirse con la consecuente pérdida de poder de los segundos. Mireia Mollà tomó entonces distancia. Cuando estalló la crisis relacionada con la exvicepresidenta, fue una de las primeras en desvincularse públicamente del cierre de filas absoluto en torno a ella tras el alcalde de València, Joan Ribó. "Es tiempo de reflexión", dijo horas antes de que dimitiera.
Esa manera de desvincularse aún es recordada. Aitana Mas siempre ha respaldado públicamente a Oltra –aunque sin la vehemencia de otros cargos–. Y en aquel momento, el resquebrajamiento de la unidad, no ya en Compromís, sino en Iniciativa, no cayó bien. Luego llegaron las aspiraciones. Al dimitir Oltra, Mollà, que anteriormente llegó a ser señalada como su heredera, fue postulada por un sector de su partido para sustituirla.
El puesto de la portavocía era el deseado especialmente. Éste ofrece cierto protagonismo mediático para quien lo ejerce y podía ser un revulsivo para que pudiera garantizarse ser cabeza de lista a Les Corts por Alicante en las próximas elecciones autonómicas –tanto Mollà como Mas son de esta provincia–.
Pero nada de eso ocurrió. Aitana Mas fue la que más apoyo concitó en Compromís para relevar a Oltra en todos los cargos. Y, ya desde entonces, se apuntó que formaría el ticket electoral con el diputado de la coalición en el Congreso, Joan Baldoví, para la lista autonómica (ella como número dos y cabeza de lista por Alicante).
Y las cosas siguieron sucediendo. Al margen de suspicacias menores como la presencia de los Mollà el pasado julio en el acto de presentación de 'Sumar' –el proyecto que previsiblemente derivará en la candidatura de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz a la Moncloa–, comenzaron las desavenencias en el seno del Ejecutivo valenciano.