Foto: GVABRUSELAS. “Argelia está más cerca de Alicante que Madrid”. Con estas palabras, el president de la Generalitat, Ximo Puig, ha dejado patente la importancia de retomar las relaciones políticas y comerciales con este país, tras su desencuentro con el presidente Pedro Sánchez, afectando especialmente las relaciones comerciales valencianas. El Gobierno español decidió el verano pasado apoyar a Marruecos en su anexión del Sáhara Occidental, contrariando al gobierno argelino, que se diputa este territorio con Rabat desde que España abandonó en 1975 el territorio saharaui a su suerte.
La reacción de Argelia, en un momento de crisis energética alentada por la guerra entre Rusia y Ucrania, ha sido el cierre de relaciones comerciales y transacciones bancarias con las empresas españolas, además de la reducción y encarecimiento de suministro de gas. Para la economía valenciana, la repercusión ha sido especialmente negativa ya que, junto a Catalunya, suponen más del 50% de las exportaciones del Estado español hacia Argelia. Especialmente importante es la afección al sector de las fritas, esmaltes y colores y a la maquinaria cerámica, tal y como ha destacado.
El president Puig ha hecho una pequeña escala en Bruselas, de camino la Feria textil de Francfort para reunirse con el Alto Representante de la UE y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell, en la sede del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAS). En la rueda de prensa posterior, en esta sede, Ximo Puig ha explicado ante la prensa los temas que se han tratado. “Hemos abordado temas en los que la Comunitat Valenciana también tiene opinión y la cuestión central ha sido la relación comercial de Argelia con España. Nuestra aposición es que la UE debe garantizar el cumplimiento del los acuerdos que existen con este país”, declaró el president en relación a la dificultad de las empresas valencianas para exportar y acceder a los pagos.
El president ha añadido que “la UE apoya al Estado miembro y está con las decisiones que ha tomado España, y de lo que se trata es de que se restablezca la legalidad y el protocolo”. Y aseguró que “Borrell conoce la situación y ha trasladado que lo que intenta hacer la Unión Europea es buscar fórmulas de reencuentro entre Argelia y España, sobre todo en lo que respecta a la relación comercial con las Comunidades Autónomas". En este sentido, adelantó que Borrell visitará Argelia para interceder.
De otro lado, el president Puig trasladó la preocupación para la agricultura valenciana, en especial, que suponen los Tratados del libre comercio con terceros países, que están compitiendo de forma desleal con nuestros productos. “Hemos hablado de lo que significan los acuerdos comerciales con países fuera de la UE, que son positivos pero tienen que partir de la reciprocidad para que los Tratados con el resto del mundo no afecten de forma negativa a nuestra economía”, añadió.
Desde que se firmó el Tratado de libre comercio entre la UE y Sudáfrica en 2016, el comercio de naranjas valencianos ha caído en picado respecto a precios y a la seguridad de los cultivos, por la entrada de cítricos sudafricanos con plaga. La “reciprocidad” a que se ha referido Puig se refiere a que los cultivos de terceros países no pasan por los controles sanitarios exigidos por la UE ni cumplen los estándares europeos de condiciones laborales e impuestos en origen, lo que constituye una competencia desleal respecto a los productos europeos.
Como curiosidad, Puig destacó que “precisamente hoy se cumplen 92 años del Manifest per Europa de l’Ateneu Mercantil firmado en València”, y destacando el espíritu europeísta que ya adelantó Joan Lluis Vives en su época. Se da la casualidad de que el humanista valenciano del siglo XVI está enterrado en Brujas, tras exiliarse voluntariamente después de que la Inquisición persiguiera a su familia y condenara a muerte a su padre por su origen judío. Toda su vida la pasó entre Inglaterra, París y Lovaina, cultivando la amistad de Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam.
