CASTELLÓ. ¿Y ahora qué? La dimisión de 16 de los 29 miembros de la Ejecutiva Municipal del PSPV de Castelló provoca un escenario inédito, aunque contemplado en los estatutos para evitar que el vacío de poder se alargue en el tiempo. Consumada la disolución con la cascada de renuncias, y una vez informado el órgano superior del partido, ahora corresponde a la dirección provincial proponer una gestora a la Federal.
El eventual grupo de trabajo ha de estar compuesto por un mínimo de tres militantes, sin que exista un tope respecto al número. No obstante, fuentes consultadas señalan que esa comisión puente, siempre con un presidente al frente, no se vislumbra excesivamente numerosa ante la necesidad de agilizar los plazos.
El reglamento orgánico socialista establece que, a partir de su puesta en marcha, la gestora dispondrá de un máximo de 90 días para convocar la asamblea constituyente, en la que se aprobará una nueva Ejecutiva Municipal. Ese plazo apuntaría hacia finales del mes de julio, pero posiblemente los acontecimientos se precipitarán después de las elecciones europeas de junio.
El objetivo de precipitar un relevo busca reactivar el PSPV en la capital de la Plana ante la "inacción" del secretario general, Germán Renau. Algunas voces consideran que el movimiento se produce justo ahora "de manera natural" tras la renovación impelida en la Ejecutiva de País con la proclamación de Diana Morant hace apenas un mes en Benicàssim.
En este contexto, de las abdicaciones en bloque subyace un acuerdo interno entre casi todas las familias que integran la agrupación local. De las 16 renuncias, 14 corresponden a miembros que pertenecen a la corriente Soca o que originariamente se identificaron con ella, cuyo principal exponente es la senadora y exalcaldesa, Amparo Marco. Se tratan de: Patricia Puerta, José Luis López, Jorge Ribes, Mónica Barabas, Mary Carme Ribera, Omar Braina, Gema Soriano, Salvador Hugo, Emilio Llanos, Eva Lidón Barreda, Asunción García, Valeria Torregrosa, Manuel Pegueroles y Paola Valerino. Los otros dos, Sergio Tomás y Andrea González, conformaron la candidatura de Renau en 2022 cuando este se postuló para liderar el partido.
A pesar de los intereses comunes por forzar un cambio, el nuevo proceso augura un juego de equilibrismo dentro de la agrupación socialista, muy dada a protagonizar rencillas por el poder. De ahí que fuentes consultadas apunten a que más que buscar un nuevo referente de consenso, el gran desafío para estas semanas radique en pactar una dirección que no reabra viejas heridas.
Habrá que ver qué papel jugará el secretario general saliente y su núcleo duro (Alexis Barrio, Pep Lluís Grau, Iván Bono y Sofía Fernández). Por el momento, el exparlamentario todavía no se ha planteado cuál será su estrategia, aunque advierte que "siempre haré lo que sea mejor para el partido y estaré dispuesto a trabajar si me lo pide".
Renau asegura no haber recibido ninguna comunicación oficial respecto a la disolución de la Ejecutiva Municipal. "Me he enterado de todo por la prensa. Creo que en política las formas tienen importancia igual o superior al fondo. En este caso, pienso que es un error", asevera. El exdiputado se defiende de aquellos que le afean su pasividad. "Siempre he actuado con responsabilidad . Cuando fui desautorizado con la lista municipal, debí dimitir y no lo hice para no perjudicar al partido. Creo que no era el momento de hacer esto", concluye.