VALÈNCIA.'Cuando un libro nos gusta, cuando un libro nos apasiona, siempre nos cuenta nuestra propia vida' decía Almudena Grandes. Y es que resulta casi imposible despedir a esta gran escritora sin citar sus propias palabras. Grandes, trató tanto al verso como a la prosa con una sensibilidad envidiable, abordó la memoria histórica desde relatos de vidas ajenas, y ante todo conmovió a sus lectores, esos mismos que según ella le permitían escribir "lo que ella quería y no lo que los demás esperaban". Trabajadora, investigadora y muy humilde, tal y como se muestra en su conversación con Culturplaza cuando se le pregunta sobre la construcción de sus personajes en su última novela La madre de Frankenstein, en la que respondía honestamente: “No sé explicarte muy bien cómo lo hago, porque yo, ante todo, soy una escritora y mi obligación es escribir libros lo mejor posible”.
Escribiendo libros lo mejor posible y mostrando todo su potencial publicó obras intachables, y que marcaron a generaciones completas como Las edades de Lulú. Fue su novela debut y a su vez la que la catapultó a la fama, en ella hablaba de la juventud y la sexualidad con sinceridad y sin tapujos. Sus obras le aseguran un legado difícil de superar, y que incluso hace que resulte complicado escribir sobre ella con palabras, esas mismas con las que ha escrito obras que permanecerán eternamente en nuestra memoria y nuestras estanterías.
Desde Culturplaza contactamos con algunas lectoras, que a día de hoy se han convertido en escritoras, para que compartan las obras que las marcaron. Aunque cabe recalcar que en esta pieza solo aparecen algunas de ellas, ya que otras están tan consternadas por la noticia que no han tenido tiempo suficiente para procesarla. A aquellas que se han armado de valor y palabras les planteamos que compartan con nosotros parte de su intimidad lectora para rendir un humilde homenaje a la autora.
Escritora
"Leí Las edades de Lulú cuando tenía catorce años. Entonces devoraba clásicos rusos, Bulgakov, Dostoievski, libros densos que requerían que mi cerebro adolescente se estirase como un chicle para acoger todas aquellas ideas. Las edades de Lulú, claro, era otra cosa. Recuerdo leerlo de noche, con el gesto torcido y una mezcla de fascinación y rechazo. Al contrario que mis otras lecturas, que guardaba bajo la almohada, al acabar unas páginas de Las Edades corría al armario y lo guardaba en el altillo, dentro de una caja de zapatos.
La energía del libro era desasosegante. El par de semanas que ocupé en leerlo viví en una nebulosa febril, atravesada por la culpa pero también por cierto orgullo, por la certeza de estar viviendo algo que era distinto, secreto, sólo mío. Muchos años más tarde tuve un amante con el que hice cosas que no relataré aquí (ni en ninguna otra parte), y los meses que aquello duró habité el mundo de la misma forma. Las edades de Lulú fue una puerta a un lugar nuevo, embriagador y peligroso, al que después volvería por mi propio pie. Como dicen los Smiths en Handsome Devil, "There's more to life than books, you know. But not much more."
Escritora y gestora cultural
"Castillos de cartón es el primer triángulo amoroso de mi imaginario, creo. Leí la novela por primera vez cuando era adolescente, y la volví a leer hace poco. Entonces me nubló la libertad con la que trataba el sexo, el alcohol y los excesos; ahora veo otras implicaciones. No es una novela erótica, es una novela sobre el amor y sus condiciones, sobre talento, fracaso y egos.
Es un retrato de la ilusión de una generación que bien podría ser la mía, que muestra el contraste entre una juventud despreocupada que lo vive todo intensamente, y su futuro, uno en el que sólo los que se convierten en adultos convencionales sobreviven. La novela va, en palabras de Almudena, de tres jóvenes artistas que "quisieron pegarle un mordisco demasiado grande a la vida" y experimentaron, cada uno a su manera, un fracaso anunciado."
Escritora
"Leí Las edades de Lulú en la adolescencia. Para mí fue una novela fundamental, cambió lo que por entonces intuía que era y podía ser la literatura, lo que era y podía ser el erotismo. Guardaba entre mis recortes algunos de sus artículos; recuerdo, especialmente, aquel en el que explicaba por qué había llamado a su hija Elisa, y pude contárselo porque tuve la suerte de estar con ella en dos ocasiones. Una, increíble, cuando presentó mi novela; la otra, en la presentación de la suya.
Fue maestra, compañera, siempre generosa. Creí que coincidiríamos más veces, imposible imaginar que ella, referente para tantas escritoras de mi generación, se marcharía tan pronto."
Poetisa y librera
"Atlas de geografía humana, fue una de las primeras novelas que leí de Almudena. Una novela que teje con una gran sensibilidad la vida de cuatro mujeres dispares que se sitúan en una edad en la que evalúan lo que ha sido su vida hasta el momento y si están a tiempo de encauzarla en busca de sus anhelos. Sin duda, recordaré siempre la vida de estas cuatro mujeres."
Escritora
"Hay unos cuantos libros que una recuerda de forma especial porque han sido como farolillos en su propio camino escritor, porque han alumbrado el deseo de crear con palabras. Uno de ellos fue Las edades de Lulú. La lectura del libro de Almudena me sacudió, su personaje femenino me hablaba en un lenguaje que reconocía y que era tan poco habitual en nuestra literatura de entonces. ¿Se puede hacer esto? Pensé. Sí, se puede. Por fin una escritora narraba como si nuestras vidas le fueran en ello.
Almudena ha sido muy importante, y no sólo por su literatura sino por el camino que abrió, porque nos mostró que se podía ir por allí, y lo hizo con la franqueza, la generosidad y la honestidad que la caracterizaban.
La deuda es grande, como su apellido, como su escritura."