CASTELLÓ. Rubén Verdú ha sido uno de los futbolistas más damnificados por la llegada de Óscar Cano al banquillo del Castellón. El lateral izquierdo pasó de ser titular habitual con Sergi Escobar y David Gutiérrez a contar muy poco en los esquemas del técnico actual, con quien ha jugado apenas seis partidos.
La ubicación de Satrústegui en banda se ha convertido en una constante en las preferencias del preparador granadino, lo que ha relegado al jerezano a un segundo plano.
Sin embargo, al futbolista de 34 años se le presenta una nueva oportunidad, ante el Peralada, después de que Satrústegui haya cumplido ciclo de tarjetas en la última jornada, lo que le hará perderse este importante choque. Así las cosas, Verdú podría aprovechar la situación para volver al once por primera vez desde el 30 de enero, cuando jugó los 90 minutos del partido que los albinegros perdieron ante el Hércules en Castalia y en el que el andaluz falló un penalti.
“Sería un privilegio poder jugar este partido y ayudar a mis compañeros porque es una final y tenemos muchas ganas de sacarlo adelante”, comenta Verdú, quien tiene claro cómo hay que afrontar el encuentro ante el filial catalán. “Debemos presionar mucho y hacer que estos chavales estén incómodos, miren a la grada y sientan la presión de Castalia. Sobre todo tenemos que atacarles e ir a por el partido”, subraya.
Verdú reconoce que el feudo albinegro puede ser el factor diferencial de la permanencia de su equipo, pues dos de los tres partidos que le quedan por jugar al Castellón tendrán lugar en ese escenario. Pero tampoco olvida la importancia del choque frente al Conquense, en la penúltima jornada. “Será muy importante sacar los partidos de casa porque nos aseguraría la permanencia, pero también nos gustaría que el último partido ante el Barcelona B lo pudiéramos disfrutar y que para entonces estuviese todo el pescado vendido”, apunta el lateral.