CASTELLÓ. Los hosteleros de la plaza Santa Clara podrán posponer la reducción de sus terrazas si antes del jueves recurren el dictamen del Ayuntamiento de Castelló. La presentación de alegaciones, dentro del plazo de 10 días hábiles a contar a partir del 6 de octubre, cuando se notificó la disposición, amenaza con alargar la resolución del expediente hasta enero de 2021, teniendo en cuenta que para este tipo de procedimientos administrativos los servicios jurídicos cuentan con un margen de tres meses al objeto de resolver las reclamaciones. Esto quiere decir que hasta el próximo año no se aplicarían las restricciones.
Y es que cuatro establecimientos están obligados a disminuir de forma considerable su número de sillas y mesas al encontrarse en Zona Acústicamente Saturada (ZAS) y después del aviso de la Fiscalía Provincial acerca de la existencia de una denuncia vecinal, que alerta sobre la ocupación ilegal del mobiliario, de acuerdo con lo que establecen las medidas correctoras. Ante este requerimiento, el ejecutivo local se ve obligado a aplicar la ordenanza municipal de ocupación de vía pública aprobada en octubre de 2014.
Al vulnerarse el artículo 10.2.1, que señala que "la instalación de mesas y sillas y otros elementos auxiliares se autorizará en proporción a las dimensiones o superficie del local, resultando como máximo del 100% [...]", el Ayuntamiento notifica a los empresarios que deben minorar su moblaje exterior. En el caso de algunos negocios, como el Amado, drásticamente. Así, de las 16 mesas, 60 asientos y dos barriles (veladores) que dispone actualmente, ha de limitarse a cuatro tableros y 14 sillas.
Los hosteleros afectados por la medida trasladaron este lunes al consistorio, en una reunión mantenida con el concejal de Uso del Espacio Público, Jorge Ribes, que la restricción supone duro revés económico, prácticamente la estocada a sus establecimientos, de por sí tocados a consecuencia de la pérdida de ingresos por el coronavirus. Más allá de quedarse sin tres cuartas partes de sus terrazas (algo menos en un solo caso), se modifican los horarios de apertura y cierre. De 08.00 a 22.30 horas, jueves, viernes y sábado; y de 08.00 a 00.30 horas el resto de días en horario de invierno.
Los locales de la plaza Santa Clara no son los únicos que viven una situación complica por la pandemia. Las tascas de la calle Barracas tratan de recuperar un mínimo de actividad después de meses de cierre. Aunque no todas permanecen abiertas, las que sí llevan con la persiana levantada desde mediados de septiembre han visto mermada radicalmente su clientela.
En teoría, la menor afluencia de personas debería contribuir a obtener resultados prometedores en las mediciones iniciadas en febrero para plantear la eliminación de la ZAS a partir de 2021. Las siete estaciones instaladas llevan desde julio recogiendo datos ininterrumpidamente tras el paréntesis sufrido en marzo por el estado de alarma. Si no surge ninguna nueva paralización, para mediados del próximo año la empresa adjudicataria, Acusttel, estaría en condiciones de presentar un informe de conclusiones.
No obstante, y según la hoja de ruta marcada por el Acord de Fadrell, antes de cumplirse el año del contrato, la empresa debería ofrecer un primer informe con el propósito de estudiar la posible declaración de las tascas como espacio gastronómico. Sin embargo, por la covid-19 existen dudas sobre cuándo será posible abordar esta cuestión, fundamental para los empresarios como primer paso de cara a preservar sus negocios.