CASTELLÓ. El sector azulejero castellonense ha cerrado Cersaie con un "optimismo moderado". Al menos esta es la percepción que tienen en la patronal Ascer y que verbaliza su secretario general, Alberto Echavarría. Esta valoración positiva se debe a la buena afluencia de visitantes, más que a la posibilidad de cerrar ventas -"la respuesta de los clientes ha sido bastante tibia", señala Echavarría a este respecto-.
De esta manera, tal y como ya se ha venido apuntando en el transcurso de la feria, ahora llega la hora de la verdad: "Con la feria terminada, empieza lo duro: hacer realidad los compromisos", señala el secretario general de Ascer. En el caso de que se materialicen los albaranes rellenados, esto supondría un soplo de aire fresco en la cuenta de resultados de las compañías, muy dañadas en los últimos meses.
Y esto se traduce ya de diferentes maneras en el sector. No en vano, como reconoce Echavarría, "al margen de lo que haya podido pasar esta semana, lo cierto es que las cifras siguen siendo muy preocupantes". Uno de estos indicadores se refiere a la producción en las factorías, que "va a llegar a un mínimo que no habíamos alcanzado desde la crisis del ladrillo". De esta manera, tras la caída del 22% en julio, las palabras del secretario general de Ascer apuntan a un descenso más acusado en los meses posteriores.
Otro de los indicadores que viene reflejando malas cifras es el de las ventas. En este sentido, Echavarría apunta reitera que las exportaciones "están cayendo, si no en todos, en casi todos los mercados importantes". Mientras tanto, "las medidas que llegan de Europa parece que nos están poniendo palos en las ruedas".
Con todo ello, desde la patronal azulejera, una vez que Bologna Fiere ha cerrado sus puertas a la 40ª edición de Cersaie, aseguran que al azulejo español le queda "un largo camino antes de que volvamos a dar buenas cifras".
