CASTELLÓ. No quieren mirar a otra parte, las nuevas generaciones quieren quedarse. Desarrollar su talento creativo en la ciudad y en el pueblo de donde son. Les enseñaron que es fuera donde se gestan las oportunidades. Mejor irse a Madrid o Barcelona. Además, ya advierten que viene otra crisis. Pero no, se acabó lo de marcharse. Los zetas se quedan para reactivar el tejido artístico y hacer de su casa un hogar donde habrá oportunidades, pese a que –como han aprendido- las dificultades por trabajar no desaparecerán de un plumazo. “Una compañera que es técnico de sonido nos insiste mucho en que no nos vayamos fuera a buscar trabajo, que podemos crear más industria en Castellón”. La joven que hay detrás de estas palabras está cursando el último curso de Comunicación Audiovisual. Se llama Michelle Estepa y ha querido adelantarse a lo que pueda pasar tras salir de la universidad. Para ello ha creado, junto a otras compañeras, La Simulación, una asociación que busca conectar el talento existente con ideas creadas sin demasiados recursos.
Estepa lanzó - junto a Aitana Coderech y Marta Asunción – un formulario en Instagram donde demandaba ayuda para poder realizar el cortometraje que la UJI les pedía como Trabajo Final de Grado. A su llamada de ‘auxilio’ acabaron vinculándose 40 personas y diferentes empresas –como Domino’s Pizza o la editora Kaicron- que les proporcionó su patrocinio. “No esperábamos a tanta gente, por eso, cuando acabamos el corto quisimos dar forma a una asociación que ofrezca a los jóvenes una manera de empezar o continuar. Podemos proporcionar una red de contactos, experiencias y herramientas”. La Simulación va dirigida así a todas aquellas personas que se dediquen –o tengan intención de dedicarse- a la danza, la pintura, el diseño, la producción audiovisual, la interpretación, la fotografía o la producción musical. En definitiva, a cualquier ámbito artístico.
La forma de unirse a esta red sigue siendo igual de sencilla que fue en su momento con el TFG. Sus impulsoras –a las que ahora se han unido Inés Martínez e Ishtar Uribe- han publicado de nuevo un formulario en el que piden a aquellos interesados que digan si tienen experiencia en el sector, qué les gustaría aprender o si tienen alguna idea a desarrollar. “Es una forma rápida de encontrar contactos para las diferentes necesidades que puedan surgir a la hora de emprender un proyecto nuevo”, explica Estapa. Sin sede física, al menos de momento, todo este contenido se pondrá encontrar en las redes sociales y en una página web donde, los miembros de la asociación, podrán ver los diferentes perfiles que están empezando a sumarse a la red. A partir de ahí, la imaginación está echada. “Al igual que nosotras estaremos particularmente abiertas a propuestas, propondremos también proyectos”, afirman.
Todo esta idea, que puede parecer ‘aventurada’, ya cuenta con su pequeño colchón para empezar. Además de talleres que han ido preparado previamente, las emprendedoras han recibido una subvención que el Ayuntamiento de Castelló dedica a proyectos de entidades juveniles. En este caso, el financiamiento -de casi 400 euros- también llega para cubrir los gastos del corto, pero a sus creadores les sirve, como pronto, para arrancar. En consonancia, otra de las labores de la red es ayudar económicamente a tantos trabajos como puedan abrazar. “Estos tendrán que tener ciertos requisitos y posteriormente valoraremos en qué porcentaje podemos subvencionarlos. Pero, hay muchas posibilidades, porque salen bastantes ayudas anuales”, aseguran.
Igualmente, lo que pretende La Simuladora no es tanto un efecto llamada, sino conseguir la regeneración de un sector que quedó sacudido tras el exilio forzoso de muchos profesionales. De ahí la importancia que tiene la figura de aprendiz. “Tenemos amigos que, por ejemplo, son muy buenos en fotografía pero no en vídeo y les gustaría aprender. Por eso, la plataforma además de crear sinergias quiere servir como un intercambio. Habrá cursos que ayudarán a continuar ampliando conocimientos a la vez que tu círculo de trabajo”. Estos talleres siempre estarán impartidos por niveles y no solamente cubrirán inquietudes artísticas, también se enfocarán a resolver gestiones burocráticas que pueden surgir mientras se trabaja. No volver a tropezar con la piedra de la ‘precariedad’ es su convicción.