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opinión

Las 'foodtech' seguirán levantando dinero en una economía ralentizada

Se estima que la inversión durante el próximo año sea similar a la de 2021 con unos 12.800 millones, priorizándose en firmas más establecidas

21/09/2022 - 

VALÈNCIA. Llevamos algunos años -especialmente los dos últimos- donde las empresas de tecnologías agroalimentarias han sido uno de los objetivos más deseados de fondos e inversores privados en casi todo el mundo. En la pasada edición de la Future Food-Tech se sacaron algunas conclusiones de cómo se comportarán los financiadores de este sector en un entorno de 12/24 meses de ralentización económica severa. Esto llevará consigo un análisis y asesoramiento estratégico mucho más audaz.

Se estima que la inversión durante el próximo año sea similar a la de 2021 con unos 12.800 millones de euros, priorizándose las empresas más establecidas y probablemente menos en compañías en primeras fases. Habrá pocas salidas a bolsa y primarán las operaciones asociativas y de crecimiento no orgánico para coger tamaño viendo cómo evolucionan las cotizadas más grandes, mientras las rondas de capital siguen su curso. La mayoría de capital de inversión privado está invirtiendo en 'foodtech' con menos alegría, pero lo seguirá haciendo al menos en el corto plazo.

Las ventas de carne de origen vegetal, que sin duda ha sido el área de crecimiento más significativa, se han estancado en gran medida en los últimos 12 meses. Lo han hecho debido al cambio de comportamientos de compra después de la pandemia, cuando algunos consumidores optaron por no ser compradores habituales. Oatly o Beyond Meat, dos de las grandes cotizadas fabricantes de alimentos 'plant based', también han visto caer sus ventas y el precio de sus acciones de manera importante. Sin embargo, si juntamos todos los alimentos sostenibles cotizados su valor ha crecido un 181% desde enero de 2018 hasta hoy.

Por otro lado, aunque la recesión económica y los vientos en contra relacionados con la inflación pueden significar que la inversión no fluya tan libremente como lo habían hecho en años anteriores, el dinero seguirá llegando. No en vano en lo que va de año ha habido algunas operaciones importantes. Ahí están los 400 millones de dólares invertidos en Upside Foods, los 135 millones en Redefine Meat , los 120 millones en Remilk, los 100 millones en Wildtype y Next Gen Foods , y, por citar otra, los 85 millones en MycoTechnology.

Cosas en común

Sin embargo, esas empresas tienen grandes cosas en común. Están cerca de la comercialización o tienen ya productos en el mercado. Están relativamente establecidas, con propiedad intelectual significativa y tecnología difereanciadora. Pueden proporcionar fácilmente una prueba de concepto a los inversores, tener planes detallados sobre lo que van a hacer con los fondos de inversión y han articulado claramente sus caminos para escalar y llegar al mercado.

Por el contrario, las compañías que aún no están en esa etapa es probable que tengan o busquen oportunidades de fusiones y adquisiciones, asociaciones con otras empresas de su perfil o con jugadores más grandes. A pesar de todo lo que sucede en la economía global, el riesgo general de este sector -y especialmente en el nicho proteínas alternativas y de origen vegetal- se atisba bastante moderado. Las tecnologías están cada vez más probadas y la mayoría de compañías alimentarias -incluidas las de ingredientes- están directa o indirectamente involucradas en compañías que manejan estas tecnologías en fases más o menos avanzadas. Solo en los primeros meses del 2022 ha habido una empresa conjunta de alto perfil entre Kraft Heinz y NotCo, una asociación entre ADM y Eat Just , y la adquisición de Cultured Decadence por parte de Upside Foods; además de otras ampliaciones de capital o rondas de empresas como Redefine Meat o Impossible Foods.


A medida que la economía se desacelere, el camino podría ser más difícil para las 'foodtech' que necesitan fondos. Después de todo, la tecnología alimentaria necesita un gasto de capital intensivo, lo que requiere que las empresas gasten dinero en equipos, ingredientes e I+D para diseñar productos que funcionen. Después de crear una prueba de concepto, se necesita más inversión para crear productos a una escala industrial, así como para cualquier prueba necesaria para obtener la aprobaciones regulatorias.

En general, la tecnología agroalimentaria necesita ir más allá de depender solo de capital riesgo o de inversiones de capital privado para escalar. Esto es algo que quizás los gobiernos deberían estudiar y buscar herramientas facilitadoras como han hecho con éxito en otros países como Canadá, Israel o Singapur. Las decisiones de inversión son lentas y van a serlo todavía más; mientras los inversores, especialmente los nuevos, necesitan tiempo para analizar no solo los riesgos de mercado sino también aquellos científico-tecnológico. No todo se resuelve con escalado.

España no es ajena al interés

España no ha sido ajena a este interés por las 'foodtech', tanto por parte de los financiadores como por parte del entorno emprendedor, y aunque las cifras de 2021 pueden estar distorsionadas por la inversión en Glovo, es cierto que el crecimiento de la inversión se prevé que se mantenga este año por encima de los 500 millones de euros. Málaga o Valencia se han convertido en interesantes hubs de empresas de este sector. La perspectiva es buena aunque es cierto que la mayoría de proyectos siguen teniendo un tamaño pequeño y un riesgo tecnológico elevado. Aún así, el sector goza de una efervescencia más que interesante en nuestra comunidad . Empresas como Voltstone, Only Cookery, Okao Foods o Cuyna son buenos ejemplo de ello .

Existe un gap importante en las segundas rondas de financiación de muchas de estas compañías, especialmente por que suelen tener mucho retraso en desarrollo de prototipos o en sus escalados industriales. De ahí que las 'foodtech' o 'agrofoodtech' deberían abrir su espectro y no solo focalizarse en cómo cambiar los hábitos de consumo humano sino también en cambiar y mejorar la alimentación del ganado y de los cultivos. Este espectro más amplio es por donde están apostando los grandes de la alimentación y especialmente los fabricantes de ingredientes alimentarios.

Ignacio González Ochoa es socio director de AVD Consultores

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