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crónica por los otros / OPINIÓN

El 8M del primer mundo

Foto: EVA MÁÑEZ

Cada manifestación convocada con motivo del 8 de marzo representa un empoderamiento del que muchas personas, mujeres y hombres,  nos sentimos bien orgullosas y representadas. Pero ¿es un movimiento que representa a todas las mujeres del planeta por igual? ¿Son las reivindicaciones del “primer mundo” inclusivas con todas las realidades discriminatorias a las que se enfrentan las mujeres en otros lugares del mundo? 

11/03/2023 - 

Desde que el miércoles tuvieran lugar las manifestaciones en este país por el 8M, estoy intentando averiguar si en otro países se vive por igual este sentimiento reivindicativo que nos invade de orgullo y empoderamiento feminista.  

Me gustaría conocer si este movimiento 8M que tanto nos representa y que inunda nuestro país durante días, se circunscribe a las reivindicaciones de la “mujer blanca del primer mundo” (que se suele decir) o mujeres de otros países se sienten igualmente representadas. Desde aquí queremos pensar que representamos con nuestras convocatorias y reivindicaciones a todas las mujeres por igual pues es nuestra intención, pero tengo dudas que la realidad sea como la pensamos y la imaginamos. De momento me cuesta encontrar convocatorias tan masivas como la que desde hace unos años tenemos en España en otros países sean del norte o del sur. 

Deberíamos trabajar en que nuestro feminismo no sea excluyente  con otras realidades pues el feminismo que aquí defendemos se centra sobre todo en la lucha contra el machismo, pero hay otros entornos donde el feminismo lucha contra varios frentes a la vez: el machismo y racismo.

El sentido de la reivindicación es el mismo pues el Día Internacional de la Mujer se constituye como  un día dedicado a la lucha por la igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. Es la lucha en la igualdad de derechos, es la defensa por un mundo más justo y  un entorno más bueno para todas las personas que habitamos este planeta. 

El 8M empezó a conmemorarse por la ONU en 1975 con sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexo.  Unas reivindicaciones que han ido evolucionando con el paso de los años pues cada año las manifestaciones y sus reivindicaciones son el reflejo y la fotografía de la realidad que vivimos las mujeres.

De hecho aunque este año el lema mundial impulsado por la ONU hacía referencia al derecho al acceso a la digitalización de las mujeres  con el lema  sido "Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género” la realidad de las pancartas, al menos en València, han visibilizado sobre todo reivindicaciones relacionadas más con la libertad sexual de las mujeres y su derecho a elegir. 

El miedo a volver a casa solas, las violaciones grupales, las agresiones sexuales a las mujeres cuando dicen no, las críticas a la ley trans, las rebajas de condena con las ley del sólo si es si…  ha sido la nota general reivindicativa que han reflejado la gran mayoría de las pancartas en la manifestación de este año.  

Foto: EVA MÁÑEZDesde hace unos años las pancartas y los gritos de “lucha” con motivo del 8M van más en la dirección de reivindicaciones relacionadas con la libertad sexual  y la libertad de elegir.

Son miedos y reivindicaciones que movilizan a las gente joven de este país  con las que todas y todos nos sentimos representadas. Sólo con ver las pancartas y las imágenes de las manifestaciones en los últimos años con frases como “A mi también me gustan las mujeres y no las acoso” o “Si tocan a una, nos tocan a todas”,  vemos la gran preocupación en este momento por donde va. 

Y es que desde el terrible caso de La Manada en 2016, junto al movimiento internacional “Me Too” que comenzó de forma viral como hashtag en las redes sociales en 2017 para denunciar la agresión sexual y el acoso sexual, a raíz de las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein; las manifestaciones por el 8M cobraron una fuerza especial que sigue hasta hoy día. 

Tras el caso de la Manada y del movimiento “Me Too” podemos decir que se produjo una evolución en las  propias reivindicaciones de las manifestaciones y se constató un incrementó de chicas muy jóvenes empoderadas que salen  desde entonces a la calle para reivindicar sus derechos.

El 8M sigue siendo un día causantes de muchas discrepancias por las organizaciones convocantes, por el baile de números de asistencia a la misma, y este año por las tensiones en torno a  ley trans, la ley de paridad o la “ley del solo si es si” … todo suma. 

En toda esta reflexión y pensamientos me vienen las mujeres de otros países con los que he convivido en otros años. Mujeres indígenas, por ejemplo, mujeres de tribus africanas, mujeres en situación de pobreza, etc. e intento ponerme en sus realidades ( las que he conocido) e intentar meterme en sus pensamientos para ver si se sienten representadas con estas reivindicaciones, con estas pancartas y con estos discursos del “primermundo” ( entiendan la expresión del término). Está claro que cada país tiene unas realidades y unas condiciones determinadas y que las mujeres que habitan en ellos luchan por sus derechos cercanos y los que les afectan de manera directa. 

Hay guiños que vemos a través de onegés que trabajan la igualdad en otros países, convocatorias o determinadas reivindicaciones que nos llegan por redes o por otros medios de las contrapartes locales pero no consigo cerciorar con mis colegas de profesión de otros países que el impacto sea parecido al que vivimos en este país. 

La semana que viene… más! 

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