VALÈNCIA. El pacto de Gobierno entre el PP y Vox en la Comunitat Valenciana se cerró tras unas negociaciones que no dejaron ningún enfrentamiento público patente ni tensiones evidentes en este tipo de acuerdos políticos. Se hizo rápido y en silencio. Sin embargo, todo ha estallado después. Y no a nivel autonómico, sino nacional.
Como ha informado este periódico, en el PP existían ciertos malestares debido a algunas de las cesiones. Y esas criticas se han hecho ya evidentes este viernes. El motivo ha sido que los populares cedieron al discurso de Vox en el contenido del programa de Gobierno rubricado el pasado jueves. Una de las polémicas principales es la del punto que incluye como promesa luchar contra la "violencia intrafamiliar" en lugar de violencia de género.
La contradicción es manifiesta. El PP asumió en su ideario hace años la violencia de género. Incluso sus dirigentes hablan de violencia machista y han firmado pactos con la izquierda para combatirla. Sin ir más lejos, el portavoz de campaña del los populares, Borja Sémper, utilizó el término "violencia machista" para poner como línea roja a Carlos Flores a la hora de que ocupara un cargo en el Consell o en Les Corts. El candidato de Vox a la Generalitat fue condenado en 2002 por "violencia psíquica" contra su exmujer, un delito de "violencia doméstica" que habría pasado a considerarse violencia de género con la entrada en vigor de la nueva ley de 2004. Finalmente, acabó siendo la pieza 'a cobrar' para el pacto, según acordaron las direcciones nacionales y autonómicas de las dos formaciones.
Pese a todo ello, los populares han suscrito un programa de gobierno, con su logo estampado en el documento, en el que han eliminado la violencia de género y en su lugar se menciona únicamente la "intrafamiliar". Tras conocerse, provocó de manera inmediata descontento a la interna en el partido y en Génova. Pero la bola se ha ido haciendo más grande con el paso de las horas y a lo largo de este viernes diversos miembros de la ejecutiva han tenido que entrar a valorar lo ocurrido. El mismo Alberto Núñez Feijóo también ha acabado opinando a través de Twitter. Sólo después de él lo hizo el líder del PPCV, Carlos Mazón.
Primero fue Borja Sémper: "Veremos al final en qué queda todo, vamos a ir paso a paso. Lo que es mucho más importante que la denominación de las cosas, que no digo que no sea importante, es que no se dé ni un paso atrás en la lucha contra la violencia que se ejerce sobre las mujeres". También habló la vicesecretaria de Políticas Sociales del PP, Carmen Fúnez, quien indicó que en su partido tienen "muy claro" que "una cosa es la violencia intrafamiliar y otra la violencia machista". "No son incompatibles; son dos realidades que lamentablemente existen en nuestro país y tenemos que terminar con las dos", dijo como argumentación.
Pero si la situación no era lo suficientemente incómoda, el diputado y número dos de Vox en la provincia de Valencia, José María Llanos, señaló en declaraciones a RTVE que "la violencia de género no existe y la violencia machista no existe". Así, sostuvo que el concepto de "violencia intrafamiliar" supone "que en las relaciones afectivas se puede generar violencia, y la víctima, que muchas más veces es una mujer, como es cierto, estará más protegida con penas más duras por parte de los gobiernos en los que Vox esté".
Esa manera de negar la violencia de género –algo que no es nuevo en Vox ni mucho menos– desencadenó la reacción del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. "La violencia de género existe y cada asesinato de una mujer nos conmociona como sociedad. Desde el PP no daremos ni un paso atrás en la lucha contra esta lacra. No vamos a renunciar a nuestros principios, cueste lo que nos cueste", afirmó.
Más de media hora después, se pronunció el propio Mazón en esta res social, quien también envió un comunicado. "La violencia machista sí que existe y es una lacra social contra la que no vamos a dejar de luchar desde el Consell que yo presida. No solamente no voy a permitir dar ni un paso atrás, sino que además vamos a reforzar todas las medidas de protección de la mujer en cualquier forma de violencia", apuntó.
Después de todo ello, Llanos intentó recoger un poco de cable. "Me gustaría rectificar y condenar todo tipo de violencia contra la mujer, incluida la machista. Lo que niego es la existencia de la violencia de género. Lucharemos por erradicar todo tipo de violencia y por ofrecer un marco jurídico que nos permita proteger a todas las víctimas", comentó en Twitter.
Las reacciones en cadena evidencian el temor en Génova de que les penalice el pacto con Vox por la manera en la que se ha llevado a cabo. Esta polémica por el contenido suscrito por Mazón no le viene, desde luego, bien a Feijóo –quien intenta mantener su discurso de centro antes de las elecciones generales del 23 de julio pese a los pactos con Vox–. Y prueba de ello es que fue el primero en salir a intentar resolverla. Son numerosas las voces populares que creen que nunca se debió firmar ese documento con ese punto y que se debería de haber redactado de otra manera. Ahora, la solución parece complicada.