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opinión

Tras la guerra y la estanflación llegará la recesión económica

Es el momento de hablar del 'efecto Cantillon', que describe el impacto desigual de las políticas monetarias sobre la economía como explica el analista

14/03/2022 - 

MADRID. Hoy toca hablar de historia. El marco reciente recuerda a aquellos conceptos macroeconómicos que estudiamos en la universidad para darle nombre a contextos concretos. Es el momento de hablar del 'efecto Cantillon', que describe el impacto desigual de las políticas monetarias sobre la economía. Por ejemplo, si un banco central inyecta más dinero en la economía, el aumento resultante de los precios no se produce uniformemente.

Richard Cantillon (1680-1734) fue el primer economista en afirmar que todo cambio en la oferta monetaria distorsiona la estructura de una economía, puesto que el dinero de nueva creación no es distribuido ni simultánea ni uniformemente entre la población. Partiendo de la base de que una expansión monetaria supone una transferencia de riqueza.

Por otro lado, según Milton Friedman los cambios en la oferta monetaria no tienen efecto alguno sobre la economía real a largo plazo. Cuando los agentes se dan cuenta de que su dinero vale menos que antes ajustan su comportamiento, exigiendo salarios correspondientes a los aumentos de los precios (recordemos que ante la subida de la inflación y de los tipos de interés, los salarios también deben subir, algo que ya no ocurre, al menos, con la misma intensidad). Una vez que se realizan estos cambios el desempleo y la producción terminan en el mismo lugar que antes.

Sin embargo, esta visión no explica los mecanismos detrás de los incrementos en los niveles de precios. Aquellos que reciben el dinero de nueva creación en primer lugar ganan poder adquisitivo al tener la posibilidad de adquirir bienes de consumo o de capital a precios relativamente inferiores. O invertir en bolsa, que es lo que ha ocurrido durante estos últimos dos años. Pero los últimos, sin embargo, solo podrán hacerlo una vez que los precios ya hayan subido. Por eso las expansiones de la oferta monetaria nunca son neutrales.

Precios artificialmente altos

¿Qué pasa si los precios no suben? Si se diera esta circunstancia en la economía, por lo tanto en una depresión, podría darse el caso de que un incremento de la oferta monetaria (BCE o Fed) no consiga aumentar los precios. ¿Se invalida en este caso el efecto Cantillon? La respuesta es que no porque se seguiría dando el mismo proceso de redistribución. El incremento de la oferta monetaria evitaría la bajada de los precios al nivel que les correspondería si no hubiese habido estímulo monetario alguno.

Los productores se benefician de los precios artificialmente altos. Los consumidores no pueden aprovecharse de la caída de los precios -a través del aumento del poder adquisitivo de sus ingresos- y como la inflación es el impuesto a los pobres suelen ser estos quienes pagan las consecuencias.


Los bancos centrales suelen justificar sus programas de expansión monetaria con el llamado 'efecto riqueza'. El argumento es que una mayor parte de los salarios se podrá destinar al consumo si la riqueza de los ciudadanos aumenta como consecuencia de los incrementos del valor de las acciones y propiedades inmobiliarias. Pero ¿todo el mundo tiene la capacidad o el capital suficiente para invertir en bolsa o en inmuebles?

Muchos economistas -especialmente dentro de la escuela austríaca- critican estas políticas. El argumento es que la bajada de los tipos de interés y compras de activos de los bancos centrales incrementan el valor de los activos financieros. Pero la propiedad de estos activos no es uniforme a lo largo de la sociedad. Los más ricos poseen una gran parte de su riqueza en los mercados. Pero los más pobres, al no tener capacidad para ahorrar y por lo tanto invertir, no pueden beneficiarse de este efecto, mientras se deteriora el poder adquisitivo de sus salarios.

Cofinanciar la guerra

Entonces, la Eurozona comienza a emitir deuda para cofinanciar una guerra que tendría un arreglo relativamente simple. Todo ello marcado por los egos de varios dirigentes totalmente radicalizados y focalizados en sus intereses personales y la energía verde, mientras la clase política acomodada marca una actuación que luego, en términos reales, a ellos les son totalmente insensibles.

Desde Europa se ve esta ocasión como el punto de inflexión perfecto para mutualizar más y más deuda, privatizando los beneficios y socializando las pérdidas. Mucho cuidado con lo que viene. Crisis de deuda, depreciación estructural del euro, recesión inminente, tipos de largo plazo ya han hecho techo sobre todo en aquellos superiores a 10 años. Cuidado.

Darío García es analista de XTB

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