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proyectos dirigidos por mujeres de castellón 

Trabajo creativo: sacar el tiempo para hacer la vida posible

4/01/2024 - 

CASTELLÓ. Son varios los proyectos creativos que están concebidos y dirigidos por mujeres de Castellón. Y aunque son también varias las ramas y distintas las generaciones, se encuentran coincidencias. El diseño gráfico tiene bastante presencia; desde estudios que se dedican profesionalmente hasta quien es estudiante y empezó a diseñar por cuenta propia. También quienes trabajan las artes plásticas con sus manos, desde hace años y como autónomas, o quienes se han juntado como asociación, para allanar el camino de quien se lanza como artista, cualquiera que sea su disciplina, en nuestra ciudad.

¿Cómo trabajan, qué planean, qué pelean y de dónde sacan el tiempo?

La Puput Gràfica es una cooperativa de comunicación visual integrada por Tania Manchado y Àgueda Alonso, especializadas en diseño gráfico y desarrollo web. Remarcan que cuando realizan el diseño de una web también colaboran para mantenerla y seguir desarrollándola. Tania recuerda lo que pasa con muchos proyectos “si luego no se mueven… eso se queda ahí. Hay toda una parte de redes, mantenimiento, contenido y aportar nuestra visión”. “Incluso redacción de textos cuando algo nos chirría… sobre todo en temas de género, intentamos meter un poco de baza si no lo vemos muy claro”, añade Àgueda.

El punto de vista ecológico forma parte de la idiosincrasia de La Puput, por ejemplo a la hora de imprimir: “Intentamos recomendar papeles y tintas un poco más ecológicos. Incluso  el diseño, no es lo mismo gastar un fondo negro que partir del color que tenga una hoja, y más si es para algo efímero, como un cartel. O si no hace falta imprimir, hemos vivido el cambio y es cierto que cada vez se imprime menos”.

Àgueda y Tania comenzaron a colaborar en 2015, Tania explica que han tenido crisis “de todos los colores, económicamente ha ido variando, pero profesionalmente creo que estamos en el mejor momento, la forma de trabajo está más consolidada”. La Puput trabajan desde el cooperativismo y la horizontalidad. “Es una cooperativa de trabajo social, es autoempleo, y aunque no hemos llegado a gestionarlo oficialmente, no hay ánimo de lucro, es simplemente para vivir”.

La Puput intentan compaginar vida y trabajo “en el sentido de hacer posible la vida”. En el autoempleo la tendencia es a trabajar en cualquier momento, “fines de semana, horarios locos, hasta las tantas de la noche... Lo hemos hecho y ya no”.

Àgueda expone que “trabajar con los valores que crees que son adecuados también es muy gratificante, aplicas lo que crees en tu día a día. Y al final también somos un porcentaje del PIB y estamos ayudando a crear un tipo de economía basada en unos valores totalmente diferentes”.

Las circunstancias políticas siempre conllevan cambios en la demanda de trabajo “pero tampoco podemos depender de la política, también buscamos proyectos un poco más fuera de ahí”.

La Puput subraya que hay que intentar que se valore el trabajo creativo. “Se pueden hacer cosas de forma altruista pero trabajar para alguien siempre tiene que estar retribuido. Nosotras lo reflejamos todo en presupuestos, si sólo puedes pagar X, te aplico un descuento, pero queda reflejado que el trabajo vale una cosa y en este caso tú estás pagando menos. Muchas veces las cosas sólo se hablan… No. Un presupuesto, escrito”.

Aunque en lo creativo es complicado valorar qué vale cada cosa ”puedes necesitar 2h o 20, pero cuando llevas varios trabajos ya vas sabiendo… y tampoco, a veces abres el ordenador y ya han pasado dos horas” (ríen).

María Muntyan. Foto: Laura Amoros

María Muntyan es una estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, lleva un año diseñando por cuenta propia. “Soy una persona muy activa y estaba pasando por una etapa de sentirme inútil, con la carrera también, porque es un poco de todo, pero a la vez de nada”. María empezó realizando un diseño para la camiseta de una banda local, poco a poco siguió diseñando según sus intereses, libros, películas, música… “Me sirvió para coger rutina y luego llegaron los encargos. Empecé a hacer cartelería y ahora también lo hago todo más enfocado a redes, dimensiones y formatos para Instagram, logotipos… Aprendes a moverte con las habilidades que tienes para hacer algo decente”.

A la hora de cobrar María confiesa que a veces ha empatizado demasiado, aunque también considera que la creatividad es un proceso, siendo algo complicado calcular el tiempo que se necesita. “La creatividad no es sólo dibujar, sino saber plasmar cosas en la vida real y hacer que sean útiles”.

Comenta como diseñadora que la gente pide cosas muy contradictorias, generando en ocasiones mucho ruido alrededor que complica trabajar con naturalidad. Es decir, intentar contentar a todos no es una buena idea. “Al principio sí que tuve experiencias en que noté que no se confiaba en mí. La mayoría de gente sí que lo entiende, sobre todo si se dedican a artes, pero veo necesario dar ese voto de confianza al criterio del profesional”.  Al respecto también trae la idea de que a veces una mujer tiene que “sobresforzarse o sobresalir para que empiecen a valorarla, a tenerla en cuenta en su trabajo; y ya no entre la media; sino entre las mujeres y luego entre los hombres”.

María también destaca “ese multitasking que nos están inculcando, tienes que ser diseñador, a la vez editor, llevar redes…” Aprender un poco de todo está bien pero opina que esto nos hace estar más desconectados y que a veces se evitan oportunidades, sobre todo a quien está especializado en una cosa. “Ahora se busca no depender de nadie”.

Silvia Rojas 

Por otra parte, en 2017 Silvia Rojas montó su estudio creativo Get Me, expertos en branding y diseño web. Se formó en Gráfica Publicitaria en la Escuela de Artes y Oficios y después se marchó a Barcelona, pasando por diversas agencias, además de trabajar cerámica por todo el mundo. Actualmente también se está formando en Inteligencia Artificial.

Silvia explica que su proyecto “surgió a partir de llevar años trabajando para otros y de la necesidad de poder tener el contacto directo con los clientes, poder darles un servicio más humano y cercano, algo que en las agencias pienso que se pierde”.

En 2021 se incorporó al estudio Pablo, la pareja de Silvia, para llevar la parte de desarrollo web. “Nos gusta trabajar para pequeñas marcas y proyectos”, explica que hay cierta dificultad en “encontrar clientes alineados con tu propósito y creencias. Y cómo no, la seguridad económica, que cuando trabajas por cuenta ajena siempre tienes resuelta”.

Silvia expresa que, desde que creó el estudio, su experiencia ha sido muy buena y que ha encontrado una gran comunidad de mujeres emprendedoras. “El 95% de nuestras clientas son mujeres y eso nos encanta porque la experiencia nos ha enseñado que el trabajo siempre es más fluido y nos entendemos mejor. Pero hombres, tranquis, que también sois bienvenidos en Get Me”.

En cuanto al uso de redes, Silvia empezó moviéndose mucho por Instagram, de donde vienen gran parte de sus clientas. “Movernos en el mundo online nos ha permitido no tener que salir de Castellón para conseguir clientes, tenemos clientes de todas partes de España, incluso de China y EEUU”.

Alas de Papel

En otro entorno más allá del diseño gráfico encontramos Alas de Papelun espacio de cotrabajo integrado por Míriam Olivares (taller de cerámica), Raquel Horta (grabado) y Laura Sánchez de Mora (grabado, pintura). En Alas de Papel las tres trabajan obra propia y organizan talleres. ”Por otro lado está Tintoreras, que lo formamos 2 de nosotras, un colectivo de artistas donde hacemos proyectos de arteterapia, casi todos los años hemos colaborado con Cruz Roja en un programa de salud mental”.

En 2022 colaboraron con el Museo de Bellas Artes con el ciclo ‘Noches lunáticas’ una vez al mes, “la idea era visibilizar a mujeres artistas, en cada sesión hacíamos el pase de un vídeo de una mujer artista, y luego una actividad plástica, en relación con la temática que trataba esa mujer o con su proceso creativo”.

“Tintoreras se quedaba pequeño para hacer serigrafía y así llegamos a Alas de Papel que nos da la oportunidad de trabajar con grupos más grandes y montar más cosas”. Entre los talleres que proponen, Laura habla de la actividad <<tardeo creativo>>: “los viernes, se invita a experimentar un proceso artístico, se junta gente con mismos intereses, se pone un pica pica… para generar un poco de comunidad artística, aprender y llevarte a casa algo hecho con tus propias manos”. Los fines de semana Miriam hace el taller de cerámica “la idea es que toquen el barro, con o sin experiencia, también se generan dinámicas de grupo, unas risas…!”

Laura se formó en artes plásticas, después hizo un master en arteterapia. “A la vez que iba trabajando en algo que no tenía que ver con el mundo del arte me iba formando en él”. Destaca el necesitar de una fuente de ingresos para poder dedicarse al arte: “mis sueños los he buscado currando de otra cosa para poder dedicarme a esto de manera autónoma, depender de alguien es super complicado en el mundo de las artes plásticas”.

Miriam se formó en la escuela de Artes y Oficios, ha trabajado en el diseño de cerámica, como profesora y en azulejeras, aunque “aquí el diseño industrial que hay es estar delante de un ordenador, a mí lo que me gusta es el taller, el barro, así que me saqué el título para la docencia”.

Raquel es trabajadora social, se ocupa mucho en salud mental, a raíz de formarse como arteterapeuta en Barcelona empezó también a formarse en técnicas de grabado. “Para mí la arteterapia era una forma de acercarme a la salud mental con otro tipo de herramientas, no sólo las convencionales, tuve la oportunidad de reducir mi jornada para apostar por tintoreras y la arteterapia, pero sigo necesitando mi trabajo”.

“La arteterapia es un acompañamiento a personas que están en un momento de su vida más frágil, que tienen alguna problemática -que tenemos todos-. Es acompañar a la persona a través de su proceso creativo”, explica Raquel que se genera un vínculo entre el arteterapeuta, la persona que crea y la producción que está haciendo, siendo algo que puede estar más o menos dirigido.

“No es pintar mandalas” -ríe y continúa- “a través del proceso creativo la persona o grupo tienen que solventar muchas problemáticas, a nivel de material… En la toma de decisiones hay todo un trabajo de empoderamiento, muy sutil pero que tiene una aplicación en el día a día. Es el acompañamiento, la reflexión y el aporte de materiales que nutran el proceso creativo de esa persona”.

Laura admite que “presentar proyectos de arteterapia como tal a instituciones no es fácil, ahora se empieza a conocer, pero en nuestra época teníamos que irnos fuera a formarnos”. Raquel añade que “mucha gente no sabe ni qué es y a veces se confunde y no se le da la importancia, cuando tiene la misma validez que otros tipos de terapia, y como cualquier terapia: por sí mismas no curan, te ofrecen herramientas para solventar o pasar baches. La idea es ofrecer herramientas que te puedan ayudar a conocerte también”.

Para Laura el tema institucional es “prácticamente un apoyo 0, en mi experiencia nunca he tenido ayuda por parte del Estado, ninguna institución ni nada. Y cuando hemos intentado presentar cosas nos ha costado muchísimo. Es complicado que te escuchen como artista autónoma”.

Para 2024 preparan una actividad en el Jardín Botánico de Valencia, así como un taller de serigrafía, o una pequeña tienda a la entrada del espacio: “que la gente sepa que aquí pueden comprar cosas diferentes, hechas a mano, estamos muy en contra del consumismo masivo, volver más a ese consumo más cercano, y que la ciudadanía lo apoye, no productos hechos de modo masivo, que son más baratos pero acaba resultando en más y más basura para el planeta”, agrega Miriam que de este modo no se le da valor al objeto.

Laura también trabaja en la biblioteca Rafalafena donde hace un taller de distintas técnicas de collage relacionadas con una escritora. “La idea está muy clara, entre otras cosas yo trabajo por y para que se conozcan y reivindiquen la obra y procesos creativos de las mujeres. Si el mundo del arte ya es en general complicado, para la mujer aún lo es más. Entonces al mostrar esas cosas, también te estás mostrando, el valor que estás poniendo a esas mujeres es también para que se generen referentes y se nos valore ahora también a nosotras, las artistas de la actualidad”.

“Aunque tengamos poco tiempo se crea un ambiente de compartir lo que hacemos entre nosotras” Miriam afirma que les gustaría hacer un proyecto que conjugue la actividad de las tres “siempre nos hemos quedado con las ganas y siempre estamos pensando en cosas futuras, tenemos este lugar, estamos un poco ahí en la cueva, y sin prisa pero sin pausa”.

La Simulación

En la misma línea pero con otra estructura, La Simulación sigue avanzando para enriquecer el panorama como asociación cultural. Surgió del trabajo final de grado de Michelle Estepa (camarógrafa) y Aitana Coderch. “Nos apetecía hacer un proyecto grande y currárnoslo a muerte. Necesitábamos muchísima gente…” Lanzaron un formulario para quien le apeteciera participar; interpretación, sonido, iluminación, fotografía… “Abrimos todos los roles que hay en una producción y acabaron participando 40 personas, que me parece un montón para un trabajo de carrera de dos personas sin experiencia”.

No se quedó en un cortometraje y continuaron con la iniciativa de encontrar y juntar gente para hacer más proyectos. Recientemente La Simulación puso en marcha la plataforma Genkoa: “es una iniciativa guay que va a tener futuro porque va a ayudar a conectar los diferentes artistas que no tienen medios” explica Gema Madueño (diseño de interiores), que se ha incorporado recientemente a la asociación.

Michelle puntualiza que “los medios que se necesitan pueden ser económicos, de formación, tanto como tener a gente que crea en ti. La salud mental que nos apoya la asociación es algo grande, el apoyo que tenemos, las recomendaciones que nos damos… A veces nos bajamos los pies, pero nunca decimos que no a hacer algo, sino que planteamos cómo lo haríamos”.

Para Ishtar Uribe (técnico de sonido) Genkoa consiste en esa parte de sinergía entre los artistas y el sector técnico, “también se trata de conectar a los artistas emergentes, sin olvidar el sector profesional que ya existe. En la ciudad hay gente muy profesional trabajando y de la que se puede aprender, es importante hacer esas conexiones”

Tanto Laura en Alas de Papel, como Tania en La Puput Gràfica, habían contemplado crear ideas similares a Genkoa y celebran y respaldan la iniciativa. Laura refiere que “los artistas estamos muy desconectados, intergeneracionalmente también, nosotras que somos de una generación que tiene ya sobre los 40 años no tenemos conexión con los de 20. Al no haber un colegio de artistas o un sitio donde nos podamos reunir…”, Tania reconoce que “al final vamos todas tan a tope que es difícil sacar todos los proyectos, es lo que pasa cuando trabajas con presupuestos pequeños, tienes que trabajar mucho”. María, como diseñadora para un colectivo cultural, observa que “cuando das oportunidades a unos círculos, también hay otros que se benefician, por ejemplo si hay más conciertos, quien diseña carteles ahora tiene más oportunidades”.

En tanto a la idea de la multitarea, Ishtar describe que participa de muchas ramas: “estoy un poco en todo sin ser experta de nada. Sí tengo una especialidad que es sonido, soy técnico, pero al final lo que más hago es gestión cultural.”

La Simulación son unas personalidades dispuestas a entrar en todos los “jaleos”. “La asociación es un hobby pero también es lo que nos gusta profesionalmente” Michelle habla de que todos los proyectos que quieren hacer los llevan, “siempre tienes a alguien que te va a decir ‘te ayudo’. Esto les impulsa, además de que funcionan como un espacio seguro; “para formarnos, aprender, iniciar los primeros contactos y pasos hacia lo que te gusta”.

Exponen que empezar en “el mundillo” es bastante duro, no siempre se tiene el nivel de una producción grande y “las producciones pequeñas son horribles, si te pagan, no te pagan como debe ser, no te dan las condiciones que tocan…”

En perspectiva de género La Simulación habla de cómo nos enseña la vida en general a afrontar el trabajo, en el caso de Ishtar: “muchos de mis compañeros hombres puede que tengan las mismas paranoias que yo, pero la forma de gestionar es totalmente distinta. Yo me juzgo y me presiono muchísimo más, si no llegas al punto de perfeccionismo puede venir otro, al que tal vez no se le da tan bien, pero van a verle menos fallos. Estarán menos pendientes, porque sí está en el contexto que toca. Hay pocas mujeres técnicos de sonido, entonces estoy en el punto de mira todo el rato”.

Michelle trabaja en una empresa junto a 6 hombres, y explica que con el tiempo su actitud en los rodajes ha cambiado “antes me quedaba detrás, ahora quiero que de buenas a primeras sepan que soy yo con quien tienen que tratar”.

La Simulación reflexiona que en general hay mucha presión sobre todo el mundo que trabaja en el sector: “o eres un flipado de la vida -¿qué te vas a dedicar tú a eso?- o hay una estigmatización muy grande de que eres un maleante si te dedicas a X ramas, o todo el sector… La asociación también es para hacer esa comunidad, facilitar que tengas gente al lado que te diga: es complicado, pero tira. Y porque nos ha perdido siempre el amor al arte”.

Ishtar afirma que llega un momento en que sacan el tiempo de debajo de las piedras para todas las actividades que han realizado hasta ahora. En cuanto a esa parte de organización y las dificultades del camino burocrático, atestiguan: “jamás se ha cobrado un duro, a veces hemos tenido que poner dinero de nuestro bolsillo para contratar un profesor o a quien sea, porque obviamente han cobrado, y lo que tenían que cobrar”.

El próximo 25 de enero La Simulación prepara un evento en la sala Terra, donde finalizarán el sorteo que lanzaron en Navidad y que servirá como punto de reunión, también tendrán lugar distintas actividades: stands de varios artistas, micro abierto y una clase de baile. “Es un pequeño vistazo a lo que hablamos, reivindicar el arte, que esté la gente, hacer contacto y comunidad”.

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