VALÈNCIA. Ciento cincuenta y cuatro sonetos ven la luz, impresos por vez primera, en 1609. Thomas Thorpe, el editor, firma la dedicatoria, al desconocido “W.H.”: TO.THE.ONLIE.BEGETTER.OF.THESE.INSVING.SONNETS (al único inspirador de los siguientes versos). Así, con la fuerza y energía de las mayúsculas, se iniciaba uno de los mayores misterios de la literatura inglesa: la identidad de ese “apuesto y agraciado joven”, figura sobre la que versan casi todos los poemas. En los primeros sonetos, el escritor dirige su voz al joven, incidiendo en su belleza y advirtiéndole que debe afianzarla. De no hacerlo, su hermosura morirá con él (thy unused beauty must be tomb’d with thee; Tu belleza no usada irá a la tumba). Y un hijo le propone el poeta (Make thee another self; Haz de ti otro ser), para salvaguardar su lindeza. Pero astuto, William Shakespeare, receta otra fórmula de supervivencia, en uno de los sonetos más reconocidos, el XVIII:
When in eternal lines to time thou growest:
So long as men can breathe or eyes can see,
So long lives this and this gives life to thee.
(Mientras crezcas en versos eternos, y mientras los hombres respiren y vean, así vivirán estos, y a ti te darán vida)
Wow. Pervivir a través de la poesía, de la pluma de Shakespeare. Y es que “el arte otorga inmortalidad”. Así de rotundos lo afirman Juanra Sanz y Bernardo Pajares en las primeras líneas de “Pasiones creativas” (Aguilar, 2024), un libro escrito a cuatro manos, casi en formato epistolar, como cartas que van y vuelven con respuestas. ¡Qué romántico!
A lo largo de sus doscientas y pico páginas, Bernardo y Juanra van desgranando las historias, que han ido descubriendo detrás de algunas obras de arte, consideradas hoy patrimonio artístico, que surgieron de relaciones sentimentales, sexuales y amistosas. Es bien sabido que el arte, en todas sus formas, emerge con las chispas que desatan la pasión, el amor y el desamor, siendo estas algunas de las principales emociones que activan la creatividad. El amor, sus pulsiones sentimentales, trascienden la intimidad de los y las artistas y funcionan como motivo para la creación. Si es que, para los amantes, después de su amor, nada hay tan maravilloso como proclamar que aman. Antonio Gala dixit.
Siguiendo su reconocido estilo, los autores comparten sus pequeños descubrimientos y reflexiones, arrojando luz sobre el impacto de las complejas relaciones de figuras como Edward Hopper y Josephine Nivison, Peter Hujar y David Wojnarowicz, Dora Maar y Picasso, Francis Bacon y sus amantes, Robert Mapplethorpe y Patti Smith, entre otros. A través de esta obra, que también es fruto del vínculo personal de Juanra y Ber, los lectores se sumergen en los polígonos amorosos que dieron lugar a maravillosas pinturas, esculturas y fotografías, que aún hoy reflejan las historias que las vieron nacer.
Estas páginas son el resultado de dos años de trabajo, entre la necesaria documentación y el proceso de escritura. Pero este libro es un reflejo de la intensa tarea de divulgación que llevan adelante estos jóvenes desde hace ya un tiempo. Desde su encuentro entre obras del Museo del Prado, Ber y Juanra nos van transmitiendo el legado que se esconde tras el patrimonio artístico, a través de sus conversaciones rigurosas, naturales, íntimas también, y en clave de humor. Bernardo dio inicio al pódcast Arte compacto en 2013, mientras trabajaba de vigilante en el Prado y, después de conocer a Juanra, empezaron a hacerlo juntos. Una marea de seguidores resultó de la iniciativa de comentar obra a obra del Museo del Prado durante el confinamiento. Desde 2021 graban sus episodios con público en espacios como el teatro del Barrio de Madrid, el Hotel TSH en Barcelona, museos y universidades de toda España, como en 2023, cuando grabaron el episodio “Ojos visionarios” con Pablo González Tornel con motivo de la exposición De la foscor a la llum. Cinc sigles d’art que tuvo lugar ese mismo año en el Palau de les Comunicacions de València.
La labor de divulgación o difusión del patrimonio artístico encarna en ocasiones alguna que otra dificultad. A pesar del creciente interés de la sociedad por el patrimonio y las expresiones artísticas, en ocasiones se hace necesario contextualizar las obras. Dejando el elitismo cultural de lado, Juanra y Ver locutan para conectar con el gran público, sin perder ni un ápice de rigor, pero hablando para que les entiendan hasta sus abuelas. Este trasvase de conocimiento hacia la sociedad acompaña a la academia, a la historia del arte, al trabajo desde las universidades y los museos, centros culturales que han empezado a comunicarse de una nueva forma, mucho más horizontal, interactuando con el público. Los museos escuchan a la comunidad que le rodea, proponen preguntas y plantean respuestas sobre nuestros intereses actuales, a través de las obras del pasado. Y todo esto manteniendo intactas sus funciones tradicionales: conservar y exponer, documentar, investigar, etc.
Además de la producción propia, Juanra y Bernardo emiten también desde las ondas de Radio 5, en un espacio de conversación sobre cultura diversa. Todos los sábados a las 18h (y durante 30 min) hablan de exposiciones, libros, arte con comisarios, autores, artistas de los que no se suele hablar en otros medios, cultura LGTBIQ+. Todos temas que les importan y les apasionan, seleccionando ellos mismos los contenidos, los/as entrevistadas, etc.
Si bien siempre que hablamos de patrimonio recurrimos al concepto de legado, de herencia cultural, de valores que mantienen su vigencia, cómo íbamos a obviar el patrimonio artístico que brota de la libertad creativa, fundamental para la expresión de las pasiones. Si consideramos valiosa una obra por su belleza, por las depuradas técnicas, por su estética o por su trascendencia en la historia del arte, aún podemos tenerla más en consideración cuando han sido las emociones sus impulsoras, y, por ende, inmortalizadas. Como la eternidad y felicidad prometidas por el poeta, Shakespeare, quien fue capaz de legar, con sus versos, la belleza de aquel apuesto joven, sin ni siquiera desvelar su identidad.
Las modificaciones respondían a la necesidad de mejoras en Colón 80 como centro de valoración de discapacidad antes del cambio de planes de Vicepresidencia