VALÈNCIA. Los Presupuestos de la Generalitat de 2022 ya han pasado a ser un foco de tensión en el seno del Botànic cuando ni siquiera han comenzado a negociarse en profundidad. Una escena que cada año se repite, pero que éste se ha producido de forma anticipada. En la semana en la que los departamentos tienen que volcar su propuesta para remitirla a Hacienda, el conseller del ramo, Vicent Soler, había convocado a los vicepresidentes del Gobierno valenciano: Mónica Oltra (Compromís) y Héctor Illueca (Podem).
La cita, según la comunicación oficial, tenía como objetivo iniciar las conversaciones para la elaboración de las cuentas. Y los encuentros iban a mantenerse por separado en el Palau de Valeriola (sede del departamento de Igualdad) y en el Palau de l'Almirall (sede del de Hacienda).
Iban, porque el primero de ellos no tendrá lugar. En la tarde de este miércoles, con la agenda ya transmitida a los medios de comunicación, Oltra decidía anular la reunión. Así, transmitía a Hacienda su preferencia por que tuviera lugar en una nueva fecha.
El motivo parece residir en la cronología de hechos. Oltra había pedido reunirse con el responsable de Hacienda desde hacía tiempo. Después de varias semanas rehuyendo el asunto, finalmente se acordó la semana pasada que el encuentro tendría lugar este jueves. A lo que a última hora se sumó que fuera público y, por lo tanto, abierto a los medios de comunicación.
Todo parecía ir bien... hasta que llegó la convocatoria oficial. Soler se citaba con Oltra a las 10.00h y a las 12.00h con el vicepresidente segundo. Dos horas después del envío, la también titular de Igualdad decidía suspenderlo. El hecho de incluir a otro socio del Ejecutivo este mismo miércoles restaba singularidad al encuentro.
El fondo de lo ocurrido, sin embargo, incluye más factores. Las reuniones preparadas por Soler con los dos vicepresidentes iban esta ocasión más allá por el momento en el que se producían. Septiembre siempre es el mes de arranque en la elaboración de las cuentas y los contactos entre los consellers que conforman las tres patas del Gobierno autonómico son habituales. Pero este año existe un factor añadido: la exigencia por parte de Compromís y de Podem de que la negociación sea global y conjunta entre los tres socios.
Como ha publicado Castellón Plaza, ambas coaliciones pretenden redoblar su presión sobre el PSPV para lograr esta reclamación. Algo que parece haber llevado a los socialistas a tratar de anticiparse al conflicto de manera rápida con la cita de este jueves ante todo lo que puede venir antes incluso de comenzar la ya clásica batalla en partidas o consellerias concretas.
La demanda no es nueva, puesto que Compromís lleva tiempo con ella encima de la mesa. Esta vez, sin embargo, parece que lo quiere pelear desde el principio. "Hemos sufrido seis años consecutivos una negociación que es incompatible con un Gobierno de coalición porque el responsable de Hacienda habla con cada una de las consellerias los Presupuestos y luego el Consell da el visto bueno. En 2020 reventó un sistema de elaboración de las cuentas y eso no puede ni va a volver a pasar. Con independencia de los plazos técnicos, no vamos a dar por cerrado el Presupuesto si la negociación no es radial", explicaban a este periódico.
A ello se une un nuevo actor, como es Podem, en una nueva era tras la salida de Rubén Martínez Dalmau como vicepresidente de la Generalitat y su relevo por Héctor Illueca. Hasta el momento, su papel había sido secundario en ese acuerdo de las cuentas, pero la estrategia política pasa ahora por que su representante en el Ejecutivo valenciano –seguramente la apuesta de los morados para ser cabeza de lista en las próximas elecciones– marque más perfil propio con posicionamientos políticos e ideológicos más claros.
El partido se ha sumado a la reclamación de esa negociación global y radial y también quiere opinar de toda la distribución de las partidas –sobre todo las más sociales– y no sólo de las de los departamentos que dirigen. También lo hacen sus compañeros de coalición, Esquerra Unida, con su consellera, Rosa Pérez, al frente.