CASTELLÓ. Podem Castelló y Esquerra Unida (EUPV) se enfrentan a semanas cruciales para reeditar la confluencia. Ambas formaciones reactivan sus conversaciones, tras el parón orgánico de Navidad, con el propósito de acordar la candidatura cuanto antes y así comenzar a trabajar en la precampaña electoral. No en vano, se trata del único grupo con representación institucional que todavía no tienen definido su cabeza de lista después de que Vox anunciara el pasado 4 de enero que Alberto Ortolá será su alcaldable con vistas al 28M.
Todo hace indicar que la número uno y el resto de la lista de la convergencia no saldrá de unas primarias, como en 2019, sino que se consensuará de forma interna. El cambio de táctica respecto a lo que meses atrás se planteó obedece a dos cuestiones claras. Por un lado, se quiere ganar tiempo. La celebración de unas votaciones obligaría a fijar un calendario y el cumplimiento de los plazos podría alargar en exceso la resolución. Por otro, se busca evitar la imagen de ganadores y perdedores, que siempre deriva en un desgaste público. Más si el proceso acaba salpicado por alguna polémica.
En este contexto, dos figuras emergen sobre el resto para liderar la candidatura: la portavoz morada Marisol Barceló y la candidata municipal de EUPV Silvia Peris. Fuentes próximas a la negociación apuntan a que la segunda parte con cierta ventaja, ya que posee más experiencia política. En las últimas elecciones generales se presentó como número dos de Unides Podem. Además, formó parte activa en el diseño del Acord de Fadrell, sin olvidar que pertenece a la comisión de seguimiento. No obstante, la segunda cuenta con el aval de la dirección autonómica, que respaldó su propuesta cuando anunció la voluntad de encabezar el nuevo proyecto.
Con independencia de cuál de las dos sea finalmente la elegida como alcaldable, los partidos abogan por una candidatura cremallera y paritaria, dando especial protagonismo a la juventud. También consideran imperativo garantizar la máxima pluralidad para incorporar otros colectivos o corrientes situados a la izquierda del PSPV-PSOE. Eso sí, parece complicado una gran coalición con Compromís, como barajó EUPV en octubre.
La formación valencianista ratificó en noviembre a su alcaldable, Ignasi Garcia, y aprobó parte del equipo con el que piensa concurrir en las elecciones municipales. Hasta concretó los primeros 10 puestos, con la reserva de una plaza para una persona procedente de otra fuerza política. Esto significa que constituir un bloque de varios partidos queda fuera de la estrategia plebiscitaria.
Ante este escenario, los actores que pueden incorporarse a la confluencia compuesta por Podem y EUPV corresponden sectores muy implicados como el movimiento social. Por ejemplo, Alianza Verde, con la que el partido morado mantiene una estrecha relación. Sin ir más lejos, ambos celebran regularmente encuentros para profundizar en acciones institucionales y políticas que protejan el territorio y el litoral, afronten el reto del cambio climático y empujen una transición ecológica que atienda a la mayoría social.
La presencia de estos colectivos también pueden condicionar de alguna manera la composición final de la lista municipal de la convergencia. La idea es que ese encaje de bolillos igualmente se resuelva durante este mes para acelerar con la maquinaria electoral.